Mercedes Clase E, una berlina convertida en varios coches a la vez 

La sexta generación del modelo alemán ha sabido combinar clasicismo con modernidad, pero ¿cómo se traduce esto en la carretera?

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La sexta generación del Mercedes Clase E mantiene su clasicismo con toques modernos.

Mientras mira a un futuro electrificado, Mercedes no pierde de vista su pasado y su tradición. Así es como ha afrontado la concepción de la sexta generación del Mercedes Clase E: ha modernizado un modelo atemporal sin estropear lo que, hasta ahora, funciona bien. Y lo ha hecho convirtiendo una berlina en varios coches a la vez. 

¿Qué es, entonces, el nuevo Mercedes Clase E? Ante todo, es una berlina (disponible desde 63.425 euros). Al mismo tiempo, cuenta con una versión familiar (Estate) para aquellos que necesitan más espacio interior y más maletero (su capacidad crece hasta los 615 litros).

Y Mercedes suma otra variante enfocada a la conducción todoterreno (All Terrain) con una mayor altura libre al suelo (+4,6 centímetros) y ciertas aptitudes útiles fuera del asfalto, como la tracción total, su capacidad de remolque, su modo de conducción específico o la suspensión neumática con control continuo de los amortiguadores, que es de serie. 

Centrando el foco en el protagonista de esta prueba, el Mercedes Clase E, podría definirse como una versión a escala del Mercedes Clase S: no en vano, ambos se asientan sobre la misma plataforma MRA II. 

El Mercedes Clase mide 4,949 metros de largo, 1,880 de ancho y 1,468 de alto. Su batalla es de 2,961 metros (ha crecido 2,2 centímetros) y tiene un peso de 1.750 kilos. La capacidad de su maletero es de 570 litros, que se reduce a 370 en el caso de las versiones que son híbridas enchufables. 

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Clasicismo con toques modernos

El Mercedes Clase E conserva el aire clásico y elegante de siempre, con una carrocería sin adornos y con formas lisas, que tiene un coeficiente aerodinámico de 0,23 Cx. 

La marca alemana ha querido darle un toque moderno con los faros traseros, en forma de estrella, y con la parrilla delantera donde se vuelve a reproducir el emblema del fabricante: una considerable estrella de tres puntas en el centro de un panel que dibuja un patrón con estrellas más pequeñas. Opcionalmente, se puede iluminar. Esta combinación se verá, a partir de ahora, en más modelos de la firma de Stuttgart. 

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Más espacio en el interior

Al abrir la puerta del conductor, aguarda un interior rico en materiales y diseño. Buenos acabados, así como materias primas recicladas y renovables. 

Los asientos destacan por su comodidad, pero en el caso de los delanteros pueden incorporar ventilación y una función de masaje. Cuentan con ajustes eléctricos cuyos controles se ubican en las puertas y permiten una minuciosa configuración. 

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El conductor de un Mercedes Clase E de sexta generación tendrá entre sus manos un volante de tres radios achatado en su parte inferior y equipado con levas para cambiar de marchas en el modo Sport y para ajustar la frenada regenerativa en los modos Eléctrico e Híbrido. 

La fila delantera tiene 0,5 centímetros más de espacio para la cabeza, mientras que la trasera se beneficia de esa mayor distancia entre ejes. Así las cosas, los pasajeros del Mercedes Clase E disponen de 2,5 centímetros más para los codos, un centímetro más para las rodillas y 1,7 para las piernas. Un espacio más propio del Mercedes Clase S, que sólo enturbia el elevado túnel central. 

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Una berlina muy tecnológica 

Aunque el espacio y el confort tienen mucho espacio en la configuración interior del Mercedes Clase E, lo más llamativo es, sin duda, la Superscreen. Una enorme pantalla que abarca todo el salpicadero y que, en realidad, son tres: el cuadro de instrumentos digital de 10,25 pulgadas, la superficie táctil central de 14,4 pulgadas y la del acompañante, que también mide 10,25 pulgadas. 

Enmarcada por un borde metálico, cuya parte superior alberga algunas de las salidas de aire (electrónicas y manuales), se complementa con el head-up display con realidad aumentada y con la nueva franja de iluminación ambiental activa que recorre el tablero superior y llega a los paneles de las puertas. Se mueve y cambia de color en función del ritmo de la música. 

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Lo más curioso de esta enorme pantalla es que, además, de controlar buena parte de los ajustes del Mercedes Clase E, es, también, compatible con aplicaciones de terceros como el navegador Vivaldi, YouTube, Zoom, Angry Bird, TikTok… Además, gracias a la cámara interior, en ella los ocupantes se pueden hacer selfies. 

Las funciones que no dependen de la Superscreen se pueden manejar en los botones hápticos que Mercedes ha situado debajo de la pantalla central. Es ahí donde se pueden seleccionar los modos de conducción, el volumen o la vista de la cámara. 

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Sin dejar de lado el apartado tecnológico, el Mercedes Clase E cuenta con un notable despliegue de ayudas a la conducción. Un ejemplo de ello es el asistente de carril, que emite una libera vibración en el volante para nada intrusiva. Sí pueden resultar molestas las alertas sonoras que avisan sobre los límites de velocidad y, en determinados momentos, resulta abrumador el nivel de información disponible en el head up display, en el cuadro de instrumentos y en la pantalla central. 

En esa lista de sistemas de ayuda también figura el Cambio Automático de Carril (ALC), que permite hacer este movimiento de forma autónoma para llevar a cabo adelantamientos: una tecnología que estrena el Mercedes Clase E. 

Se suma el Intelligent Park Pilot, la detección de distracciones (algo que realiza con la cámara interior) o la frenada de emergencia en intersecciones y giros. En lo que a confort se refiere, el sistema de climatización de la berlina alemana cuenta con una función antimareo (Energizing Confort) y con otra que ayuda a canalizar el estrés con ejercicios de respiración (Energizing Coach). 

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La gama mecánica del Mercedes Clase E 

Si por algo se caracteriza la gama mecánica del Mercedes Clase E es por estar electrificada en mayor o menor medida: cuenta con tres motores con tecnología microhíbrida y con tres híbridos enchufables. O lo que es lo mismo: etiquetas Eco y Cero para la berlina alemana. 

Motores microhíbridos 

  • Mercedes Clase E 220d: motor diésel de cuatro cilindros y 2.0 litros con 197 CV, 440 Nm y tracción trasera. 
  • Mercedes Clase E 220d 4Matic: el mismo motor diésel con 197 CV, 400 Nm y tracción total. 
  • Mercedes Clase E 200: motor de gasolina 2.0 con cuatro cilindros con 204 CV y 320 Nm. 
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Motores híbridos enchufables

  • Mercedes Clase E 300 e, el protagonista de la prueba: combina un motor eléctrico de 129 CV (95 kW) con uno de gasolina 2.0 con cuatro cilindros y 201 CV. La potencia total es de 313 CV, que van al eje trasero a través de una caja de cambios manual de nueve velocidades. Tiene un par máximo de 500 Nm. 
  • Mercedes Clase E 300 e 4Matic: 313 CV, 650 Nm, transmisión automática de nueve velocidades y tracción total. 
  • Mercedes Clase E 400 e 4Matic: 381 CV, 650 Nm, transmisión automática de nueve velocidades y tracción integral. 

Todos ellos van asociados a una nueva batería con 25,4 kWh de capacidad, que promete una autonomía, según el Ciclo WLTP, de 95-118 kilómetros. Además, se puede poner a punto en cargadores con potencias de 11 kW (corriente alterna) o de 55 (corriente continua). 

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El Mercedes Clase E, a prueba 

Como buena berlina que es, el Mercedes Clase E promete una conducción alejada de todo estrés. Algo parecido a una burbuja capaz de aislar a su conductor y a sus acompañantes dentro de un ambiente de lujo. Y aquí, la casa de Stuttgart ha sabido conservar esta filosofía. 

La marca alemana ha propuesto, para este test en el Alentejo (Portugal), un recorrido mixto que, eso sí, no está equilibrado: son más los kilómetros de autovía que los de carreteras secundarias. Algo lógico si se tiene en cuenta que las berlinas son coches concebidos para viajar. 

La unidad de prueba es el Mercedes Clase E 300 e, un híbrido enchufable que, al pisar el pedal derecho, devuelve al conductor una aceleración progresiva, suave y contundente. El chasis tiene aplomo y el coche exhibe un comportamiento valiente a pesar de sus medidas y sus kilos.

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La dirección es tan ligera como precisa y, además, responde con rapidez. Tal y como se espera en este tipo de berlinas, el sistema de amortiguación absorbe a la perfección las irregularidades de la carretera. Aunque su confort de marcha es tan cómodo que el conductor no se cansa por muchos kilómetros que acumule, sí hay alguna pega: el freno es algo esponjoso y esto puede restar algo de confianza en curva. Es consecuencia de la frenada regenerativa de esta versión. 

En autovías y autopistas, la sensación que transmite el Mercedes Clase E es de calma. Sí es cierto que se cuela algo de ruido, procedente de los neumáticos y del aire, cuando se opta por un ritmo muy alegre. Cuando la carretera se complica, la berlina confiesa que lo suyo no es la agilidad y el dinamismo: no está concebida para las emociones fuertes y, a pesar de ello, apenas se aprecian balanceos. 

Y en cuanto a los modos de conducción y, dejando a un lado el Eléctrico y el Híbrido, las diferencias con el Sport se limitan a una dirección más firme, un acelerador más fino y una respuesta más aguda de la caja de cambios. 

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