Con leves diferencias respecto a su hermano francés de grupo, el Renault Clio, este Mitsubishi Colt renacido 11 años después de que se dejara de vender, tiene en este motor híbrido con GLP, una versión muy interesante.
Pero sin adelantar demasiados acontecimientos, hay que comenzar por ver dónde están las diferencia con el Clio. Y es que prácticamente no existen, a no ser por una parrilla central algo diferente y, evidentemente, por los logos y denominaciones.
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Este coche es eminentemente urbano y es en este entorno donde se le sacará el mayor partido. Sobre todo por sus medidas: 4,05 metros de longitud, 1,80 de ancho y 1,44 de alto. Y para dar la vuelta, necesita un espacio de 10,4 metros.

Los grupos ópticos delanteros son muy modernos y aportan gran parte de la personalidad de este Colt. Sobre todo con la ‘coreografía’ que interpretan al acercarse a él y solo con tener la llave en el bolsillo.
Interior sencillo pero bien resuelto
No hay que dejarse engañar por sus medidas exteriores porque, aunque evidentemente no tiene un gran salón a bordo, sí que se puede disfrutar de un espacio mayor del que a priori se puede uno imaginar.
Delante, los asientos son cómodos y con un mullido algo blando que puede pasar factura en un viaje largo, pero como ya se indicaba y aunque se pueden afrontar sin problemas, no es el vehículo más indicado para completar grandes trayectos.

Detrás hay espacio suficiente para dos adultos, aunque la anchura no sea muy apta para tres. Tampoco lo es el hueco para las piernas si se mide sobre el 1,80 metros de altura, o menos si los pasajeros delanteros son grandes y echan el asiento algo para atrás.

El maletero, pues eso, apto para llevar trolleys de los cuatro o cinco pasajeros y pasar un puente. Si las vacaciones se alargan, no parece que se pueda llevar todo el equipaje necesario en sus 340 litros disponibles.

El acabado ofrecido con la combinación de GLP únicamente es el Motion, el más bajo, algo difícilmente entendible y que vuelve a mostrar una clara orientación ciudadana más que viajera.
Por eso, la pantalla central táctil, que aglutina el sistema de infoentretenimiento es de solo siete pulgadas. Eso sí, aunque no tiene navegador, su funcionamiento es bastante fluido y tiene conexión inalámbrica con los teléfonos móviles más habituales.

También es de siete pulgadas la pantalla tras el volante que muestra los relojes en los que, por cierto, no marca el número de revoluciones del motor. Solo marca con una raya cada 1.000 rpm. No sobraba poner el número.

Mecánica de GLP
El Grupo Renault y, este socio, Mitsubishi, son de los pocos fabricantes en España que ofrecen una motorización híbrida de gasolina y GLP que solo por esto tiene derecho a la etiqueta ECO de la DGT.
Se trata de una mecánica de un litro de cubicaje y tres cilindros, con turbo, que desarrolla una potencia de 100 CV y que puede funcionar indistintamente con uno u otro combustible. Esto es elegible por el conductor a través de un botón situado a la izquierda del volante. Eso sí, cuando falta alguno de los dos combustibles, automáticamente se activa el otro.

Con una capacidad de 18 kilos de GLP o 39 litros de gasolina, además de un consumo más elevado del primero (unos 9 kilos de GLP cada 100 kilómetros) que de la gasolina (unos 6,5 l/100 km de media real) el depósito de gas se terminará bastante antes, pero aún así da para recorrer más de 200 kilómetros.
En marcha
El paso de una energía a otra no se percibe en demasía, tapado en parte por la rumorosidad de este motor tricilíndrico cuando sube de revoluciones.
Eso sí, parece que tiene muchos más de esos 100 CV declarados, porque su ímpetu sobre todo en marchas cortas parece rondar los 140-150 CV. Sin duda, beneficiado por las relaciones cortas de su caja de cambios manual de seis velocidades y por su bajo peso que ronda los 1.200 kilos.

Por eso no es de extrañar que si el asfalto no está perfectamente seco, la tracción delantera y esa entrada de potencia con el turbo, hagan perder tracción y hacer que la dirección pierda parte de su eficacia.
Y es que en vías rápidas el Colt observa un buen aplomo y da mucha confianza al conductor, incluso si hay irregularidades o se realizan cambios rápidos de dirección. La suspensión tiene un tarado muy equilibrado entre sujeción de la carrocería y confort de los pasajeros. El cambio, manual de seis velocidades tiene buen tacto y su uso resulta rápido y agradable, pero también se nota demasiada holgura en la palanca una vez introducida la marcha.

Pero con todo, lo mejor del Mitsubishi Colt es que resulta un coche muy apto para la circulación urbana y para viajar, aunque evidentemente en este entorno se note menos cómodo.
Su precio es de 20.150 euros que, con la campaña descuento de 1.000 euros, se quedará en 19.150. El Renault Clio sale algo más barato, pero tiene un equipamiento ligeramente menor y, sobre todo, menos glamour que la marca japonesa de los tres diamantes.
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