Desde febrero ya se podían hacer pedidos y en junio se entregarán las primeras unidades. Se trata del Renault Rafale, el nuevo buque insignia de la marca francesa (con permiso del Espace), un SUV con carrocería de estilo cupé de 4,71 metros de longitud que hereda el nombre del Renault Caudron Rafale, un avión que en los años treinta batió el récord de velocidad con más de 400 km/h.
Ahora llega al segmento de los SUV grandes gracias a esa longitud, a una anchura de 1,86 metros; a una altura de 1,61 metros y, sobre todo a la misma distancia entre ejes que el Renault Espace, de 2,74 metros.
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En directo, de lo que más llama la atención es su parrilla, con unas celdas con forma de rombo que parecen moverse al pasar por delante.
En el interior, además de sus grandes pantallas digitales (12,3 pulgadas tras el volante y 12 en el centro), llama la atención el techo Solarbay, ya visto en el Renault Scenic y que aquí también será una opción.
En el salpicadero también destaca, justo delante del copiloto, un elemento nunca visto hasta ahora entre coches de producción: pizarra.
El espacio a bordo es muy amplio, correspondiente a esas medidas exteriores. Sobre todo en las plazas traseras, eso sí, con dos asientos como tal. La zona central de la banqueta es algo más dura y es que, como confiesa la marca, es un coche que, a pesar del espacio que ofrece a bordo, está pensado para una pareja con un par de hijos adolescentes, por ejemplo.
Así se comporta el Renault Rafale
Al volante del Renault Rafale, en carreteras de todo tipo entre Sevilla y Huelva, se nota que es un SUV de carácter deportivo.
La dirección a las cuatro ruedas colabora en un guiado muy muy bueno, a lo que se añade un diámetro de giro muy pequeño (10,4 metros), tanto como el de un Renault Clio. Con las ruedas traseras girando un grado en la misma dirección a más de 50 km/h, las curvas de radio amplio a alta velocidad se afrontan con mucha confianza.
Además, una suspensión firme, más orientada hacia la deportividad, sujeta muy bien la carrocería y no se nota tanto bamboleo como en su hermano pequeño, el Renault Austral.
También colabora a estas buenas sensaciones el eje trasero multibrazo, que en carreteras bacheadas y viradas mantiene al Rafale por el sitio y sin perder la compostura.
El eléctrico francés cuenta con cuatro niveles de intensidad para aumentar o disminuir la frenada regenerativa. En el más potente prácticamente se puede conducir sin apretar el pedal de freno, siempre que se anticipe bastante la conducción. Pero si se utiliza este pedal, otro elemento que da muy buenas sensaciones y muy buen tacto es el equipo de frenado. No hay ciertos cambios de presión y ciertos escalones que sí se notan en otros coches híbridos.
Y es que este Renault, efectivamente, es híbrido. Cuenta con un motor de combustión 1.2 de tres cilindros y 130 CV, que se complementa con dos motores eléctricos, uno principal de 50 kW (70 CV) alimentado por una batería de dos kWh a 400 V y otro secundario de 18 kW (25 CV). En total: 200 CV.
Su potencia es suficiente para mover con agilidad el Rafale y sus cerca de 1.700 kilos. De 0 a 100 km/h pasa en 8,9 segundos, alcanzando los 180 km/h de velocidad máxima. Eso sí, siempre que el motor eléctrico principal cuenta con energía. Si no, sí que se nota un bajón de rendimiento muy importante. Lo bueno es que esto es difícil de ver, ya que el sistema se ocupa de tener la batería con la suficiente carga como para darle energía.
También la caja de cambios automática multimodo funciona muy bien y muy rápidamente. Al igual que en el Espace, utiliza dos marchas para el motor eléctrico principal y cuatro para el de combustión interna, con 15 combinaciones posibles de funcionamiento entre ambos propulsores.
Aunque, claro, no todo iba a ser perfecto. Lo que menos convence es el evidente y a veces algo desesperante vacío de potencia previo a la entrada del turbo, que muestra este motor cuando se pisa el acelerador con un poquito más de énfasis al demandar más potencia y más rápidamente.
Y es que, cuanto más se hunde el acelerador, más ahogado se queda el coche. Y con las levas tras el volante no se puede paliar, ya que se han dedicado a la frenada regenerativa. Un mal menor, pero que en un SUV con pretensiones deportivas no debería pasar.
Consumo, precio y acabados
Con un consumo homologado de 4,7 l/100 km y la etiqueta ECO en el parabrisas, es otro argumento de compra de lo más interesante. Pero también es cierto que en esta prueba subió a algo más de seis litros, algo normal por la conducción exigente realizada para comprobar su motor y su chasis. Con todo, es un consumo sobresaliente para un coche como este.
Como se decía al principio, en junio ya se entregan las primeras unidades del Renault Rafale en sus dos acabados.
El de acceso a la gama es el denominado Techno, que sale por 41.807 euros con los descuentos promocionales de la marca aplicados. Y el más completo, llamado esprit Alpine, llega a un precio de 46.172 euros.
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