Durante años, la capacidad de vadear grandes masas de agua ha sido una fantasía reservada a vehículos militares o a extravagantes preparaciones. Sin embargo, en China, esta cualidad se ha convertido en el nuevo y más polémico campo de batalla automovilístico. El mercado asiático asiste a una guerra abierta de titanes flotantes, un enfrentamiento donde el lujo y la tecnología más puntera buscan conquistar los ríos y lagos.
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De hecho, BYD que ha inaugurado en la ciudad de Zhengzhou (China) un espacio único para probar vehículos de nueva energía en condiciones extremas, ha incluido en ese parque de atracciones para los vehículos de la marca una piscina de cruce de agua de 70 metros de largo, que está diseñada exclusivamente para el YangWang U8. Gracias a un cristal de observación submarina, los usuarios pueden presenciar cómo el vehículo maniobra sin esfuerzo hacia delante, girando o retrocediendo dentro del agua.
El desafío del Yangtsé
Hasta hace poco, este Yangwang U8, un SUV eléctrico con 1.200 CV y un sistema de flotación que le permite desplazarse a 3 km/h durante 30 minutos, era el único exponente automovilístico que se sentía como pez en el agua. No obstante, su reinado en solitario ha terminado de forma abrupta. Un nuevo y ambicioso contendiente ha irrumpido en escena: el Jetour Zongheng G700 de Chery, que ha marcado territorio con una demostración espectacular, posicionándose inmediatamente como la alternativa real.
El pasado 16 de octubre, este SUV se convirtió en el primer vehículo de su categoría en cruzar el imponente río Yangtsé, la arteria fluvial más larga de China. La travesía cubrió 1.480 metros en tan solo 22 minutos. Esta proeza exhibió con claridad el músculo tecnológico que respalda al recién llegado, el cual estará disponible por un precio de entre 45.000 y 56.000 euros. Equipado con una arquitectura de 800 V y un potente motor híbrido turboalimentado, el vehículo navegó a una velocidad de unos 7 km/h, manteniendo la estabilidad gracias a un giroscopio de seis ejes que ajusta el equilibrio de forma continua. Los expertos hablan de una tecnología impresionante.
La ola que generó destrozos
La ostentación de estas proezas, que a menudo son ejercicios de marketing más que de uso práctico, esconde una cara mucho más oscura. La guerra se ha también se está librando en tierra firme, específicamente en un barrio de la ciudad de Zhuhai, pero esta vez contra los SUV flotadores. El problema se gestó tras el paso del tifón Ragasa, que inundó la población el pasado mes de septiembre. El dueño de un Yangwang U8, confiado en las capacidades anfibias de su vehículo, decidió atravesar una zona anegada. El resultado fue devastador: la poderosa ola generada por el SUV rompió escaparates y causó importantes daños estructurales en los comercios locales, dejando tras de sí cristales destrozados y persianas metálicas deformadas por la fuerza del agua.
La policía citó en comisaría al conductor. Por su parte, los comerciantes afectados, con significativas pérdidas a sus espaladas, presentaron las correspondientes denuncias. El incidente resultó ser una ironía cruel, dado que el U8 está diseñado y posicionado por BYD para salvar vidas en situaciones de emergencia, no para arrasar con la propiedad privada a su paso en un ejercicio de osadía personal.
Emergencia, no aventura
Tanto en BYD como Chery insisten en que la función anfibia está diseñada exclusivamente para situaciones extremas: riadas repentinas, inundaciones o cruces forzosos. No son, bajo ningún concepto, funciones recreativas. La línea entre una espectacular maniobra de marketing y una herramienta de seguridad esencial es cada vez más difusa, pero el incidente de Zhuhai ha dejado claro el riesgo que implica anteponer la aventura personal a la seguridad colectiva.
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Entusiasta del motor en toda su magnitud, preferiblemente los V12. Le dijeron que cuatro ruedas eran mejor que dos, por eso se compró otra moto. Claro que también le apasiona cuando van las cuatro juntas. Ha trabajado como creativo publicitario para muchas marcas de coches y motos e hizo la mili en esto de juntar letras en la editorial Luike.