FWD, AWD, 4×2, 4×4… Son siglas que acompañan habitualmente al nombre de diversos modelos de coches y que pueden inducir a error en su significado. Y ahora las nuevas posibilidades tecnológicas de los vehículos electrificados no han hecho más que complicar la cuestión.
Para empezar, hay que distinguir entre lo que es un vehículo de tracción y otro de propulsión. Mientras que los primeros transmiten la potencia de su motor a las ruedas delanteras, los segundos lo hacen a las del eje trasero.
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En general se les denomina coches de transmisión 4×2. Y si los de tracción delantera destacan por una conducción más dócil, tradicionalmente los de propulsión suelen ser propios de modelos más deportivos.
Sin embargo, a día de hoy esta diferencia ya no es tan marcada tras la llegada de los coches 100% eléctricos y sus diferentes posibilidades de combinar varios motores.
Permanente o desconectable
Entre los coches con cuatro ruedas motrices o también conocidos como de tracción total, también hay que diferenciar entre los de transmisión integral AWD (All Wheels Drive) y los 4×4 de transmisión desconectable FWD (Four Wheels Drive).
En el primer caso, la tracción a las cuatro ruedas es del tipo permanente y reparte de forma constante la potencia entre ambos ejes a través de un diferencial. Por el contrario, los del tipo desconectable permiten desengranar la transmisión de uno de los ejes, generalmente el delantero, para circular por carretera y poder así ahorrar esfuerzo y energía a la mecánica.
Este último tipo de vehículos 4×4 suelen ser todoterrenos puros, preparados para afrontar las condiciones más difíciles fuera de la carretera y, los más eficaces, incorporan además una caja de cambios con reductora que acorta las marchas para aportar más fuerza en el avance por terrenos abruptos.
Por último, también habrá que distinguir entre los coches con cuatro ruedas motrices a los que disponen de cuatro ruedas directrices. Esta tecnología, llamada genéricamente 4WS (Four Wheels Steering), dispone de un eje trasero direccional que gira algunos grados las ruedas posteriores.
Y lo hace en el mismo sentido que las delanteras para ayudar a tomar mejor las curvas en carretera, o moviéndose al contrario para disminuir el radio de giro en las maniobras a baja velocidad.
Marcas como Audi, BMW, Renault, Mercedes, Porsche, Ferrari, Lamborghini, Honda, Lexus o Volkswagen han incorporado este tipo de mecanismo en el eje posterior para mejorar el comportamiento general de algunos de sus modelos.
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Cuatro décadas informando sobre el mundo del motor y probando coches de todas las categorías. Después de trabajar en diversos medios especializados (Velocidad, Auto1, Solo Auto, Motor 16, Car and Driver, EcoMotor...), ahora en Prisa Media para seguir cubriendo la actualidad en plena revolución tecnológica del automóvil.