La movilidad urbana europea está a punto de experimentar un cambio radical. A partir de 2026, la ciudad de Múnich será el escenario de las primeras pruebas reales de robotaxis completamente autónomos, fruto de una alianza estratégica entre Uber y la empresa tecnológica china Momenta. Este proyecto, que marca un hito en el desarrollo del transporte sin conductor en Europa, busca validar no solo la viabilidad técnica de los vehículos, sino también su aceptación social y operativa en entornos urbanos complejos.
Los vehículos que se pondrán en circulación estarán equipados con tecnología de conducción autónoma de nivel 4, lo que significa que podrán operar sin intervención humana dentro de zonas geográficas delimitadas. Aunque en la fase inicial se incluirán monitores humanos en el asiento del conductor como medida de seguridad, el objetivo es avanzar hacia una autonomía total en los meses siguientes.
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La elección de Múnich no es casual. Alemania cuenta con una sólida infraestructura industrial, un marco legal en evolución favorable a la movilidad autónoma y una tradición en ingeniería automotriz que convierte al país en terreno fértil para este tipo de ensayos. Además, la ciudad bávara ha sido históricamente receptiva a la innovación tecnológica, lo que la convierte en un enclave ideal para el despliegue de esta nueva generación de vehículos.
Robotaxis: colaboración con Momenta
Dara Khosrowshahi, consejero delegado de Uber, ha destacado en un comunicado que “Alemania ha liderado la industria del automóvil durante más de un siglo. Esta colaboración con Momenta nos permite combinar nuestra experiencia global en viajes compartidos con su avanzada tecnología de conducción autónoma basada en inteligencia artificial”.
Por su parte, Xudong Cao, director ejecutivo de Momenta, subrayó que “tras haber establecido alianzas con fabricantes líderes como Mercedes-Benz y BMW, expandir nuestra red a través de Uber completa el ecosistema necesario para escalar la conducción autónoma a nivel global”.
Taxis autónomos en China
Momenta, fundada en Shanghái, no es nueva en este campo. La empresa ya opera servicios de robotaxi en China y ha integrado su software de asistencia a la conducción en más de 400.000 vehículos. Su experiencia en la gestión de flotas autónomas aporta a Uber un socio con trayectoria consolidada y capacidad de adaptación a distintos mercados.
El proyecto europeo de Uber y Momenta se enmarca en una estrategia global que también contempla el despliegue de robotaxis en Estados Unidos, donde Uber colabora con May Mobility. En Europa, sin embargo, el enfoque es más gradual y conservador, en línea con las estrictas normativas locales y las preocupaciones sociales sobre la eliminación del conductor humano.
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Además de Alemania, otros países como Reino Unido y España han comenzado a flexibilizar sus regulaciones para permitir pruebas de vehículos autónomos. Empresas como Baidu y Lyft también planean lanzar servicios similares en Europa en 2026, lo que evidencia una creciente competencia en el sector.
El impacto de esta tecnología va más allá de lo técnico. Las ciudades deberán adaptarse a una nueva realidad en la que los vehículos no dependen del ojo humano para circular. Esto implica repensar señales de tráfico, sistemas de emergencia, gestión del espacio público y la interacción entre peatones y vehículos. También se anticipan tensiones con el sector del taxi tradicional, que podría ver en los robotaxis una amenaza similar a la que supusieron las plataformas de transporte como Uber o Cabify.
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