El desconocido coche de Suzuki con una Xbox integrada en el salpicadero

El peculiar prototipo abría el capó para proyectar en su interior una pantalla en la que jugar desde los asientos de piloto y el copiloto.

Suzuki SXbox Concept
Lo interesante del Suzuki SXbox Concept estaba en su interior.

Los años 2000 fueron una época bastante llamativa en lo referente a prototipos de automóviles. Con el ‘tuning’ en pleno auge, eran muchos los fabricantes de automóviles que, ya fuera en salones o por cuenta propia, presentaban creaciones peculiares que llamaban mucho la atención.

Suzuki fue uno de ellos, presentando varios concept cars como parte de la colección Live, en la que desarrollaba un prototipo sobre cada uno de los modelos de su gama, con un enfoque y una temática muy distintos entre sí.

Uno de los más destacados fue el Suzuki SXbox Concept que, como su nombre indica, estaba basado en el compacto SX4 (en España se vendió un SUV con el mismo nombre) y era una colaboración con Xbox.

El objetivo de la marca japonesa era apelar al público joven estadounidense, buscando atraer futuros clientes potenciales, así que para conseguirlo decidió decantarse por la videoconsola de Microsoft, que es en su mercado natal donde tiene un mayor éxito en todo el mundo.

El enfoque fue sencillo: convertir el vehículo en una sala de juegos.

A simple vista no llamaba la atención mucho más que un proyecto de transformación casero cualquiera, puesto que solo montaba unas llantas diferentes en color verde, color de la compañía que también repetía en los neones de los bajos, y modificaba los paragolpes delantero y trasero. Lo interesante de verdad estaba en el interior.

La firma japonesa cambió por completo la consola central del vehículo, reestructurando la parte superior para integrar en ella una Xbox 360 con un equipo de sonido. Dejaba al aire el frontal, para poder encenderla e introducir los juegos por su lector de CD, y por delante de la palanca de cambios había un hueco para colocar el mando del copiloto.

Suzuki SXbox Concept

¿Y el del conductor? Estaba colocado en el centro del volante, que seguía siendo multifunción y completamente operativo.

En una época en la que las pantallas en el coche eran una auténtica rareza, los preparadores dieron una solución muy original: modificaron el capó para que se abriera al revés de lo habitual, creando una suerte de lienzo sobre el que un proyector mostraba la imagen de la consola.

De esta manera, los ocupantes podían jugar desde sus asientos, pero solo con el vehículo parado. Además, añadieron otra pantalla en el maletero, que se desplegaba al abrir el portón, por si se prefería jugar desde fuera.

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