Durante los últimos meses, Pagani ha ido ofreciendo pequeños adelantos del sucesor del longevo Huayra, un superdeportivo que, al contrario que otros representantes de la industria, afirmaba mantenerse en un formato a lo vieja escuela, prescindiendo de la electrificación. Lo ha cumplido: así es el Pagani Utopia.
Se trata de un modelo realmente exclusivo, del que solo van a fabricarse 99 unidades que, de hecho, ya están todas vendidas. Y no es precisamente un coche barato, puesto que su precio es de 2,17 millones de euros antes de aplicar los impuestos correspondientes.
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Quienes los han pagado habrán sido conscientes de que posiblemente posean un ejemplar del último superdeportivo de combustión que verá la luz, de el estilo clásico que imperaba hasta hace muy poco. Al menos, el último que lo haga bajo el logo de Pagani.
Un motor de casi 900 CV
La firma ha evitado de cualquier tipo de hibridación, confiando en un motor 6.0 W12 biturbo de origen Mercedes-AMG. Tiene una potencia de 864 CV y un par máximo de 1.100 Nm, y se asocia a una caja de cambios manual de siete velocidades, algo que se debe a la alta demanda de este tipo de transmisiones por parte de los clientes de la marca. Sin embargo, también puede optarse con una manual robotizada.
No se han desvelado sus prestaciones, pero apuntan a ser altas. Y ya no solo por su sistema de propulsión, sino porque el Utopia también es un modelo ligero: pesa 1.280 kilos, 70 kilos más liviano que su predecesor, el Huayra.
Un diseño reconocible
La huella del Huayra es palpable en el apartado estético del Utopia. Y es que, aunque tiene un carácter propio, es fácil reconocer una serie de rasgos que le asocian tanto con él como con su antecesor previo, el Zonda.
Entre ellos, están las proporciones generales del vehículo, el formato de los faros dobles delanteros, su silueta en general y el sistema de escape, situado en posición central elevada y con nada menos que cuatro salidas. En cuanto a sus rasgos distintivos, cabe señalar toda la zona del paragolpes delantero, los esculpidos retrovisores y el diseño de las llantas, que miden 21 pulgadas en el eje delantero y 22 en el trasero.
El habitáculo también sigue la habitual línea recargada del fabricante, con el cuero y el metal repartiéndose el protagonismo. Tras el volante se encuentra una pequeña pantalla custodiada por dos relojes analógicos, a los que se suman otros cuatro adicionales en una consola central que rehúye los mandos táctiles y apuesta todo a una abundante botonería.
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