La razón por la que un híbrido enchufable nuevo acaba en el desguace

La meteorología adversa no sólo complica la conducción: también se convierte en un peligroso enemigo para la salud del coche.

coches híbridos enchufables más baratos
Para aprovechar al máximo un híbrido enchufable, es recomendable tener un cargador donde se aparque habitualmente.

La lluvia, sobre todo cuando es intensa, no sólo complica la conducción: también es un considerable enemigo para la salud del coche. Tanto es así que algunos modelos concretos han acabado en el desguace meses después de haber salido del concesionario: estas son las causas.

Aunque los modelos electrificados (híbridos, híbridos enchufables, microhíbridos y eléctricos) salen de fábrica perfectamente protegidos, tienen un punto débil: cuentan con más piezas electrónicas que un vehículo convencional.

La lluvia y los coches electrificados

Su mayor número de centralitas, cableado y componentes los convierten en las víctimas perfectas de las lluvias torrenciales. ¿La razón? La mayoría de ellos se ubican en la parte baja del vehículo, que es donde se coloca todo el sistema eléctrico. Los fabricantes aíslan herméticamente estas partes, pero ante una inundación consecuencia de una DANA… acaban sucumbiendo.

Es lo que ha sucedido con el Range Rover Evoque, que protagoniza el vídeo que acompaña a estas líneas. El coche ha sido víctima de la DANA y la parte híbrida enchufable ha quedado tan dañada, que no compensa repararla debido al elevado coste.

El peligro de un motor inundado

Lo mismo sucedería con un modelo de combustión: si la lluvia lo inunda, la probabilidad de que quede inutilizado es elevada. Si el agua de la tormenta, que está sucia, se cuela a través del filtro del aire y llega a los cilindros, los anegará y terminará en el motor.

A esto hay que sumar las partes de la configuración mecánica que se hayan podido romper o alterar debido a la fuerza del agua. En este punto el daño es, casi, irreparable o tan caro que no merece la pena.

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Daños estéticos y eléctricos

No es el único daño que puede causar la fuerte lluvia en un coche. En el exterior hay que revisar, al mismo tiempo, el estado de las ruedas y del sistema de frenado. Cuando el agua se filtra al interior, los deterioros estéticos pueden ser cuantiosos, ya que se estropearán los materiales (textiles, cueros, metales, plásticos…) del habitáculo. Incluso puede provocar óxido en el interior de la carrocería a causa de la humedad.

No obstante, los fallos más habituales que se registran después de haber sufrido las consecuencias de una tormenta son los eléctricos: el agua también se cuela en ese circuito. Esto, según EuroTaller, se suelen transformar en averías como cortocircuitos, fallos en los sistemas eléctricos como la radio, climatizador, pantallas, elevalunas… que pueden dejar de funcionar.

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