Las temperaturas extremas no son buenas para ninguna máquina. El verano se acerca rápidamente y ya se registran temperaturas superiores a los 35 grados en varias zonas de España.
Este tremendo calor puede dañar la integridad de los vehículos, su pintura (provocando su depreciación) e incluso generar costosas reparaciones. Según los expertos de carVertical, empresa de datos sobre automoción, siguiendo una serie de sencillos y prácticos consejos, se puede minimizar mucho el riesgo de sobrecalentamiento del coche y mantenerlo en forma durante el verano.
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Aparcar a la sombra
Siempre que sea posible, hay que evitar dejar el coche expuesto a la luz solar directa durante mucho tiempo. El calor puede estropear los interiores de cuero y pueden empezar a agrietarse. Además, el sol daña la pintura y las piezas de plástico del vehículo.
Por supuesto, esto no sucede en un solo día, pero para que el coche dure más, lo mejor es aparcarlo a la sombra o en un garaje. De hecho, subirse a un coche caliente es bastante desagradable, sin mencionar el tiempo que tarda en enfriarse.
Si se necesita subir al coche, por ejemplo, a las 16 horas, sería mejor, mucho mejor, que el sol dé en la parte trasera del vehículo, para que los asientos no se calienten tanto.
Abrir las ventanas
Cuando el coche tiene las ventanillas ligeramente abiertas, la temperatura en el interior del habitáculo no será insoportable, aunque esté expuesto a la luz solar directa.
La razón es que el aire caliente asciende y si encuentra estas salidas, escapará por ellas. Si hay un poco de brisa, el interior del coche estará mucho más fresco que un vehículo con las ventanillas completamente cerradas.
Poner a punto el aire acondicionado
Antes de que llegue el verano y la temperatura empiece a subir, es importante revisar el sistema de aire acondicionado.
La suciedad en el filtro de aire, defectos en el termostato u obstrucciones en los ventiladores pueden convertir un viaje corto en una auténtica sauna.
No se debe esperar hasta el último momento para solucionar los problemas de aire acondicionado. Y es que, en verano, la lista de espera en el taller puede ser más larga de lo esperado.
Comprobar la presión de los neumáticos
Las altas temperaturas exteriores también provoca un aumento de presión de los neumáticos, lo que en casos raros puede provocar reventones. Por cada 10°C de diferencia, la presión de los neumáticos aumenta en 0,1 bar, incluso con el coche parado.
Por eso lo mejor es comprobar periódicamente la presión de los neumáticos para asegurarse de que estén bien inflados, siguiendo estrictamente las recomendaciones del fabricante.
El calor también puede provocar un desgaste prematuro, así que se debe tener en cuenta la profundidad de las bandas de rodadura. De lo contrario, podría afectar el manejo y frenado del vehículo, generando situaciones peligrosas en la carretera.
Mirar el nivel de refrigerante
La mayoría de los motores de los automóviles funcionan entre 90°C y 105°C. Sin embargo, si el nivel de refrigerante no es suficiente, el motor puede sobrecalentarse. Cuando hace mucho calor, estos procesos ocurren mucho más rápido.
Por eso es mejor prevenir y revisar todas las mangueras para buscar grietas; lo último que se necesita en un día sofocante de verano es una fuga de líquido. Si el nivel de refrigerante es insuficiente, se debe rellenar, ya que esto ayudará mucho al motor del vehículo.
Usar parasol
Los parasoles reflejan la luz del sol y mantienen el coche más fresco. Si en verano se aparca con frecuencia en espacios abiertos, poner un parasol garantiza una temperatura interior más baja.
Según las estimaciones, con el uso de estos elementos la temperatura puede bajar hasta un 25%.
Rellenar aceite de motor y líquidos varios
El calor reduce la viscosidad del aceite del motor: se vuelve más líquido y no lubrica tan bien las piezas. Una mayor fricción también conduce a un mayor consumo de combustible, por lo que es muy importante cambiar el aceite a tiempo para salvaguardar la salud del coche.
Hay que asegurarse de que el nivel de aceite del motor sea suficiente durante el verano y revisar los demás líquidos del automóvil, como líquido de frenos, líquido de la transmisión y líquido de la dirección.
Revisar la batería
Aunque muchos conductores creen que sólo las bajas temperaturas perjudican la salud de la batería, lo cierto es que el verano también tiene un gran impacto en ella.
El calor extremo puede hacer que los electrolitos de la batería se evaporen, aumenten la corrosión y provoquen sulfatación. Las baterías utilizadas en países con clima cálido tienden a tener una vida útil más corta que las utilizadas en zonas con clima templado.
Si no se ha revisado la batería hace algunos años, es una buena idea hacerlo, ya que algún día es posible que el coche no arranque.
Enfriar el vehículo antes de conducirlo
Subirse a un coche caliente es muy desagradable. Antes de iniciar el viaje, una buena idea es abrir todas las puertas y encender el aire acondicionado para que el coche se enfríe.
Cuando finalmente se inicie la marcha, se deben mantener las ventanillas abiertas durante unos minutos para dejar salir todo el aire caliente. Solo se deben cerrar las ventanas cuando el sistema de aire acondicionado empiece a generar frío.
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