Los radares nacieron con el propósito de impedir que los conductores excedan el límite de velocidad. La proliferación de estos dispositivos ha disparado la picardía de algunos usuarios.
Algunos conductores utilizan trampas para evitar la acción de los radares: sobre todo los que están ubicados en autovías y autopistas. En estas vías es fácil dejarse llevar e ir por encima del margen de error de estos dispositivos (tres, cinco y siete kilómetros por hora).
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Con la trampa de la pegatina, los conductores pretenden circular al margen de la ley. Este truco no es ninguna novedad y existe, además, en distintas variantes. Hay quien opta por pegar una hoja y otros conductores llevan años ensuciando deliberadamente sus matrículas para hacerlas ilegibles.
El fenómeno se ha extendido tanto que en un país europeo se ha convertido en todo un problema. Tanto que, a mediados del junio pasado, las autoridades decidieron modificar el Código de Circulación: el nuevo entrará en vigor en Grecia en unos meses.

Sanciones más severas
La principal novedad será la llegada de nuevas sanciones para castigar con mayor severidad los conductores que modifiquen sus matrículas. Además, según Newsauto, se han intensificado los controles y han detectado miles de vehículos con placas falsas o ilegibles.
A quien cubra su matrícula con una película reflectante, una pegatina o un simple trozo de cinta adhesiva le quitarán el carnet y recibirá una multa de 150 euros. Aquellos que utilicen matrículas falsas o robadas a otros conductores se enfrentarán a una pena de prisión de hasta un año.
Una práctica duramente sancionada
En España, manipular la matrícula está prohibido. Así lo establece el artículo 10 de la ley de tráfico: “El conductor debe asegurarse de que las matrículas no presentan obstáculos que impidan o dificulten su lectura e identificación”.
Cualquier error en la tipología de la matrícula, los fallos que impidan leer correctamente tanto los dígitos como las letras o la existencia de algún elemento que tape o dificulte su correcta visión supone una infracción grave. El castigo, por lo tanto, es de 200 euros sin pérdida de puntos: el mismo que se aplica a aquellos coches que circulan sin matrícula.
Si el conductor manipula las placas cambiando o alterando los elementos que la componen, usando algún sistema para ocultarlas o portando una identificación que no le pertenece, la multa puede llegar a ser de hasta 6.000 euros más la resta de seis puntos en el carnet de conducir.
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