Su llegada generó cierta controversia, puesto que hay conductores a favor y en contra de su presencia. Su uso se generalizó desde principios de los años 2000 y, especialmente, a partir de 2012, cuando comenzaron a recibir incentivos fiscales por incluirlo. Y, ahora, está desapareciendo.
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El sistema Start-Stop apaga el motor cuando el vehículo se detiene y lo vuelve a encender cuando se pisa el embrague. En los modelos con transmisión automática esto ocurre cuando se levanta el pie del freno.
Su presencia no es obligatoria: no existe una normativa que inste a las marcas a instalar el sistema Start-Stop en todos sus vehículos nuevos. Sin embargo, para poder cumplir con las normativas de reducción de emisiones de CO2 y mejorar la eficiencia energética, los fabricantes lo implementaron de forma masiva y de serie.

Innecesario en híbridos y eléctricos
El avance de la electrificación y las nuevas formas de movilidad sostenible han empezado a dejar el sistema Start-Stop en un segundo plano. ¿Por qué? Porque con la llegada de los vehículos híbridos y, especialmente, de los eléctricos, su eficacia está disminuyendo gradualmente.
En los coches híbridos, la transición entre el motor de combustión y el eléctrico es tan fluida que el papel del Start-Stop es superfluo. El primero se enciende y apaga automáticamente sin que el conductor lo note. El segundo da pie a una conducción sin emisiones al arrancar o cuando se circula a baja velocidad.
En los coches eléctricos no hay motor de combustión. Esto hace que la presencia cualquier sistema diseñado para optimizar la gestión de las paradas sea innecesaria. Obviamente, con ellos tampoco es necesario reducir las emisiones.

Resiste en los microhíbridos
En el actual escenario del mundo del motor, el sistema Start-Stop se utiliza casi exclusivamente en modelos tradicionales que montan un motor de combustión tradicional y también en algunos coches microhíbridos. Aquí todavía ofrece algunas ventajas en términos de ahorro de combustible y reducción de emisiones contaminantes
Así las cosas, su presencia está destinada a minimizarse en los próximos años hasta desaparecer por completo con el aterrizaje de nuevas tecnologías automotrices. Y es que, teniendo en cuenta que el futuro de la movilidad avanza hacia la electrificación total, las tecnologías desarrolladas para optimizar los motores de combustión tradicionales, como el sistema Start-Stop, serán historia.
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