Ya que la electrificación encarece los coches, Dacia ofrece en sus modelos la posibilidad de utilizar gas licuado de petróleo (GLP), que es más asequible que la gasolina y el gasóleo. Y por eso el Dacia Duster GLP se presenta como una opción interesante para quienes quieran minimizar el gasto.
La versión ya estaba presente en la generación previa del modelo, pero el sistema de gas estaba asociado al motor de 90 CV, mientras que en la actual lo hace con el 1.0 tricilíndrico de 100 CV y 160 Nm, por lo que entrega un mejor rendimiento.
Ya está disponible desde 15.565 euros, una tarifa accesible que lo mantiene como uno de los SUV más económicos del mercado.
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El Dacia Duster GLP funciona indistintamente con gasolina o con gas, y basta con pulsar un botón para cambiar el combustible. Por otra parte, las prestaciones apenas varían con uno u otro carburante, aunque con el GLP se muestra ligeramente más rápido: acelera de 0 a 400 metros en 19,5 segundos (20 con gasolina, y 18,8 la misma versión pero sin depósito de gas) y llega a 174 km/h (173 con gasolina). Pero son diferencias casi imperceptibles en la conducción normal del día a día.
Con el depósito de gasolina de 42 litros puede recorrer 770 kilómetros y con el de gas (33,6 litros), otros 420, por lo que su alcance total es de casi 1.200 kilómetros. Sin embargo, si se opta por el GLP salen ganando tanto el bolsillo como el medio ambiente: cuesta casi la mitad que la gasolina, y sus emisiones son menores, un 68% las óxidos de nitrógeno y un 12% las de CO2. Cuando funciona con gas, el Dacia Duster GLP homologa un consumo más elevado cada 100 kilómetro, de 7,9 litros frente a 6,3, pero el precio del combustible lo compensa y el ahorro real es del 37%.
El sobreprecio que implica optar por la versión de GLP no es excesivo –apenas 500 euros sobre la versión de gasolina convencional–, pero esto también se equilibra con la tarjeta de 300 euros de carburante que regala Repsol al adquirirlo, a lo que se suman las ventajas que aporta la etiqueta ECO.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.