¿La gasolina barata estropea el coche? Por qué los talleres han cambiado de opinión

Por burofax y sin otro remedio. La patronal de los talleres se ha retractado de las declaraciones de uno de los miembros de su junta directiva, que alertó hace unas semanas de que las gasolinas baratas, supuestamente, dañan los motores de los coches. 

Un mes después, reconoce que lanzó sus palabras sin evidencias ni ejemplos sobre los que sostenerlas. La nueva postura oficial es que solo son malas para los coches las gasolinas que, en efecto, son de mala calidad. Sin generalizaciones.

En febrero, en un programa de Canal Sur, un miembro del comité ejecutivo de la Confederación Española de Talleres de Reparación de Automóviles y Afines (CETRAA), José Rodríguez Robayna, dio a entender que los turismos pierden potencia por culpa de los carburantes de bajo coste. 

Como principal argumento, Rodríguez Robayna mencionó las sensaciones de los clientes de su taller a bordo de los coches. “Los notan bajos de fuerza y con anomalías de ruido, eso comentan”, aseguró el representante de la patronal de los talleres. “El rendimiento del coche no es el mismo”, abundó.

Ahora, en una nota enviada a la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (AESAE), la confederación de talleres matiza las palabras de Rodríguez Robayna. En la misiva, enviada por Enrique Fontán, presidente de CETRAA, afirma que esas afirmaciones no estaban vinculadas al producto que ofrecen las gasolineras low cost, sino “a cualquier combustible que tenga una calidad insuficiente”. 

Gasolina barata con aditivos

Para frenar la posible incertidumbre de los conductores, AESAE señala que los carburantes de sus estaciones de servicio proceden “en su mayor parte” de las plantas de Exolum (antigua Compañía Logística de Hidrocarburos). Así, los combustibles se distribuyen de origen con los aditivos HQ300 y HQ400 “para cuidar aún más el motor”, indica la asociación. 

CETRAA reconoce “no haber realizado ninguna investigación ni comprobación acerca de los combustibles low cost”. AESAE, que “acepta las disculpas”, anuncia medidas judiciales si se producen acusaciones similares en el futuro.

A pesar de las posibles dudas de algunos automovilistas, el sector de las gasolineras sin personal ha crecido tras la pandemia, la Guerra de Ucrania y la crisis energética posterior. En comparación con marzo de 2020, el número de gasolineras automáticas en España ha aumentado un 49%.

Estas puntos de distribuición alcanzan una cuota de mercado del 18,3%, cuatro puntos más con respecto a marzo de 2021. Con datos del informe anual elaborado por AESAE, en España hay 1.900 gasolineras sin personal y con unos precios medios inferiores a las tradicionales. 

Transformación de las estaciones de servicio

“La conversión de muchas gasolineras en el modelo automático, buscando una mayor eficiencia, ha hecho que el porcentaje de penetración de este modelo aumente”, señala Manuel Jiménez Perona, presidente de AESAE.

El informe de esta asociación, basado en los datos del Geoportal del Ministerio para la Transición Ecológica, señala un dato relevante: el 13,5% de los puntos de repostaje automáticos corresponden a marcas tradicionales. “Algunas de ellas con rótulo de compañías del Oligopolio”, señala la AESAE, es decir, Repsol, Cepsa y BP. 

En ese caso, se trata de puntos de distribución tradicionales que se han adaptado tecnológicamente para funcionar sin personal en todo momento o durante algunas horas del día. 

El mapa de las gasolineras baratas

Por comunidades, la penetración de las gasolineras baratas es más abundante en Cataluña. Allí representan el 31,4% de las estaciones de servicio, por delante de la Comunidad Valenciana (24,5%) y Madrid (21,29%). 

En el otro extremo, su presencia es casi testimonial en Canarias (4,5%) y muy baja en Navarra (9%) y el País Vasco (11,6%). Todas, incluso aquellas con más gasolineras de bajo coste, quedan muy lejos de países como Dinamarca o Finlandia. Allí, su cuota llega al 60%. 

A pesar del periodo de bonanza, la patronal de gasolineras automáticas pide cautela y habla de la cara b del sector. Señala, por ejemplo, “las nuevas barreras [de] algunos ayuntamientos para impedir la implantación de este modelo de negocio en su localidad”.