Las marcas de automóviles son conscientes de que, para cumplir con las cada vez más exigentes normativas de emisiones (que en el futuro serán todavía más estrictas), deben introducir la electrificación en sus gamas, o potenciarla si ya la tienen. Mercedes ya ha comenzado su camino hacia los eléctricos puros con la familia EQ, pero a corto plazo los planes pasan por ampliar su gama de híbridos enchufables: hasta 10 modelos tendrán su variante PHEV este año.
La familia es de lo más completa, presente incluso en algunas variantes AMG (a partir de 2020 todos los modelos de la división de alto rendimiento tendrán una alternativa híbrida enchufable) y en los Clase S, Clase E, GLC, GLE y CLS. Además, el fabricante ha anunciado que antes de que termine el año también llegará a los “pequeños” de la casa, el Clase A y el Clase B. Para 2020 la cifra se duplicará, alcanzando los 20 modelos.
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Todos ellos reciben la denominación EQ Power, con una configuración idéntica. La base del sistema es la habitual, con un motor de combustión (ya sea gasolina o diésel en el caso de Mercedes) combinado con una batería y un bloque eléctrico.
La batería tiene una capacidad de 13,5 kWh, lo que otorga una autonomía de 50 kilómetros, aunque homologados según el ciclo NDEC, bastante menos realista que el actual WLTP. Se rellena gracias a un cargador de a bordo que tiene una capacidad de 7,4 kW. En una toma doméstica se carga en cinco horas y en un Wallbox en 1,5.
El motor eléctrico, por su parte, aporta una potencia de 90 kW y 440 Nm de par, por lo que ofrece empuje en las aceleraciones e incluso permite, en modo 100% eléctrico, circular a velocidades de hasta 130 km/h.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.