La conducción eficiente se ha convertido en una herramienta clave para reducir el gasto de combustible, que puede variar entre un 30% y un 50% dependiendo del estilo de manejo. Además, seguir las recomendaciones de velocidad de la Dirección General de Tráfico (DGT) puede ayudar a espaciar las visitas a la gasolinera.
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Para lograr una conducción eficiente, la DGT sugiere utilizar la marcha más larga posible, siempre dentro de los límites de velocidad. Por ejemplo, antes de alcanzar los 50 km/h, se debería haber engranado la cuarta o quinta marcha. Las marchas cortas solo deben usarse al arrancar en pendientes pronunciadas.
La velocidad también juega un papel crucial en la eficiencia del consumo de combustible. El ritmo óptimo para ahorrar se sitúa entre los 90 y 100 km/h. Circular a 100 km/h en lugar de a 110 km/h puede reducir el consumo en un 9%.
La velocidad exacta para gastar menos
En sus redes sociales, la DGT ha afirmado que “el consumo ideal de combustible se da a 90 km/h”, y que a 120 km/h “el consumo se incrementa un 30%”. Sin embargo, esta recomendación ha generado dudas entre los usuarios sobre su aplicabilidad en autovías.
En respuesta, Tráfico aclaró: “No recomendamos ir a 90 km/h por autovías. Estamos hablando de vías convencionales donde la velocidad debida es 90 km/h. Obligatorio por seguridad y recomendable por ahorro”.
El artículo 49 del Reglamento General de Circulación (RGC) establece que “no se deberá entorpecer la marcha normal de otro vehículo circulando sin causa justificada a velocidad anormalmente reducida”. En autopistas y autovías, el mínimo es de 60 km/h, y circular por debajo de esta cifra es una infracción grave sancionada con 200 euros.
Velocidad constante y cambios adecuados
Mantener una velocidad constante entre 90 y 100 km/h es esencial, ya que las variaciones bruscas incrementan el consumo al exigir un mayor esfuerzo del motor. El control de crucero puede ser una herramienta útil para evitar estas variaciones.

Es importante evitar los cambios innecesarios de marcha. No deben hacerse ni demasiado pronto ni demasiado tarde. Cambiar antes de tiempo puede hacer que las revoluciones caigan demasiado, obligando al motor a esforzarse para recuperarlas. Cambiar cuando el coche está muy acelerado también aumenta el consumo.
La mayoría de los motores alcanzan su par máximo entre las 1.500 y 3.000 revoluciones. No obstante, es recomendable verificar esta información en el manual de cada vehículo para mantener el coche en la franja de menor consumo.
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