Los radares son necesarios para regular los excesos de velocidad, sobre todo en pequeñas carreteras en las que los conductores pueden tender a confiarse. También es cierto que, en algunos casos, los ciudadanos tienen la sensación de que el objetivo del radar es más recaudatorio que disuasorio.
Sea como fuere, hay casos extremos en lo que a la actividad de los radares se refiere. Por ejemplo, el caso de un pequeñísimo pueblo de Italia en el que, en un periodo de apenas dos semanas, un radar puso más de 58.560 denuncias por exceso de velocidad. ¿La curiosidad? Que en esta localidad solo reside un centenar de personas.
Más información
Acquetico es un pequeño pueblo de la región de Liguria, cerca del confín con Francia. Pequeño es mucho decir: cómo se puede ver en Google Maps, apenas tiene dos calles, un bar y una casa rural. Pero Acquetico tiene, eso sí, una particularidad muy atractiva para conductores y motoristas. Y es que, de la zona, es de los pocos pueblos que tiene una buena carretera nacional (la Stradale 28), sin resaltos ni badenes u otro tipo de elementos.
Como se podía esperar, esta carretera era un lugar habitual en el que los conductores se daban cita para retarse en carreras o, simplemente, disfrutar de las curvas y de algo de velocidad. El alcalde de Acquetico, Alessandro Alessandri, y parte de los vecinos acabaron hartos de esta situación, así que al final instalaron un radar.
Una multa cada tres minutos
La media de las infracciones de velocidad registradas en los primeros días de funcionamiento de radar era de una sanción cada tres minutos. La media de esas dos semanas de funcionamiento alcanzaba las 4.000 sanciones diarias, una barbaridad en comparación con la población de esta localidad.
El récord, según el ayuntamiento de esta localidad, fue el de un motorista que circulaba a 135 kilómetros por hora. La limitación de velocidad estaba en los 50 kilómetros por hora, al ser un tramo de la carretera que transcurre por poblado.
De hecho, tras el anuncio de esta recaudación, muchos vecinos de la zona se sorprendieron al estimar los cálculos de cuánto habría podido ganar el ayuntamiento con este radar. Se hablaba de cerca de siete millones de euros solo en esas dos semanas. Este radar fue instalado en 2018 y, tras el shock inicial y la lluvia de sanciones, fue retirado un año después.
800 multas de velocidad al día
Este radar no es el único que ha detectado una gran suma de dinero en poco tiempo. En la localidad de Cadoneghe, en la provincia de Pádova, se instaló a finales del año pasado un autovelox que en un mes puso 40.000 multas de velocidad. Es decir, una media de 800 sanciones al día.
Los vecinos, algunos de ellos desesperados al ver que recibían más de decenas de multas por exceso de velocidad, se quejaron en su momento de que se había reducido la velocidad máxima de 70 km/h a 50 km/h sin haberlo notificado. Tras el cambio, se instaló el radar regulado a esta segunda velocidad, por lo que los conductores no podían más que infringir la norma, sin saberlo.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram