Amor a primera vista, eso el lo que debe sentir el futuro comprador de tu coche cuando lo mire por primera vez. Si esto ocurre, solo tendrás que añadir argumentos que agranden ese sentimiento y le convenzan de que le estás vendiendo justo lo que necesita y por un precio adecuado.
Pero para que se produzca la esperada conquista tendrás que invertir tiempo y dinero, como en esos programas de reformas de casas en los que los propietarios convierten su anticuada vivienda en un espacio sin tabiques para venderlo por una fortuna. Aunque siempre teniendo en cuenta el precio final de venta para que la inversión resulte razonable. Lo primero, no obstante, es realizar unas fotografías de calidad, mejor en el exterior que en interiores y en días soleados que nublados.
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Quiero vender mi coche, ¿por dónde comienzo?
Toca incrementar el atractivo del coche para convertirlo en un objeto de deseo y sacarle la mayor cantidad posible a su venta. Pero para eso conviene consultar antes en Internet para comprobar a cuánto se están comprando y vendiendo coches similares al que se quiere devolver al mercado, y así poder establecer un margen económico de maniobra, porque tiene mucho sentido dedicar 3.000 euros a mejorar un modelo que luego solo se puede vender por 2.000.
Obviamente el comprador de un vehículo de segunda mano sabe que no va a estrenar coche, pero sí querrá tener esa sensación. Lo primero que tienes que hacer es revisar concienzudamente el estado de la carrocería. Nadie se compra un coche con un abollón o un arañazo gigante a no ser que pueda arreglarlo él mismo: si quieres vender bien el coche, tendrás que reparar esos defectos. Pero habrá que valorar el coste de reparación, porque los trabajos de chapa y pintura son de los más caros.
Una vez corregida la carrocería, o al menos lo que permita el presupuesto y el precio de venta final, es momento de someterla a un buen lavado. Empieza en un túnel y después repasa las manchas más rebeldes a mano. No olvides dar una capa de cera para que la chapa reluzca como el primer día. En esa operación limpieza incluye las llantas: dedícales algo de tiempo, aplica agua a presión para que salga toda la suciedad y frótalas con un cepillo hasta sacarles brillo.
Si la pintura del coche está algo deslucida, un tratamiento de pulido, mucho más barato que el repintado, podría devolverle algo de lustre, siempre, eso sí, que queden capas de pintura debajo de la que ha perdido el brillo. En función de la maña y la experiencia de cada uno, estas tareas podrían hacerse en casa, aunque siempre será mejor acudir a un taller de pintura para que el pulido lo lleve a cabo un profesional.
Elementos exteriores
Tras el lavado hay que revisar todos los elementos exteriores y comprobar que están en un estado aceptable. El objetivo es devolver al coche la juventud perdida. Esto es lo que tienes que examinar:
- Neumáticos y tapacubos. Un coche con los neumáticos desgastados espanta a los compradores. No hace falta que gastes mucho dinero en cambiarlos: elige una marca que ofrezca una buena relación calidad-precio y deja claro que están “a estrenar”. Revisa los tapacubos: si están rotos o falta alguno, sustituye los cuatro. Si en vez de tapacubos lleva llantas de aleación, se podrían reacondicionar, aunque según su estado el coste puede ser excesivo.
- Faros y luces. ¿El alumbrado funciona correctamente, no hay ninguna lámpara fundida? Comprueba el estado de los faros, no deben estar rotos. Si el coche es antiguo, presta atención a los faros delanteros; si son de policarbonato pueden estar opacos o amarillentos por el paso del tiempo o por los efectos de los rayos solares y la oxidación. Arréglalos puliéndolos –mejor en un taller especializado por unos 100 euros– y quedarán como nuevos.
Escobillas. Puede parecer un detalle secundario, pero que las escobillas limpiaparabrisas estén perfectas y hagan adecuadamente su función es un punto extra que el comprador valorará, porque indica que el propietario se ha preocupado por su coche.
- Logotipo del coche y antena. Si los amigos de lo ajeno se han quedado con el logotipo de la marca del coche o la antena de la radio, reponlos en la medida en que sea posible. Busca los accesorios en un desguace para ahorrar algo de dinero.
- Matrículas. No deben estar rotas, golpeadas o arañadas. Sustitúyelas si fuese el caso, una operación que cuesta unos 90 euros, pero mejora la imagen del vehículo.
Cómo mejorar la apariencia interior
Quizá el aspecto interior del coche sea casi más importante que el exterior: al final es la parte más “vivida” y a nadie le apetece sentarse al volante de un coche sucio o con signos de estar muy desgastado y mal cuidado.
Para empezar es imprescindible un buen aspirado y lavado de la tapicería: retira antes todo tipo de objetos de la guantera u otros huecos y hazlos desaparecer. Las pegatinas y demás decoraciones interiores también deben ser eliminadas.
Aplícate limpiando todas las superficies y saca brillo a las piezas plásticas, pero con productos específicos. Hay productos especiales que devuelven su aspecto original al salpicadero, el recubrimiento interior de las puertas, el volante o la palanca de cambios. No olvides aspirar el maletero: saca todos los objetos que llevas dentro y deja solo los imprescindibles.
Dos consejos más: cambia las alfombrillas –suelen tener un precio asequible, o sino buscando alguna usada en buen estado en un desgüace- y no coloques un ambientador, a no ser que sea imprescindible, porque se podría pensar que se está tratando de ocultar un mal olor.
Aporta toda la documentación
Para certificar el estado mecánico del coche lo mejor es enseñar el libro de mantenimiento correctamente sellado y las facturas de las operaciones realizadas de las visitas al taller. Estos documentos servirán para que el comprador se haga una idea de cómo has cuidado el vehículo y qué intervenciones tendrá que hacer en un futuro por el desgaste de algunas piezas (por ejemplo, el embrague o los amortiguadores).
Demostrar que el coche ha dormido en garaje también suma, al igual que acreditar (si los kilómetros del modelo son elevados) que se le ha cambiado la correa de distribución: depende del coche, pero resulta recomendable hacerlo cada 100.000 0 120.000 kilómetros. Y en vehículos de muchos años, con el objetivo de evitar preocupaciones con la oxidación, el posible comprador también se quedará más tranquilo si el automóvil ha vivido en una zona de clima seco, y no en poblaciones de costa o entornos con lluvia habitual o de alta humedad.
Además, el coche tendrá que estar al día con la revisión de la ITV. Si está próxima a vencer, valora pasarla antes de tiempo: para el comprador puede ser una garantía del buen estado mecánico del coche. Recuerda que también deberás acreditar haber realizado el pago del impuesto de circulación del año en curso.
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