El Allgemeiner Deutscher Automobil-Club (ADAC), que es lo más parecido al RACE de España, ha llevado a cabo una prueba a largo plazo con uno de los modelos eléctricos de Volkswagen. Cientos de miles de kilómetros y muchas cargas rápidas después, este es el resultado.
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El protagonista de la prueba ha sido un Volkswagen ID.3 Pro S equipado con la batería de 77 kWh, que promete una autonomía oficial de 559 kilómetros. En cuatro años han recorrido, con él, algo más de 160.000 kilómetros y no se han privado de las cargas rápidas.
El resultado es una batería que conserva el 91% de su capacidad neta: esto supone una pérdida del 9%. Los ingenieros alemanes monitorizaron su rendimiento a intervalos regulares y realizaron 10 lecturas.
La degradación se produjo de forma gradual, pero sin descontrolarse. Al empezar, tras 21.749 kilómetros, perdió un 4%. A mitad de camino, después de haber recorrido 100.000 kilómetros, la batería del Volkswagen ID.3 había perdido un 7% de capacidad. En el último control, con 169.651 kilómetros en el odómetro, estaba al 91% (-9%).

Una degradación ejemplar
La conclusión de los ingenieros del ADAC es que el Volkswagen ID.3 tiene un perfil de degradación ejemplar, algo que suele tranquilizar a quienes aún temen comprar un coche eléctrico usado.
La autonomía, por su parte, ha bajado ligeramente: 438 kilómetros al principio y 425 con 172.000 kilómetros gracias a un menor consumo. Y el consumo medio se redujo hacia el final de la prueba: 18,3 kWh/100 km frente a los 20 del inicio. Este punto mejoró gracias a actualizaciones de software que optimizaron la gestión térmica, especialmente en climas fríos.

¿Son perjudiciales las recargas rápidas?
Otro punto sensible son las recargas rápidas. Explican que las realizadas en el laboratorio sobrecargan las celdas, pero los modelos modernos logran mitigar estos efectos con el tiempo gracias a sus sistemas de gestión térmica y software. Es, sobre todo, el envejecimiento de las celdas (algo que ocurre con el paso del tiempo) lo que más reduce la capacidad de la batería.
La prueba a largo plazo del ADAC no se limitó a la batería del Volkswagen ID.3. Se examinó el vehículo completo y encontraron la cara ‘B’ en esas actualizaciones: solían llegar tarde y aseguraban que serían inalámbricas. Al final tuvieron que instalarlas en un taller y algunas funciones básicas tardaron años en integrarse sin problemas.
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