Coches de hidrógeno: ¿una opción real o un sueño lejano?

Solo emiten vapor de agua y se recargan en pocos minutos, pero no existen hidrogeneras en España y los modelos aún son muy caros.

coches de hidrógeno
Un coche repostando en una hidrogenera.

Como con los coches eléctricos no basta, los vehículos de hidrógeno resultan fundamentales para “el cumplimiento de los objetivos de neutralidad climática”. Las palabras son de la patronal de fabricantes Anfac, que propone desde hace tiempo apoyarse en ellos para descarbonizar la movilidad. 

Su principal ventaja es que no contaminan, al igual que los modelos a pilas, pero ¿los coches de hidrógeno son una alternativa real?

Desde el punto de vista positivo, sobresalen por una autonomía superior a la de los coches eléctricos y un repostaje más sencillo y ágil, casi tan rápido como el de los modelos de gasolina o diésel. Y por el tubo de escape solo emiten vapor de agua, por lo que sus emisiones contaminantes son nulas en el ciclo de uso.

En la cara b aparecen su precio elevado (la fabricación de la celda de combustible resulta todavía muy cara), una presencia anecdótica en los concesionarios y, por encima de todo, la imposibilidad de encontrar en España hidrogeneras públicas.

Como respuesta, ahora la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio ha anunciado “un proyecto de “construcción y puesta en marcha de 25 hidrogeneras”. Su pretensión es reforzar el papel de las gasolineras “como garantes de la movilidad”, pero sin urgencia: la fecha objetivo es 2026. 

Motores de hidrógeno: ¿cómo funcionan?

El coche de pila de combustible es en esencia un vehículo eléctrico, pero con la diferencia de que produce su propia electricidad. Para lograrlo, transporta hidrógeno en su depósito y lo hace reaccionar, en unas celdas especiales, con el oxígeno atmosférico. Mediante este proceso se genera la electricidad, que queda almacenada en una batería y se utiliza para hacer funcionar los motores eléctricos del vehículo. Al mismo tiempo, como resultado de esta reacción, se libera agua al exterior en forma de vapor. 

A bajas velocidades, a un coche de hidrógeno le basta con la energía de la batería. Cuando la exigencia es mayor, la pila de combustible aporta más potencia y al mismo tiempo va recargando la batería, que a su vez recupera energía en las frenadas.

¿Qué coches usan hidrógeno?

Entre las desventajas de esta tecnología se cuenta también el almacenaje del hidrógeno, que requiere un espacio hasta tres veces superior que el de un depósito de gasolina o gasóleo. Y los coches de hidrógeno arrastran unos costes de producción muy superiores. Aparte de que no se fabrican a gran escala, la celda de combustible, por ejemplo, exige el uso de metales preciosos como el platino.

Toyota Mirai.

Los únicos coches de hidrógeno que se comercializan en España son el Toyota Mirai y el Hyundai Nexo. Y resultan bastante más caros que otros modelos equivalentes, incluidos los de las marcas de primer nivel.

El Mirai, con unas medidas similares a un BMW Serie 5, se vende desde 69.000 euros (13.000 euros más que el modelo alemán). Pero cuenta, por ejemplo, con un maletero de 321 litros (perjudicado por la presencia del tanque de hirógeno), frente a los 530 de la berlina alemana. 

El Nexo compite en la categoría de los SUV grandes, parecido en tamaño a un Skoda Kodiaq o un Mercedes GLC. Cuesta 73.450 euros, unos 20.000 euros más que el todocamino de Mercedes.

Algunas otras marcas también han avanzado en este terreno. BMW, que lo investiga desde hace más de una década, ha anunciado la llegada de un X5 de hidrógeno. Si cumple los objetivos, lo comercializará en forma de serie limitada este mismo año.

Hyundai Nexo.

Cómo conseguir el hidrógeno

Otro de los inconvenientes para el desarrollo del coche de hidrógeno es el método de obtención de la fuente de energía. El hidrógeno abunda en el planeta, pero nunca por sí solo: hay que extraerlo y con la máxima pureza posible. 

La vía más común es obtenerlo del agua, separándolo del oxígeno mediante electrólisis, con el consiguiente consumo de agua y el uso de electricidad, que no siempre procede de fuentes renovables. 

También se puede lograr hidrógeno de gases como el metano y a partir del metanol, directamente en el coche. Esta alternativa, que parece más limpia, está todavía en estudio.

Lo que pide Anfac

El futuro de los coches de hidrógeno todavía es incierto, pero la patronal Anfac llama al impulso urgente de esta tecnología para que se puedan cumplir los objetivos de la Hoja de Ruta del Hidrógeno. El Gobierno prevé para 2030 la presencia de “entre 5.000 y 7.500 vehículos ligeros y pesados alimentados por hidrógeno verde”. También la instalación de entre 150 y 200 hidrogeneras. 

Para alcanzar esa meta, los fabricantes proponen medidas como el desarrollo de un plan Moves específico para el hidrógeno y la aceleración del despliegue de la infraestructura de repostaje. 

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