En muchas carreteras existen zonas con pendientes pronunciadas y visibilidad limitada que requieren una conducción más prudente. Reducir la velocidad y anticiparse a lo que no se ve es clave para evitar accidentes en estos puntos críticos.La Real Academia Española (RAE) define la rasante como la línea que marca el nivel de una obra o carretera, ya sea en un desmonte o terraplén.
También se refiere a la inclinación de una vía respecto al plano horizontal. Es decir, es una referencia técnica que describe cómo se eleva o desciende una calzada. Por su parte, el reglamento de circulación considera el cambio de rasante como el punto donde se unen dos tramos con diferentes inclinaciones.
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En la práctica, esto significa que el conductor se enfrenta a una pendiente que oculta lo que hay al otro lado, aumentando el riesgo si no se circula con precaución. Estos cambios de rasante se clasifican como zonas de visibilidad reducida. Su peligrosidad depende del grado de inclinación, y por eso es fundamental adaptar la velocidad y extremar la atención al aproximarse a ellos.

Índice de peligrosidad
Existen dos tipos de cambio de rasante en las vías dependiendo de su construcción y visibilidad. Cuanta mejor visibilidad tengan para los conductores, menos peligroso será atravesarlos. Cuando la visibilidad sea más reducida, el índice de peligrosidad aumenta.
Los menos peligrosos son aquellos en los que el conductor puede observar lo que ocurre delante de él. Suelen estar construidos formando un valle, ya que ambos sentidos de la circulación son bajadas.
Por su parte, los más peligrosos no permiten al conductor tener una buena perspectiva de lo que va a suceder delante de él. Estos se encuentran al final de un tramo en subida en el que es imposible ver lo que ocurre al otro lado, como la presencia de un coche, un peatón o un ciclista que circulen por el mismo carril o por el contrario.

Atravesar un cambio de rasante
Para cruzar un cambio de rasante de forma segura, se debe reducir la velocidad cuando se entre en el tramo. La forma de aproximarse al cambio de rasante, y más si es de los que cuentan con una visibilidad reducida, es similar a la que hay que adoptar al comenzar un trayecto de curvas.
Lo primero, es pisar el freno si fuera necesario antes de llegar al cambio de rasante. También, hay que pegarse a la parte derecha de la calzada y no hacer movimientos bruscos con el volante.
Además de esta precaución, en vías de doble sentido, se hace recomendable el uso de las luces de posición para que el resto de vehículos puedan ver de una manera más sencilla.
¿Cuándo se puede adelantar en un cambio de rasante?
Lo primordial es atenerse a las normas especificadas en cada vía o tramo. Como norma general, rebasar a un vehículo en mitad de estos cambios está prohibido, ya que no hay garantías de que no exista riesgo ninguno para los conductores en vías de doble sentido.
Los adelantamientos solo estarán permitidos en lugares con buena visibilidad y en vías del mismo sentido. Las señales horizontales (a través de líneas continuas en la carretera) y las verticales indicarán si se puede sobrepasar a otros vehículos en ese tramo.
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¿Qué está prohibido en un cambio de rasante?
El reglamento de circulación establece que está prohibido parar o estacionar en las curvas y cambios de rasante de visibilidad reducida y, en general, en todo punto o circunstancia en que la visibilidad disponible no sea suficiente para poder efectuar la maniobra o desistir de ella una vez iniciada.
La norma solo cambia cuando los dos sentidos de la circulación estén claramente delimitados y la maniobra pueda efectuarse sin invadir la zona reservada al sentido contrario. Así pues, básicamente no está prohibido parar o estacionar, pero en los cambios de rasante de visibilidad reducida, no se puede.
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