El número total de radares en España está en constante aumento. Según uno de los informes de Coyote, en 2024, las carreteras españolas están vigiladas por 2.941 dispositivos fijos, móviles, de tramo… Y los conductores han encontrado una trampa para evitarlos.
Los radares nacieron con el propósito de impedir que los conductores excedan el límite de velocidad. La proliferación de estos dispositivos ha disparado la picardía de algunos usuarios.
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Muchos conductores están empezando a utilizar trampas para evitar la acción de los radares: sobre todo los que están ubicados en autovías y autopistas. En estas vías es fácil dejarse llevar e ir por encima del margen de error de estos dispositivos (tres, cinco y siete kilómetros por hora).
Con la trampa de la pegatina, los conductores pretenden circular al margen de la ley. A simple vista, la matrícula parece una más. Las letras y números sólo desaparecen cuando entra en acción el ‘flash’ del radar, ya que el adhesivo contiene material reflectante que actúa cuando recibe el haz de luz ocultando los caracteres.

‘Ghost Plates’
Este truco no es ninguna novedad y existe, además, en distintas variantes. Hay quien opta por pegar una hoja (natural o artificial) en la placa para ocultar una parte de ella y otros conductores llevan años ensuciando deliberadamente sus matrículas para hacerlas ilegibles.
Esta práctica ha sido bautizada como ‘Ghost Plates’ en Reino Unido. Allí, el sistema automático de reconocimiento de matrículas ha desvelado que las cámaras de velocidad tienen dificultades para leer las placas cuando la luz es muy intensa. Por ello, la precisión del sistema ha bajado al 94%: esto significa que, al menos, el 6% de las multas son incorrectas.
Una práctica duramente sancionada
En España, manipular la matrícula está prohibido. Así lo establece el artículo 10 de la ley de tráfico: “El conductor debe asegurarse de que las matrículas no presentan obstáculos que impidan o dificulten su lectura e identificación”.
Por lo tanto, también está penado. La Policía Nacional advirtió en su cuenta de Instagram que “la broma de ocultar la matrícula te puede salir muy cara. La placa debe ser siempre perfectamente visible”. En caso contrario, el conductor se enfrenta a dos posibles sanciones.
Cualquier error en la tipología de la matrícula, los fallos que impidan leer correctamente tanto los dígitos como las letras o la existencia de algún elemento que tape o dificulte su correcta visión supone una infracción grave. El castigo, por lo tanto, es de 200 euros sin pérdida de puntos: el mismo que se aplica a aquellos coches que circulan sin matrícula.
Si el conductor manipula las placas cambiando o alterando los elementos que la componen, usando algún sistema para ocultarlas o portando una identificación que no le pertenece, la multa puede llegar a ser de hasta 6.000 euros más la resta de seis puntos en el carnet de conducir.
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