Los propulsores de combustión interna funcionan (reduciéndolo a algo muy sencillo) gracias al combustible, a la chispa y al aire. El ciclo de cuatro tiempos se compone de admisión, compresión, explosión y escape. Al final, pequeñas detonaciones y la repetición constante de este ciclo crea la energía que impulsa el vehículo.
Las piezas clave son los cilindros, pistones, inyectores de combustible y bujías. Combinados, estos componentes queman el combustible y dejan salir los gases de escape de los cilindros.
Por el tubo de escape solo deben salir esos gases que se han quemado durante el proceso, aunque hay ocasiones en que también expulsa agua. ¿Supone esto que exista una avería en el motor?
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Pura química
El agua está presente en la naturaleza de forma común. Es necesaria para la supervivencia de todos los seres vivos y ocupa —en forma de océanos— gran parte de la superficie terrestre. Además, está presente en el aire que respiramos. La humedad del aire se debe al vapor de agua que se encuentra presente en la atmósfera.
Como se ha visto, los motores necesitan del aire para realizar su ciclo de cuatro tiempos, por lo tanto, en cualquier propulsor ya se encuentra presente cierta humedad. Si a esto se le añade una segunda variable en el ciclo del motor como son los hidrocarburos, (‘hidro-‘ significa ‘agua’) la concentración de agua de un impulsor va en aumento.
Agua en el tubo de escape
Uno de los resultantes al fusionarse las moléculas de hidrógeno con las de oxígeno en el interior de los cilindros mientras se produce la combustión es el agua. Por esa razón, al arrancar el automóvil, primordialmente cuando el propulsor está frío y se inyecta más combustible para calentar los diferentes componentes con más celeridad, el tubo de escape expulsa agua.
Así mismo, si se acelera el coche de forma brusca, sobre todo cuando hay un gran contraste entre la temperatura del motor y la exterior, sin esperar a que el propulsor alcance su punto térmico idóneo, el tubo de escape también arrojará agua. Es normal y no significa que el motor sufra una avería.
Por el contrario, cuando el motor está caliente, no debería eyectar gotas por el silenciador, sino, como mucho, el típico humo blanco. Si esto sucede, sí que habría que comprobar que la junta de la culata esté en mal estado o que la propia culata se haya agrietado. Ambas situaciones pueden permitir que el refrigerante ingrese al sistema de escape y salga por la parte final del silenciador.
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