Todo lo que hay que saber sobre los buggies

Aunque nunca han sido los vehículos más populares en España, en los últimos años están proliferando como opciones de ocio, ya que combinan velocidad, diversión y adrenalina.

Buggies
Los buggies ofrecen altas dosis de diversión pero hay que saber que no se manejan igual que un coche

Los buggies tienen su razón de ser única y exclusivamente para el entretenimiento, un tipo de vehículo creado para disfrutar de la conducción. Su nacimiento en 1965 fue algo fortuito. El joven surfero Bruce F. Meyers inventó el buggy primigenio sobre la base un Volkswagen Beetle, tras ver por casualidad a una persona disfrutando por las dunas con un coche destartalado. 

Pronto mezcló sus dos pasiones, la fabricación de tablas de surf y el automovilismo. El resultado se convirtió inmediatamente en un estallido entre los jóvenes de California y los pedidos no pararon de crecer. Un nuevo concepto de vehículo había llegado para quedarse. Se trata de un planteamiento netamente estadounidense, tanto en Europa como en España ha tardado en despegar.

En la actualidad existen diferentes marcas que ofrecen este tipo de vehículos y con un amplio rango de precios, aunque los más baratos suelen ser productos de baja calidad fabricados en China.

¿Qué tipo de vehículo es un buggy?

En realidad un buggy es un automóvil diseñado para ser conducido por terrenos irregulares, como la arena, la montaña, las pistas de tierra y por supuesto, las dunas. Cuenta con un chasis ligero, una carrocería minimalista sin techo rígido y unas ruedas grandes que le permitan sortear los terrenos más difíciles. 

En un principio, se montaban motores de coche sobre chasis abiertos que les permitieran obtener un buen ratio entre peso y potencia. En la actualidad, se han sustituido los motores de automóvil por propulsores propios derivados de las motocicletas, generalmente con construcción de cuatro cilindros. La consigna sigue siendo la misma: menor peso es igual a mayor aceleración.

Además, al margen de la parte lúdica, estos vehículos son muy demandados por los ejércitos, gracias a su maniobrabilidad y capacidades todoterreno, así como para su uso en trabajos en el campo y granjas.

¿Qué carnet se necesita para conducir un buggy?

Para poder ponerse a los mandos de un buggy en España hay que contar con el carnet B de coche. Esta licencia permite, además, conducir triciclos y cuadriciclos a motor. Las dos categorías de cuadriciclo ligero (peso máximo de 350 kilos y potencia máxima de 4 kW) y cuadriciclo normal que puede llegar hasta los 550 kilos y que la potencia no exceda los 15 kW (20 CV).

Los vehículos tipo buggy de cuatro ruedas de más de 15 kW llevan homologación de turismo. Puede darse la circunstancia de que en determinadas provincias y a la hora de alquilarlos, además de disponer del preceptivo carnet B, se exija un mínimo de uno o dos años de experiencia o incluso una edad superior a los 25 años. 

¿Qué velocidad alcanza un buggy?

Como todos los cuadriciclos no ligeros, y según la propia DGT: «La velocidad máxima a la que pueden circular este tipo de vehículos es de 70 Km/h, pero en el caso de que el cuadriciclo arrastre un remolque la velocidad máxima a la que puede circular el conjunto es de 63 Km/h. Este tipo de vehículos pueden circular por todo tipo de vías en las mismas condiciones que el resto de los automóviles, pero sin dejar de tener en cuenta las limitaciones de velocidad que existen para ellos (70 Km/h)».

¿Es obligatorio el uso del casco?

La respuesta es sí. No se puede conducir un buggy sin el correspondiente casco homologado. Adicionalmente, debe de ser integral y contar con visera o gafas protectoras para impedir que la arena, el barro o las piedras impacten en los ojos dificultando la visión. Del mismo modo, también se recomienda, aunque no es obligatorio, el empleo de guantes protectores

Consejos de conducción en un buggy

Como ya se ha visto, un buggy es un vehículo excelente para la diversión. Combina la adrenalina con el pilotaje en espacios abiertos de la naturaleza. Esto no es óbice para llevar siempre el máximo control de la situación. Ya que son vehículos que cuentan con unas características especiales, también su forma de conducción debe hacerse de forma diferente a un automóvil estándar:

  • Conducir por las rutas establecidas: es recomendable pilotar por zonas que dispongan de un recorrido ya marcado, tanto en la playa como en la montaña. Hay que seguir las indicaciones de los profesionales.
  • Conducir a la defensiva: la postura de conducción al estar muy cerca del suelo resta visión y más en espacios abiertos. Cuando haya más vehículos de este tipo alrededor nunca hay que dar por hecho que los demás estén viendo todo lo que sucede en su entorno.
  • Evitar los giros cerrados: aunque la velocidad sea lenta, la estabilidad de estos coches es inferior a uno de serie, por lo que al efectuar giros cerrados se puede llegar a volcar con facilidad. El buggy tiene un peso considerable y si volcara sobre una persona podría ocasionar lesiones graves.
  • Atención al sobreviraje y el subviraje: los buggies son vehículos más nerviosos de dirección y es muy fácil no trazar correctamente las curvas. Esto puede llegar a ocasionar más de un susto.
  • Prudencia a la hora de saltar: efectuar saltos con estos vehículos es una de las partes más divertidas, aunque para ello hay que ir poco a poco. Es recomendable soltar el acelerador antes de afrontar el salto y volver a pisarlo con suavidad al aterrizar.

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