¿Cuántas baterías de móviles harían falta para mover un coche eléctrico?

Un curioso estudio de Kia compara teléfonos y automóviles, y concluye que se necesitarían 4.400 pilas de smartphone para impulsar un vehículo.

Kia e Niro
El análisis toma como referencias un Kia e-Niro (en la imagen) y un terminal de gama media.

Las baterías de los teléfonos móviles y de los coches eléctricos utilizan la misma tecnología, basada en el litio, y resultan muy similares. Y con esta premisa, Kia ha realizado un curioso análisis para determinar cuántas pilas de móviles harían falta para impulsar un coche eléctrico.

El modelo de referencia es un Kia e-Niro, que tiene una batería de 64 kWh. Y como ejemplo de smartphone se toma uno de capacidad media, con una pila de 4.000 mAh y 3,6 voltios, que equivale a 0,0148 kWh.

El resultado es llamativo, porque se precisarían 4.444 baterías de terminales telefónicos para alcanzar los 64 kWh del e-Niro, y poder mover los 4,37 metros y 1.812 kilos del modelo con solvencia. Pero el estudio va más allá, y ofrece más datos comparativos, como el peso.

Ambos acumuladores, automóvil y smartphone, se basan en la misma tecnología. Pero el de los móviles tiene forma plana y pesa apenas 80 gramos, mientras que el del e-Niro presenta un formato más rectangular, con mayor volumen, y llega a 445 kilos.

Sin embargo, al multiplicar los 80 gramos de la pila del móvil por las 4.444 unidades requeridas, sale una masa total de 355 kilos, 90 por debajo del coche. Y este detalle explica la gran diferencia entre unas baterías y otras: las de los automóviles integran un sistema de refrigeración y también una estructura metálica blindada que la protege y fija además al chasis del vehículo, asegurando así su estabilidad y seguridad en caso de accidente.

La electrónica desprende calor, y también las reacciones químicas que producen la electricidad en el interior de la batería. Este calor se aprecia en los teléfonos y llega a límites críticos, pero al aumentar la escala hasta el automóvil, la temperatura puede ser excesiva y se precisa un sistema de refrigeración. Algunos coches eléctricos pequeños se conforman con refrigeración por aire, pero la mayoría integra un sistema de refrigeración por líquido.

La refrigeración por líquido resulta mucho más eficaz y, aunque añade peso y complejidad, ofrece un control más preciso de la temperatura de la batería, la mantiene en rangos óptimos y refuerza tanto la autonomía por carga como su vida útil con el paso de los años. Y es la solución más extendida entre los eléctricos medios y grandes. Así, duran claramente más que las de los teléfonos. El sistema de refrigeración resulta también vital para mantener la estabilidad térmica del sistema en las recargas rápidas de alta potencia, esas que permiten recuperar el 80% en 30 o 40 minutos.

La densidad energética es otro valor clave, porque marca cuánta energía se puede almacenar por unidad de peso. Y los dos sistemas están muy parejos: 0,246kWh por kilo la batería del teléfono y 0,250 kWh/kg la del coche. Sin embargo, al tener en cuenta el peso de todo el conjunto, el teléfono se impone, 0,185kWh/kg frente a 0,143 kWh/kg, porque su carcasa es mucho más ligera, en comparación, que la carrocería, interior y equipamientos del automóvil.

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