Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), los desplazamientos en motocicleta experimentan un notable incremento durante los meses de verano, en comparación con los meses de invierno. Este aumento subraya la importancia de que todas las motocicletas que circulan estén en perfectas condiciones para afrontar el mayor volumen de tráfico y garantizar la seguridad de todos.
Más información
Con la llegada de los días soleados y las temperaturas más agradables, las motocicletas toman mucho más protagonismo en la circulación diaria. Antes de desempolvar las motocicletas tras el parón invernal, después de varios meses de inactividad, esta puede haber afectado a diversos componentes, por lo que una revisión exhaustiva se antoja indispensable para garantizar una conducción segura y placentera.

Qué debe revisarse en una moto
- Batería. En comparación con las de los coches, las baterías de moto tienen menor potencia y son más susceptibles de perder parte de su capacidad en menos tiempo, por lo que es importante revisarlas a menudo. Si la batería fue desconectada antes de pasar el invierno, habrá perdido menos carga y se encontrará en mejor estado. Utilizando un voltímetro se debe comprobar que se encuentra entre los 12,8V y los 12,3V, que es el rango óptimo. En todo caso, es fundamental enchufarla en un cargador para que recupere toda su capacidad.
- Neumáticos. Es imprescindible comprobar si hay grietas o fisuras. Al estar parados muchos meses, y más si la moto no ha estado sobre caballetes, se ha podido cristalizar la capa exterior de la rueda. En este caso hay que cambiar los neumáticos. Si solo están bajos, basta cargarlos con las presiones recomendadas. Siempre se deben revisar las presiones en frío.
- Limpieza. Tras verificar los dos puntos más relevantes hay que lavar la moto. Esto permitirá detectar posibles fugas de líquidos de elementos claves como el cárter, la horquilla o los frenos, ya que con la suciedad acumulada pueden quedar taponadas.
- Manetas y palancas. Ya sobre la moto, hay que comprobar que las manetas de freno y embrague, las palancas de cambio y freno trasero e incluso las suspensiones se mueven correctamente.

Niveles y frenos
- Aceite y líquidos. Los líquidos de la moto sufren con la inactividad y pierden sus propiedades. Si el aceite, el refrigerante y el líquido de frenos eran recientes, aguantan bien la hibernación, solo hay que ponerlos a nivel. Los líquidos se sustituyen cuando lo marque el manual de usuario del modelo. Con el aceite, siempre hay que sustituir también el filtro.
- Cadena. En los modelos que lleven cadena es fundamental limpiarla en profundidad tras la inactividad, ya que habrá cogido polvo y suciedad. Lo mejor es el uso de productos específicos. Tras la limpieza hay que engrasar la cadena y comprobar la tensión. La cadena se debe engrasar cada 1.000 kilómetros y cambiar el kit de arrastre cuando sea necesario.
- Frenos. Hay que evaluar el correcto frenado de la moto antes de salir. Es crucial que no existan fugas de líquido, y que las pastillas y las pinzas se encuentran en buen estado. Si es así, es poco probable que se hayan cristalizado. Lo que sí que es más plausible es que no frenen del todo bien durante algunos kilómetros. No es grave, hay que dejar que se asienten y recuperen su capacidad de frenada.
- Luces e intermitentes. La inactividad también afecta a los componentes eléctricos de las motocicletas. Hay que revisar las luces y también el claxon. Los problemas eléctricos son complicados de solucionar si no se es un experto, por lo que es recomendable pasar por un taller.
Por último, también es importante revisar la documentación de la moto. Hay que tener al día la ITV y el seguro para circular. Una vez comprobados todos estos puntos, ya se puede arrancar la moto para volver a disfrutar de ella.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram