Es el SUV de entrada a la gama X de BMW, pero dentro de los X1, puede considerarse el más completo y atractivo. Y es que se trata de la versión híbrida enchufable más potente, denominada xDrive30e, gracias a sus 326 CV.
Pero no hay que adelantar acontecimientos. Porque aunque sea el X más pequeño, mide unos buenos 4,50 metros de longitud (1,85 de ancho y 1,63 de alto). Un tamaño que no se puede considerar precisamente pequeño y que confluye en un interior más amplio de lo que, a priori, se podría esperar.
Por fuera, lo único que diferencia a esta versión híbrida enchufable de sus hermanos con otras mecánicas es la tapa de carga eléctrica ubicada en la aleta delantera izquierda, además de su nomenclatura en el portón.
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Llama bastante la atención el frontal con esa nueva parrilla de riñones más cuadrada y vertical. A los lados de esta parrilla, por cierto, con tecnología de aerodinámica activa, se ubican unos faros led, que pueden ser Matrix Led Adaptativos (en opción por 1.070 euros).
Con unos tiradores de las puertas enrasados en la carrocería y unas llantas de hasta 20 pulgadas, la zaga destaca por su spoiler de techo, los pilotos traseros Led o un paragolpes con unos prominentes extremos.
Interior de calidad y digital
Antes de hablar de sus componentes, merece la pena destacar su habitabilidad. Porque realmente es muy buena para tratarse de un SUV compacto. Las butacas delanteras no admiten crítica, más si pensamos que también pueden disponer de masaje. Entre ellas se sitúa una consola flotante en la que se ubica el mando del cambio automático (siete velocidades), el botón para selectar el modo de conducción.
Respecto a las traseras, cuentan con muy buen espacio, algo menos en anchura, como suele pasar con estas medidas, por lo que resultan muy cómodos para dos adultos, pero bastante menos para tres.
Su maletero, a pesar de perder 50 litros respecto a las versiones de gasolina o diésel, se queda en 490 litros (1.495 con los asientos abatidos), que tampoco está nada mal para la media del segmento. En este híbrido enchufable cuenta con un hueco bajo el suelo donde se pueden guardar los cables de carga.
Ahora sí, si se habla de tecnología a bordo, este BMW va bien servido. Para empezar, el elemento más destacado de su interior y al primero que se desvía la vista es el sistema multimedia BMW Curved Display, la denominación de las dos pantallas digitales contiguas. La instrumentación digital tiene 10,25 pulgadas, mientras que la pantalla táctil central es de 10,7 pulgadas.
Sus gráficos son muy buenos y su rapidez de funcionamiento, casi mejor. Los menús son intuitivos y rápidos de manejar. El único y gran problema es que hay muchas funciones, demasiadas. Por lo menos, el sistema de reconocimiento de órdenes vocales funciona muy bien y al utilizarlo se reducen las veces que hay que tocar las pantallas y, por ende, distraerse.
Su conectividad sin cable para cualquier smartphone también es de calidad. Además, cuenta con una superficie de carga inalámbrica en la parte baja de la consola central, donde se puede poner el móvil en posición vertical. Tiene una especie de pinza para sujetarlo, pero al menos en esta unidad, no aplicaba demasiada fuerza y se resbalaba hacia abajo.
Molduras iluminadas, acabados sobresalientes, un volante grueso y muy suave, tapicería de cuero y, en general, unos materiales de mucha calidad, redondean un interior más premium que el de algunos rivales de este presunto nivel.
326 CV
Casi nada. Es el modelo más potente de la gama. Y eso que su motor de combustión es un pequeño tricilíndrico de litro y medio de cilindrada y 150 CV. El resto, hasta sus 326 CV en total, llegan desde el motor eléctrico ubicado en el eje trasero y que rinde 177 CV, por lo que también es responsable de su tracción integral.
Su autonomía eléctrica teórica es de casi 90 kilómetros, una muy buena cifra que en la práctica, se reduce en proporción al ímpetu con el que se conduzca. Algo mucho más realista será el entorno de los 50-60 kilómetros, que sigue siendo una muy buena cifra para los trayectos del día a día.
La batería tiene una capacidad bruta de 16,3 kWh, útil de 14,2 kWh y si se enchufa en una toma doméstica a 3,7 kW, tardará en cargarse unas cinco horas, la mitad si la corriente que le llega es de 7,4 kW.
La conjunción de ambas mecánicas, gasolina y eléctrica, es sobresaliente, con un paso de una a otra prácticamente imperceptible.
En marcha
Con esta potencia conjunta de más de 300 CV no es de extrañar que catapulte sus casi dos toneladas (1.935 kilos) en el 0 a 100 km/h en 5,6 segundos o que alcance los 205 km/h de velocidad punta.
Lo que pasa es que tantos kilos generan un problema: la inercia. Y aunque está claro que este no es un deportivo ni se debe utilizar de tal forma, si se aumenta el ritmo se nota como el X1 tiende a querer salirse de la trazada ideal. Menos mal que su ejército de ayudas a la conducción y de sistemas de seguridad, hacen de maravilla su trabajo (el control de estabilidad es algo más brusco al entrar en funcionamiento) y, en ocasiones, parecen hasta burlarse de las más elementales leyes físicas.
Pero si se circula a un ritmo normal o, incluso, algo alto, este SUV de BMW se siente con muy buen aplomo. Su suspensión tiende a ser más firme de lo habitual, algo normal si se piensa en los kilos que debe sujetar. Por eso, si se circula por carreteras rotas, no es el coche más cómodo del mundo. El pasaje pedirá al conductor volver a una autovía de buen asfalto a la mayor brevedad posible.
Su guiado hace que, como dice su ya famoso eslogan, “te guste conducir” este coche. Algo que ya comienza con el agradable tacto de su regordete volante.
El silencio de marcha a bordo también es muy destacable, incluso cuando circula con el motor de combustión. Y en esas sensaciones tan agradables de conducir un coche seguro y fluido, colabora también la suavidad con la que hace su trabajo el cambio automático Steptronic de siete velocidades.
Además, este cambio se puede manejar con unas levas dispuestas a tal efecto tras el volante. Algo curioso es que la izquierda tiene la palabra «Boost» impresa. Esto quiere decir que si se deja pulsada esta leva un par de segundos se activa este modo, en el que durante 10 segundos (se muestran en el cuadro de relojes) el coche brinda sus máximo potencial mecánico, algo muy útil para un adelantamiento rápido, por ejemplo.
En su dinámica, el consumo también sorprende positivamente, ya que la media se ha quedado en 6,7 l/100 km, y eso que la mayoría de las veces no contaba con la ayuda económica de la electricidad, ya que no estaba cargado.
Precio
Los precios del BMW X1 parten de 44.000 euros, eso sí, de las motorizaciones sDrive18i de gasolina y sDrive18d diésel.
Este híbrido enchufable dispone también de otra versión menos potente, la xDrive25e que tiene 245 CV y que parte de un precio de 55.050.
Pero si se quiere la unidad que nos ocupa, la estrella de la gama, habrá que sumar otros 3.000 euros para ir a un precio base de 58.050 que aumentará muy fácilmente a más de 60.000 euros con la cantidad de opciones disponibles, algunas de ellas prácticamente obligatorias en un coche de este calado.
Aunque más allá de este precio, que se puede ir amortizando gracias a su movilidad eléctrica, hay que fijarse en que se trata de uno de los SUV de más calidad del mercado que, además, conjuga esa eficiencia con unas prestaciones sobresalientes y una ágil dinámica.
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