El coche eléctrico asequible se ha convertido en una de las eternas promesas del mundo del motor. Y es que, por ahora, son escasos los fabricantes (MG y Citroën) que han hecho una propuesta cumpliendo esta premisa. BYD, con el BYD Dolphin, es una de ellas. Así se comporta.
Arrancará, previsiblemente, en 29.990 euros (sin ofertas y sin ayudas) cuando llegue el Active en el primer semestre de 2024. El Boost, que también llegará el próximo año, se irá hasta los 30.690 euros, el Comfort (la unidad protagonista de la prueba) tiene un precio de 35.690 euros, que se queda en 24.480 con todos los descuentos y ayudas, y el Design escala hasta los 37.690 euros (26.480 euros con todas las rebajas aplicables).
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Asentado sobre la arquitectura e-Platform 3.0, que estrenó el BYD Atto 3, mide 4,29 metros de largo, 1,77 de ancho y 1,57 de alto. Tiene una batalla de 2,7 metros y pesa 1.658 kilos. Su maletero tiene una capacidad de carga de 345 litros, ampliables a 1.310 con la fila trasera abatida. Cifras dignas de un coche eléctrico concebido para la ciudad.
Tres niveles de potencia
Es destacable su oferta mecánica porque tendrá tres niveles de potencia: 95, 177 y 204 CV. No está mal para ser un coche eminentemente urbano. De momento, al estar disponibles, únicamente, los acabados Comfort y Design, el BYD Dolphin ofrece el mayor nivel de potencia.
En el plano eléctrico, podrá asociarse a una batería de 44,9 kWh (que llegará en 2024 con los acabados Active y Boost) o a una de 60,4 kWh, asociada a los niveles Comfort y Design. Son de tipo Blade y destacan por ofrecer mayor capacidad con un tamaño más compacto.
Hasta 427 kilómetros de autonomía
Con ellas, la autonomía del BYD Dolphin oscila entre los 340 y los 427 kilómetros. Cifras que se ajustan bastante a la realidad teniendo en cuenta el contenido consumo de este eléctrico chino: el oficial es de 15,9 kWh/100 km, pero durante la prueba, que ha mezclado trayectos urbanos con carreteras de todo tipo, ha sido posible reducirla con 15,6 kWh/100 km.
Los BYD Dolphin que estén equipados con la batería pequeña, pueden cargarse con corriente alterna hasta siete kW y con corriente continua hasta a 60 kW. La batería de mayor capacidad (60,4 kWh) admite cargas con corriente alterna de hasta 11 kW y con corriente continua de hasta 88 kW.
La potencia máxima de carga en corriente alterna trifásica es de 11 kW y en puntos con corriente continua puede cargar hasta a 88 kW. A este nivel, la batería puede pasar del 30 al 80% en 29 minutos. Además, está equipado con carga bidireccional V2L (Vehicle to Load): con ella, el coche puede cargar dispositivos externos.
Conociendo el BYD Dolphin de cerca
Con un solo vistazo, es fácil comprobar por qué llama la atención el diseño del BYD Dolphin: es el de un coche distinto. Presume de una silueta muy chata, con un capó delantero y unos voladizos más cortos de lo común.
El interior no es tan extravagante como el de otros modelos de la marca. Destaca por su amplitud para que cuatro pasajeros viajen con comodidad. Eso sí, los que ocupen la fila trasera pueden tener problemas con el espacio para la cabeza y con la postura, ya que la banqueta está situada en una posición bastante baja y tendrán que viajar con las piernas bastante flexionadas.
Los materiales elegidos para el BYD Dolphin son de calidad, los ajustes son buenos y el nivel de tecnología es considerable, teniendo en cuenta que es un coche urbano. El cuadro de instrumentos es una pantalla digital de cinco pulgadas, aunque toda la atención se centra en el centro del salpicadero. Es ahí donde se aloja una pantalla de 15,6 pulgadas que puede ser horizontal o vertical: su orientación se cambia pulsando un botón. Ambas funcionan con fluidez.
La palanca del cambio se ubica en una barra cilíndrica de botones cuya usabilidad es dudosa. En la unidad de prueba, el conductor se ubica en un asiento deportivo de cuero muy confortable, donde la única pega es que el reposacabezas está integrado y no se puede regular. Cuenta, además, con climatizador automático, navegador, cargador por inducción y conectividad para dispositivos móviles. No todos ellos vienen de serie.
El BYD Dolphin en la ciudad
La prueba a bordo del BYD Dolphin ha durado, aproximadamente, una hora con un recorrido de unos 100 kilómetros que ha atravesado varias localidades y transcurrido por carreteras secundarias y autovía. El balance general es el de un coche con un comportamiento equilibrado.
En el entorno urbano, el BYD Dolphin se luce como un vehículo eficaz, cómodo, manejable y fácil de conducir. La dirección está diseñada para maniobrar por las calles sin esfuerzo y su suspensión, con un tarado blando, es la adecuada para filtrar todas las irregularidades de la ciudad. Se nota que es un eléctrico porque la mejor manera de exprimirlo es con una conducción eficiente.
El BYD Dolphin por autovía
En los tramos que han transcurrido por autovía, el BYD Dolphin saca a relucir una de sus grandes ventajas al volante: el confort de rodadura que se debe, en parte, a la buena insonorización del habitáculo. Sólo hay algo que molesta: las ayudas y asistentes a la conducción, que pueden resultar bastante invasivos.
Cabe destacar que cualquier versión del BYD Dolphin incorpora, de serie, los siguientes ADAS: asistente de mantenimiento en el carril, asistente de cambio de carril, mantenimiento de carril preventivo, aviso de colisión frontal, aviso de colisión trasera, frenado automático de emergencia, frenado automático ante tráfico trasero cruzado y alerta de tráfico trasero cruzado.
La respuesta del motor, en este caso el de 204 CV, se puede ajustar con los tres modos de conducción: Eco, Normal y Sport. Eso sí, a pesar de sus nombres, las diferencias entre ellos son mínimas porque ni el primero induce una conducción más pausada ni el tercero aporta un extra de agresividad.
Tanto en este escenario como en las carreteras secundarias, es posible poner a prueba los dos modos de recuperación de energía: High y Normal. Igual que sucede en el caso anterior, se parecen tanto que es imposible saber cuál está activo. Sí se echa en falta la conducción one pedal, sobre todo en un vehículo eléctrico hecho para la ciudad.
¿Y en carreteras secundarias?
Cuando la carretera se retuerce, la dirección del BYD Dolphin pierde algo de precisión. En curvas tiene un comportamiento plano y ciertas inercias, sobre todo debido a esa amortiguación suave pensada en la comodidad urbanita. Hay momentos, incluso, en los que el rebote puede resultar algo molesto.
¿Para quién es el BYD Dolphin?
Tras esta toma de contacto con el BYD Dolphin, quedan claras sus intenciones: democratizar los coches eléctricos. O lo que es lo mismo: conseguir que sean accesibles para todos los bolsillos. Con ayudas y descuentos sí podría lograrlo sin obligar a su propietario a renunciar a nada de lo que está acostumbrado.
Eso sí, teniendo en cuenta su autonomía, su consumo y su puesta a punto, el mejor papel para él es el de segundo coche de una familia. Uno que se adecúe al día a día por la ciudad y, quizás, por sus alrededores: no más.
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