Salió al mercado hace cinco años, como versión algo más económica del Seat Ateca. Ahora, el Skoda Karoq, SUV medio de la marca checa, se actualiza para mejorar una receta ya probada y que ha funcionado más que bien todos estos años.
La actualización se basa, sobre todo, en un diseño ligeramente más elegante, nuevos materiales a bordo, una mejor y actualizada tecnología y una revisión de sus motores para adaptarlos a las cada vez más restrictivas normativas.
Más información
Con unas ventas en España desde 2017 de más de 20.000 unidades, por detrás del Octavia y el Kamiq –sin salir de la marca–, el Karoq ha demostrado que ha calado en el mercado nacional. Es obvio que su propuesta ha gustado bastante entre los compradores que buscan un SUV no demasiado grande, pero que cuente con la polivalencia de este tipo de vehículos.
En esta renovación, la única pega es que no cuenta con mecánicas electrificadas. Ni siquiera con microhibridación, que le habría servido, al menos, para lucir la etiqueta ECO de la DGT en el parabrisas.
Estética más aerodinámica
Los cambios en el faldón delantero y un alerón trasero más alargado han mejorado su aerodinámica, lo que se traduce en mejores consumos y emisiones. Además, ahora cuenta con un mejor equipamiento. Por ejemplo, los faros y pilotos de LED son de serie en todos los acabados y, en opción, puede montar faros Matrix full LED.
Sus dimensiones son prácticamente idénticas, gracias a una longitud de 4,39 metros (aumenta 7 milímetros), una altura de 1,60 o una anchura de 1,84 metros. En la zaga, se han estilizado los pilotos y se ofrecen algunos opcionales como el gancho de remolque escamoteable (995 euros). Se suelta al pulsar un botón dispuesto en el maletero.
Interior sobrio y tecnológico
Al volante no es un alarde de calidad, pero los materiales y acabados son de buena factura y se percibe el esfuerzo en mantenerse al día y en construir un coche duradero en el tiempo.
El salpicadero cuenta con los botones justos fuera del sistema de infoentretenimiento para no despistarse demasiado, como los de climatización o el botón de elección de modos. Este también se puede accionar desde la pantalla táctil central, en este caso la más grande disponible, de 9,2 pulgadas.
Tras el volante de este Skoda, los relojes son digitales y se muestran en una pantalla de 10,25 pulgadas con multitud de configuraciones, incluida una mínima para viajar por la noche. Recuerda al botón del Night Panel que incluían los antiguos Volvo, que al pulsarlo solo mostraba la velocidad.
Como aspecto mejorable, el proceso para cambiar las pantallas o incluir una u otra información resulta engorroso y nada intuitivo, y debería mejorarse en la siguiente generación.
Espacio para los pasajeros y maletero
El espacio detrás es bastante bueno en relación a su tamaño exterior, pero destaca de forma especial en la altura. Es muy complicado dar con la cabeza en el techo, a no ser que se mida más de 1,85 metros y se siente muy estirado.
Respecto a su maletero, con más de 520 litros, hay espacio más que suficiente para meter el equipaje de todo el pasaje. Y algo curioso y práctico: la bandeja trasera, de tela enrollable, va anclada al portón, por lo que no estorba y no será imprescindible retirarla.
Conducción ecológica, deportiva o todoterreno
En cuanto a los modos de conducción, hay varios para elegir: Eco, Comfort, Normal, Sport Individual y Snow. En este caso, al contar con tracción integral, añade el modo Offroad que se selecciona con un botón exclusivo junto a la palanca de cambios. Con él, se activan los sistemas de ayuda al ascenso y descenso de pendientes, al mismo tiempo que se mejora la respuesta del diferencial electrónico.
Con una distancia libre al suelo de 173 milímetros, los caminos de la España rural son pan comido para el Karoq, por lo que suma otro punto más a su amplia polivalencia. El precio que hay que pagar por la tracción integral y, además, el cambio automático DSG, es de 5.000 euros más. Ambos sistemas, merecen la pena si se busca comodidad de conducción y, sobre todo, seguridad al circular por superficies poco adherentes. La factura de este Karoq, con acabado Sportline, el más alto de gama, parte de los 43.000 euros; 38.000 con cambio manual y tracción delantera.
Tampoco estaría de más que el próximo Karoq mantuviera el modo elegido cuando se apaga el coche y se vuelve a arrancar al día siguiente. Porque se elija lo que se elija (por ejemplo, si se quiere ahorrar combustible y poner el modo Eco), siempre arranca en el modo Normal.
Con estos diferentes modos, se ajusta la respuesta del motor, la dirección o el cambio automático. Y hay bastante diferencia entre el Eco o el Snow, en el que todo funciona de forma más relajada, y el Sport, en el que el Karoq cambia de carácter y saca a relucir todo su potencial, que es mucho.
Un SUV agradable de conducir
El Skoda Karoq es de esos SUV muy agradables de conducir, en los que todos sus elementos funcionan de manera muy lógica.
Las carreteras reviradas no son su mejor escenario, pero lo compensa en carretera, donde transmite al conductor mucho aplomo y seguridad. Respecto a su motor, el 2.0 TDI de 150 CV tiene mucha fuerza y empuja bien desde abajo (su par es de 360 Nm), pero mejora ostensiblemente cuando el turbo entra en acción sobre las 2.000 rpm.
No llega al refinamiento de marcha del 1.5 TSI de gasolina y con la misma potencia, pero, desde luego, sus consumos tampoco son los mismos. Este homologa 5,7 l/100 km, que en esta prueba han aumentado hasta los 6,3 litros, una cifra muy aceptable si se tiene en cuenta su tracción integral y un peso de 1.600 kilos. Sus prestaciones tampoco están nada mal: de 0 a 100 km/h en 8,7 segundos, con una velocidad máxima de 204 km/h.
También para la ciudad
El acabado de la unidad de prueba, el Sportline, tiene un ajuste algo más firme en sus amortiguadores, que reducirá comodidad al pasaje si se circula por carreteras en mal estado. Su dirección es sencilla, ni es de las que más transmiten al conductor ni de las que menos. Cumple su cometido a la perfección a no ser, lo dicho, que se fuerce el guiado por carreteras más exigentes.
La ciudad también es uno de sus ámbitos de actuación preferidos, gracias a su buen radio de giro, la posición del asiento algo elevada (que aporta una buena visibilidad) y la multitud de sistemas que ayudan en este entorno. De hecho, el Karoq cuenta con elementos de serie como faros LED, frenada automática en ciudad, alerta de salida de carril, sensor de aparcamiento trasero o aviso precolisión. Sin duda, una compra redonda.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, Twitter o Instagram
Periodista especializado en motor desde hace más de 20 años, ha trabajado en diferentes gabinetes de prensa (Federación Española de Automovilismo o Circuito del Jarama) y medios especializados (Motor 16, Marca Motor o Auto Bild). Apasionado de coches, motos y, ahora también, de los cacharros con alas.