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Probamos el Model 3, un Tesla genuino en un tamaño más inteligente

Toma de contacto con el coche que inaugura una era para la marca estadounidense de vehículos eléctricos.

Tesla iniciará las entregas de las primeras unidades del Model 3 en España durante las próximas semanas, antes de finalizar este mes de febrero. Los compradores que realizaron las reservas cuando se abrió el plazo y después configuraron el coche compacto eléctrico serán los encargados de estrenarlos, en concreto con las versiones más altas de la gama que son las que ha comenzado a distribuir la marca. Antes de ese momento, hemos tenido la oportunidad de realizar una breve toma de contacto con uno de los primeros Model 3 que circulan por las carreteras españolas, matriculado en Holanda y en su variante más exclusiva Performance.

Con motivo de su presentación nacional, ya ofrecimos unas impresiones iniciales sobre el Model 3 expuesto en el concesionario de la marca en Madrid. Llegaba ahora, por tanto, el momento de confirmar si las sensaciones que transmitía el coche en parado se corresponden con la realidad de su conducción. Cierto es que para obtener unas conclusiones más ajustadas sería necesaria una prueba en mayor profundidad, sobre todo tratándose de un automóvil tan particular y de cierta complejidad técnica, pero unas horas de conducción tanto en autovía como principalmente en ciudad han sido suficientes para refrendar que el Model3 es un auténtico Tesla, una variante a escala del Model S y Model X en lo que se refiere a tecnología, eficiencia, autonomía, prestaciones, calidad… y también precio elevado.

Porque el Model 3 Performance, con dos motores y tracción a las cuatro ruedas, en color azul metalizado, con llantas especiales e interior en acabado blanco se configura en la web de la marca por 73.730 euros. La única opción que la unidad de pruebas no incorporaba era el sistema de conducción autónoma Autopilot, con un coste de 5.300 euros y que seguramente muchos clientes de esta versión más exclusiva elegirán, con lo que su precio final llegaría a los 79.030 euros.

Por una cantidad de dinero que daría acceso a muchas berlinas convencionales de representación y enfoque premium, Tesla ofrece un compacto eléctrico que sorprende por muchas de sus cualidades sin que por ello dejen de apreciarse pequeñas carencias. Como ya comentamos respecto a la filosofía del Model S, su hermano mayor, decantarse por un Model 3 es hacerlo por un estilo de movilidad, un compromiso con la sostenibilidad y una apuesta por la conectividad que ningún otro automóvil llega a ofrecer a día de hoy. Se trata, por tanto, de una decisión muy personal y que cada comprador deberá evaluar antes de decidir si tan importante inversión se ajusta a sus prioridades y exigencias.

Prestaciones entusiasmantes

Lo cierto es que como propuesta 100% eléctrica el Model 3 es altamente satisfactoria. Su autonomía homologada WLTP llega a los 530 kilómetros en esta versión Performance y la realidad no debería distanciarse mucho de esta cifra a la vista de los resultados de nuestra toma de contacto, especialmente en una utilización urbana (aunque son necesarias pruebas más exhaustivas para confirmar esta apreciación inicial). Su doble motorización eléctrica, con una unidad acoplada a cada eje, ofrece unas prestaciones entusiasmantes gracias a una potencia total de nada menos que 462 CV, sobre todo en lo que se refiere a la aceleración. La velocidad punta de 250 km/h es un dato menos relevante en este sentido, pero notar el empuje de sus dos motores catapultando el coche de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos es una experiencia digna de ser vivida.

Por lo que se refiere a su dinámica de marcha, el Model 3 se beneficia de las ventajas de unas dimensiones más ajustadas (4,69 metros de longitud) que los otros miembros de la familia Tesla. Es un coche mucho más ágil y manejable, se mueve con soltura en ciudad y en lugares angostos, gira sin necesidad de mucho espacio y, en definitiva, se confirma como un automóvil más utilizable en el día a día y en el entorno urbano, en principio el idóneo para un eléctrico puro. El volante es pequeño y facilita estas maniobras, mientras que las suspensiones se muestran bastante firmes pero sin llegar a la rigidez de las utilizadas en el Model S.

En autovía su aplomo es bueno y rueda con firmeza a los promedios legales de este tipo de vías, así que poco que objetar al respecto. Habrá que confirmar, en todo caso, si esas cotas más reducidas afectan de algún modo a su estabilidad en carreteras reviradas, aunque es de esperar que también revele una agilidad superior a la de sus hermanos mayores. Sin olvidar en ningún momento que se trata de una berlina con las particularidades propias de un coche 100% eléctrico, que suelen mostrar un comportamiento un tanto peculiar, y que pesa cerca de dos toneladas.

Este peso elevado para un coche de su tamaño se justifica por la ingente cantidad de tecnología que encierra en su interior. Principalmente por el efecto de los motores eléctricos y las potentes baterías que los alimentan, aunque también de todo el arsenal de dispositivos que exigen la gestión, conectividad y equipamiento del vehículo. Y eso que la apuesta de Tesla es siempre por el minimalismo, con un Model 3 que no sólo no es la excepción sino que lleva este planteamiento hasta las últimas consecuencias.

Habitabilidad correcta

Se comprueba así desde el primer instante en que se accede a su interior. Su habitabilidad es correcta para sus dimensiones, con dos buenas plazas delanteras y tres traseras que gozan de espacio suficiente para las piernas y también en altura (el techo acristalado completo es determinante para ello), aunque no tanto en anchura: viajarán más cómodos dos ocupantes que un tercero eventual en el asiento central, si bien es cierto que se trata de una carencia bastante extendida entre los coches de este segmento en general.

Tesla Model 3

El interior minimalista pero de calidad del Model 3.

La capacidad de carga se basa en dos maleteros, el delantero donde se ubica el motor de combustión en un automóvil clásico, y el habitual posterior. El primero está destinado a pequeños bultos, mientras que el segundo es similar al de otras berlinas para sumar entre ambos 425 litros de capacidad. Es una cifra algo por debajo de la media pero que puede ser suficiente para un buen número de usuarios sin exigencias desproporcionadas: no es una opción, parece evidente, para familias numerosas…

Lo imprescindible… sin renuncias

El Model 3 no deja indiferente en cuanto a la configuración de su salpicadero. Una superficie limpia y fluida, carente de todo aquello que su avanzada tecnología pueda suplir. Al igual que en los otros modelos de Tesla, el protagonismo indiscutible corresponde a su gran pantalla de control, de 15 pulgadas de tamaño y colocada en posición horizontal. En ella se localiza incluso la instrumentación básica de cualquier vehículo (velocímetro, indicador de marcha, autonomía…), delante del conductor no aparece ningún otro tipo de reloj, es decir, carece de la instrumentación que se conoce desde prácticamente los orígenes de la automoción.

Los botones y otros elementos físicos se reducen a la mínima expresión: accionamiento de indicadores de emergencia, intermitencia, palanca de cambio en el volante, pulsador de llamada de asistencia, los mandos de los elevalunas y dos pequeños botones en el volante que en combinación con el software permiten realizar otra serie de tareas como la colocación del propio volante o de los espejos retrovisores.

Para la gran pantalla central quedan una infinidad de funcionalidades, un despliegue de posibilidades que van desde el control de coche a una conexión web, pasando por el equipo de audio, el acceso a servicios musicales, la climatización (incluidos los asientos calefactables) o la navegación. Todo ello accesible de una forma sencilla e intuitiva, que apenas requiere de mayor aprendizaje que su descubrimiento y que lleva la relación entre el conductor y su coche a un nivel superior, tanto como inédito en la actualidad en cualquier otra marca.

Pantalla Tesla

La gran pantalla de 15 pulgadas del Model 3.

Esa simplicidad se mantiene el resto del habitáculo, con salidas de climatización camufladas en el propio salpicadero (y de flujo controlable también desde la pantalla central) o las puertas con pequeños botones que sustituyen a los habituales tiradores. Algunos detalles de acabado (especialmente los menos visibles) son mejorables si se tiene en consideración el posicionamiento en precio del Model 3.

El acceso desde el exterior se realiza desde la aplicación de la marca (que tiene otras muchas más funcionalidades de control del vehículo y su carga) o con una tarjeta del tamaño de una de crédito que debe aproximarse al montante central del vehículo para que los tiradores escamoteables permitan su apertura. Estos últimos son similares a los del Model S aunque su accionamiento es manual y no automático, requiriendo una pequeña adaptación a su utilización.

¿Para quién es el Model 3?

El Tesla Model 3 es una propuesta tan especial que diría que es el coche quien elige a su propietario antes que al contrario. No es un automóvil para todo el mundo, obviamente, y disfrutar de sus muchas ventajas pueden implicar también ciertas renuncias o condicionantes. El precio es su principal inconveniente, porque parece que esa promesa inicial de los 35.000 dólares (unos 31.000 euros) no será realidad en ningún caso ni siquiera en la versión más básica que llegará más adelante.

Hasta la comercialización de esa variante de acceso, por debajo del Performance de este contacto figura la Long Ranger Battery. Por 59.100 euros es un segundo más lento en la aceleración de 0 a 100 km/h, aunque en contrapartida homologa una autonomía WLPT de 560 kilómetros. Eligiendo algunas opciones esenciales se llega, sin grandes alardes, a los 65.000 euros, que tampoco es una cantidad baja, si bien bastante inferior a los 79.100 euros de un Jaguar i-Pace, que es más lento y tiene un alcance inferior.

Sin duda alguna, incluso este nivel de acceso del Model 3, a día de hoy Tesla lleva ventaja en la carrera de la electrificación a los fabricantes tradicionales, que ahora se esfuerzan en recuperar el terreno perdido y a buen seguro lo conseguirán. Y esa superioridad en prestaciones, eficiencia y conectividad tiene un precio que hay que pagar, especialmente si se realiza una comparación con modelos de características similares propulsados por combustión interna. Esa guerra es otra y en ella cada cual debe elegir bando.

Raúl Romojaro

Una vida sobre ruedas. De piloto (malo) de motocross a periodista deportivo en Diario AS, incluyendo una década en los grandes premios de MotoGP. Apasionado de los coches y las motos, en más de 30 años ha tenido el privilegio de probar unos cuantos cientos de unos y de otras. Ahora, subdirector en Prisa Motor.

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