Carlos Sainz se ha convertido en el primer piloto en ganar el Dakar con cuatro marcas diferentes: Volswagen, Peugeot, Mini y ahora, Audi.
Aunque este año tiene una particularidad muy relevante, a causa del coche utilizado por el piloto español. Y es que el Audi RS Q e-tron funciona de una manera muy peculiar.
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Una bestia sobre ruedas
Para empezar, la altura libre al suelo de este Audi es de unos 40 centímetros. Su longitud no es excesiva: 4,67 metros. Pero sí es más llamativa su anchura: 2,3 metros para una altura de casi dos metros.
El acceso la habitáculo, donde esperan dos cómodos y rediseñados bacquets respecto al modelo del año pasado, se realiza a través de dos puertas con apertura en alas de gaviota.
Aunque lo más interesante es su peculiar mecánica, ya que cuenta con un motor de combustión que no está conectado a las ruedas, ya que también tiene dos motores eléctricos, uno por eje, que son los que trasladan la energía generada por el motor térmico a las ruedas.
Es una tecnología muy similar a la que Nissan utiliza en sus vehículos de calle, denominada e-Power y que, por ejemplo, se encuentra en el Nissan X-Trail o en el Nissan Qashqai.
Un motor de gasolina para generar energía
El Audi RS Q e-tron lleva un motor de gasolina 2.0 turbo de cuatro cilindros que funciona como un generador para recargar la batería en marcha y que es una derivación del que Audi utiliza en el DTM (Campeonato Alemán de Turismos).
La batería es la que brinda la energía necesaria para que los dos motores eléctricos (proceden de la Fórmula E), uno en cada eje, muevan las ruedas y aporten la tracción total. La caja de cambios es automática y de una sola marcha dada su naturaleza eléctrica, lo que simplifica mucho la conducción.
El motor térmico se nutre de un combustible sostenible procedente de residuos y que reduce las emisiones nocivas un 60% en comparación con una gasolina normal.
Potencia y prestaciones
La potencia conjunta llega hasta los 383 CV que, por otra parte, es lo máximo permitido por el reglamento. Con un peso de 2.100 kilos, acelera de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos, aunque la superficie sobre la que lo haga sea de baja adherencia, como es habitual en el Dakar.
Su velocidad máxima podría ser bastante alta, pero el reglamento también la limita a 170 km/h. Unas cifras que superan claramente algunos deportivos de calle, pero con una robustez general a la que difícilmente se encuentra en cualquier modelo convencional.
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Periodista especializado en motor desde hace más de 20 años, ha trabajado en diferentes gabinetes de prensa (Federación Española de Automovilismo o Circuito del Jarama) y medios especializados (Motor 16, Marca Motor o Auto Bild). Apasionado de coches, motos y, ahora también, de los cacharros con alas.