Los servicios por suscripción llegan también a los coches usados

Ya no son sólo los compradores de coches nuevos los que tienen funciones bloqueadas tras una pasarela de pago.

segunda mano

Venta de un coche de segunda mano.

La era de los coches conectados ya está aquí y, ahora que algunos ya están llegando al mercado de segunda mano, sus cuotas de suscripción se van a ir con ellos. Y ya no se trata solo del alquiler de las baterías para coches eléctricos, que cada vez menos fabricantes ofrecen.

Este hecho pone en tela de juicio quién es realmente el propietario de ciertos elementos del equipamiento y de si un fabricante de automóviles debe o no controlar las funciones de un coche después de que haya pasado legalmente a manos de un tercero.

Y es que las empresas automovilísticas llevan tiempo estudiando esta posibilidad y ya han detectado que puede ser una gran fuente de ingresos en el futuro.

Pagar por más potencia, por ejemplo

Hace tiempo que se anunciaron las suscripciones para los coches nuevos. Los fabricantes de automóviles quieren cobrar a los compradores de coches nuevos para desbloquear potencia extra, navegación, funciones de conducción semiautónoma, asientos calefactables, etc.

A pesar de que los datos sugieren que a la mayoría de los compradores les echan para atrás las funciones que tienen que activar con dinero extra, eso no ha impedido que la industria haga lo posible por introducirse también en los coches usados.

Eso ha prpvocado que muchos se cuestionen si el cliente es o no propietario de esas características o incluso del coche en cuestión. Pero en el fondo, lo que quieren los fabricantes es sacar más rentabilidad a cada unidad. Los vehículos conectados lo hacen más fácil porque ahora hay una línea directa de comunicación entre el propietario y la marca.

En varios Audi, como en este RS Q3, deslimitar la velocidad máxima de 250 a 280 km/h ya tiene un precio desde hace tiempo. En este caso 2.095 euros.

Esta comunicación ha cambiado del contacto ocasional en los concesionarios en los momentos de compra, mantenimiento o reparación, al contacto directo y continuo con el cliente durante todo el periodo de propiedad. Y es probable que este cambio suponga miles de millones de beneficios para las marcas mucho después de haber vendido el primer coche.

Así lo avalan todo tipo de pruebas, incluida una campaña que Ford inició en 2021 llamada always on, un esfuerzo por interactuar regularmente con sus clientes. El verano pasado el CEO de Ford, Jim Farley, dijo que esperaba ganar “decenas de millones de euros” con las cuotas de suscripción en el futuro.

En diciembre de 2021, el CEO de General Motors hizo una proclamación aún mayor: esperaba generar 23.000 millones de euros anuales de aquí a 2030, todo ello a base de suscripciones. Stellantis se subió al tren de las declaraciones públicas diciendo que preveía unos 21.000 millones de euros en ingresos anuales por suscripciones para esa misma fecha.

No es nuevo

Y es que ya desde hace años las simples actualizaciones de los navegadores que se instalan de fábrica en los vehículos nuevos, son previo paso por caja.

Esto ha llevado a no pocos clientes a elegir vehículos sin este elemento y optar por conectar su propio smartphone con navegadores gratuitos.

Algunos navegadores gratuitos tienen mejores prestaciones que los originales de las marcas.

Por eso, el futuro de este tipo de suscripciones parece que está mucho más claro para los fabricantes que para los consumidores.

Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, Twitter o Instagram

Alfredo Rueda

Periodista especializado en motor desde hace más de 20 años, ha trabajado en diferentes gabinetes de prensa (Federación Española de Automovilismo o Circuito del Jarama) y medios especializados (Motor 16, Marca Motor o Auto Bild). Apasionado de coches, motos y, ahora también, de los cacharros con alas.

Salir de la versión móvil