Si se busca una limusina de aspecto único y se es aficionado a la restauración de coches, esta réplica del Bugatti Veyron puede ser una buena opción.
El coche del proyecto, que se basa en un humilde Lincoln Town Car, necesita mucho trabajo, pero al menos está en condiciones de rodar y tiene un kit de carrocería de fibra de vidrio que parece salido de la fábrica de Molsheim.
La construcción comenzó con un Town Car de 2001, que se desmontó por completo para permitir la conversión en este hiperdeportivo.
La nueva carrocería de fibra de vidrio se monta sobre un bastidor de tubos de acero y reproduce las líneas del Veyron, especialmente en el frontal y a pesar de la presencia del viejo motor Ford V8 bajo el capó. De hecho, el parachoques y los faros posventa intentan replicar al Bugatti Veyron SS.
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La distancia entre ejes es mucho mayor que la de un Bugatti Veyron normal y las tomas de aire laterales están completamente bloqueadas, pero el aspecto exótico se mantiene gracias a las llantas de aleación de 20 pulgadas, las puertas delanteras al estilo Lamborghini y la gran puerta de ala de gaviota en el borde trasero.
En la zaga, el portón trasero sigue el estilo del alerón trasero activo que hace las veces de freno aerodinámico del Veyron.
Un interior por hacer
El interior necesita mucho más trabajo que el exterior, ya que los asientos de cuero del Lincoln original ni siquiera están atornillados al suelo, pero el aire acondicionado dual sigue funcionando.
Según el vendedor, el coche del proyecto ha estado parado en este estado inacabado durante tres años, pero el motor ha arrancado bien después de instalar una nueva batería y añadir gasolina nueva.
Esta réplica aparece en eBay por 25.000 dólares (unos 23.600 euros), lo que, según el vendedor, es “mucho menos” de lo que cuestan sus piezas.
Más concretamente, el coche donante supuestamente costó 8.500 euros, con otros 9.500 gastados en el kit de carrocería de fibra de vidrio, 4.700 euros en las puertas del Lamborghini, 3.800 en la puerta de ala de gaviota, 3.800 en el capó y el maletero y 1.900 en el parabrisas, entre otros gastos y sin contar con la mano de obra.
Aun así, está claro que el nuevo propietario debe estar dispuesto a invertir más dinero y tiempo para que esta limusina esté terminada y lista para el servicio.
Aunque seguramente nadie sacrificaría un Bugatti de verdad para fabricar una limusina, esta réplica puede ser bastante convincente si el kit de carrocería está bien proporcionado y los detalles se han terminado con cariño.
Así lo demuestra una foto de otro coche pintado de negro que se incluye en el anuncio y que muestra el aspecto que podría tener el proyecto si estuviera terminado.
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