Hijo de un carpintero de Heilbronn (Alemania), Augustus Wilhelm Maybach vino al mundo en 1846. Y desde allí la familia se mudó a Stuttgart en busca de nuevas oportunidades, aunque al poco de llegar a la ciudad la desgracia se abatió sobre ellos.
En el curso de dos años, fallecieron la madre y el padre, quedando huérfanos dos hermanos. Wilhelm, que era el segundo, fue acogido a la edad de 13 años en la Reutlinger Bruderhaus (‘casa de los hermanos’), una institución caritativa protestante dirigida por un matrimonio apellidado Werner.
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Allí parecía que el destino de Wilhem estaba sellado, porque se formó inicialmente como panadero y pastelero. Sin embargo, el pastor y teólogo Werner percibió en el muchacho un gran talento y, en 1863, le animó a ingresar como aprendiz y dibujante en un taller mecánico. Esta formación técnica la completó posteriormente con el estudio de las matemáticas y el dominio del inglés y el francés en la escuela secundaria.
Trascendente encuentro con Daimler
Por casualidades del destino, el director del orfanato Gustav Werner contrató como inspector de sus talleres a un joven ingeniero llamado Gottlieb Daimler, que no tardó en fijarse también en el potencial de Maybach.
Posteriormente, Daimler fue nombrado miembro de la junta directiva de Maschinenbau-Gesellschaft Karlsruhe, una importante fábrica de locomotoras, y desde su nuevo cometido reclamó los servicios de Maybach para que trabajara con él en la oficina de diseño.
Unos años más tarde, Daimler fue nombrado directivo en la fábrica de motores Deutz, fundada por Nicolaus Otto y, de nuevo, Maybach le siguió en 1873 como jefe del departamento de diseño.
Allí, el joven ingeniero ya entró en la historia del automóvil al colaborar de forma decisiva en el desarrollo del motor de cuatro tiempos de ciclo Otto que, en esencia, es el que a día de hoy sigue utilizándose en la mayoría de los automóviles de gasolina.
En aquella época, Maybach viajó a Estados Unidos y, aprovechando los contactos de su hermano mayor con el fabricante de pianos Stenway&Sons, posibilitó una nueva oportunidad para la empresa de Daimler de producir coches al otro lado del Atlántico.
Y es que su talento no parecía tener límites: en 1897 inventó el radiador tubular de refrigeración para automóvil, dos años más tarde diseñó un motor para el dirigible del conde Ferdinand von Zeppelin y en 1900 trabajó en el desarrollo y fabricación del Mercedes 35 CV, primer modelo de la marca y primer coche de carreras de la historia. Un proyecto que desde entonces le valió a Maybach el apodo de Rey de los diseñadores.
Primera vuelta al mundo en dirigible
La muerte de Daimler ese mismo año, sin embargo, hizo que Maybach se marchara por las desavenencias con la dirección de Mercedes, a pesar de su gran reputación y la cantidad de patentes que había aportado a la marca.
A continuación, en 1909, se volcó en la recién nacida industria aeronáutica asociándose con Zeppelin y fundando la Luftfahrzeug-Motorenbau GmbH, una empresa dirigida por su propio hijo, Karl Maybach, que había heredado buena parte de su talento y que se convertiría en el continuador de su obra.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, Maybach ya se pudo centrar en la industria automovilística, que le apasionaba, y en 1921 presentó el primer modelo de su propia marca, el W 3, que se mantuvo en producción hasta 1928.
Y justo antes de su fallecimiento, en 1929, Wilhelm todavía tuvo tiempo de asistir a una gesta histórica cuando el dirigible Graf Zeppelin, impulsado por motores de 12 cilindros que había diseñado su hijo Karl, completó la primera vuelta al mundo en dirigible.
En 1935, la marca lanzó una nueva gama de modelos, denominados SW por las iniciales en alemán de eje oscilante, que hacía referencia al avanzado tipo de suspensión independiente que les caracterizaba. Con un motor 3.4 de seis cilindros con 140 CV de potencia y una velocidad máxima de 140 km/h, en aquella época representaban una auténtica joya mecánica.
De la guerra al olvido
La reputación de Maybach se consolidó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue requerida por el Reich para suministrar motores a los blindados del Ejército alemán.
Así, los famosos Panther y Tiger partieron al frente animados con las indestructibles mecánicas producidas por la marca de la doble M. Una división industrial militar que siguió activa después de aquel conflicto bajo la dirección de Karl Maybach y que continuó fabricando motores para carros de combate de otros países, como el moderno AMX francés.
Desaparecida del panorama automovilístico en 1941, Maybach fue resucitada como marca por Daimler-Benz a finales de los noventa para rivalizar con las británicas Bentley y Rolls-Royce, que habían sido adquiridas respectivamente por Volkswagen y BMW.
Y como no podía ser de otro modo tratándose de Maybach, volvió con un impresionante modelo con motor V12 Biturbo, suspensión neumática, unos interiores exclusivos y dos tamaños, berlina 57 y limusina 62.
Con la vuelta de la exquisitez de los Maybach de antaño, pero en el siglo XXI, la marca sorprendió en 2005 con el prototipo Exelero de 700 CV, mientras en lo comercial proseguía la producción por encargo de exclusivas berlinas en una planta construida especialmente en Sindelfingen (Alemania).
Pero los enormes costes de los sofisticados materiales utilizados sumados a una metódica fabricación artesanal y a la carta, no hicieron rentable el negocio que, en 2012 cesó su actividad después de haber ensamblado un total de 3.000 ejemplares.
SUV y 100% eléctricos
Pero Maybach no ha desaparecido y, desde 2015, se ha reconvertido en la división de lujo de Mercedes. Las versiones Maybach de los Clase S y Clase G se alzaron en su día como las más lujosas en la marca de la estrella y su departamento de diseño ha venido marcando el futuro de los modelos más exclusivos. Como por ejemplo el prototipo Mercedes-Maybach Vision 6 de 2016 y un año más tarde su evolución descapotable.
Un futuro que ya ha llegado adaptado a los tiempos de la electrificación con el nuevo Mercedes-Maybach EQS SUV de motor 100% eléctrico, con potencias de hasta 750 CV. Le seguirá en unos pocos días el Mercedes-Maybach EQE SUV, de tamaño más compacto, pero con el mismo nivel de sofisticación.
El logotipo de Maybach
En cuanto al logotipo de Maybach, su diseño ha variado poco a lo largo de su historia y está presidido por dos letras M, que ahora se interpretan como Mercedes-Maybach. Aunque en otros momentos también significaron en alemán Maybach-Manufaktur (‘manufactura’ en alemán) o Maybach-Motorenbau (‘fábrica de motores’).
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