Aunque han corrido, y siguen corriendo ríos de tinta con el tema de las emisiones, lo más importante es recordar que la prohibición de comercializar en el territorio de la Unión Europea vehículos que emitan CO₂ no significa que los motores gasolina y diésel tengan que desaparecer. La Eurocámara especifica que se prohíben las emisiones directas, lo que actualmente solo permitiría salvar a los vehículos eléctricos o de pila de combustible de hidrógeno.
Y es en la letra pequeña donde está la clave. De hecho, el Europarlamento forzó en febrero del año pasado a que la comisión presentara una propuesta relativa a la matriculación, después de 2035, de los vehículos que funcionen exclusivamente con combustibles neutros en CO₂. En otras palabras, se abrió la puerta a la matriculación de vehículos con motores de combustión interna a partir de ese año, siempre y cuando estén propulsados únicamente por combustibles neutros en CO₂.
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Estas medidas se recogen en el Pacto Verde Europeo aprobado en el año 2020. Se trata de un conjunto de iniciativas políticas que tienen el objetivo general, según la Comisión Europea, que “establece cómo hacer de Europa el primer continente climáticamente neutro en 2050, impulsando la economía, mejorando la salud y la calidad de vida de los ciudadanos”. Aunque estas medidas, centradas en el mundo de la automoción, van a cercenar la vida de ejemplares míticos. ¿O no?
Italia y la Vespa
Ante esta problemática sobre los motores de combustión interna, las emisiones y la neutralidad climática, en Italia han decidido salvar a toda costa a uno de sus iconos más internacionales: la Vespa. Una motocicleta que se presentó en 1946 en Roma y que tenía como fin, en la Europa de la posguerra, convertirse en un medio de transporte cómodo, de fácil manejo y barato. La Vespa ha mantenido un éxito arrollador desde entonces, no solo por su original forma, sino porque ha sabido evolucionar a lo largo de este tiempo.
Ahora, el gobierno italiano busca proteger la Vespa otorgándole el estatus de símbolo de tradición cultural nacional para evitar que las restrictivas leyes de emisiones antes mencionadas acaben con su legado. Para ello, quiere protegerla otorgándole dicho estatus y, de esta manera, la Vespa estaría exenta de restricciones de venta relacionadas con las emisiones de escape excesivas.
Salvar un icono
Según el Corriere della Sera, el partido de la Lega Norte, cuyo máximo representante es el actual ministro de Transportes, Matteo Salvini, “están dispuestos a salvar este icono revolucionario de los años 50 y 60 que representaba a Italia y los italianos y que, aún hoy, con más de 20 millones de modelos vendidos y en circulación en el mundo, cuenta con 615 clubes Vespa solo en el territorio nacional con 90.000 socios. Se trata de uno de nuestros símbolos más reconocidos que no debe acabar aplastado bajo el yugo del Pacto Verde Europeo”.
Desde la Lega también apuntan que “la Vespa no puede considerarse simplemente un vehículo contaminante, porque desde los años de la Dolce Vita, cuando nació como medio de transporte, ha superado su función original y se ha convertido en un verdadero icono de estilo, libertad y belleza y que ha sido comercializado en 83 países de todos los continentes”.
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