En qué comunidades están las peores carreteras de España

La Asociación Española de la Carretera detecta una necesidad de inversión inmediata en mantenimiento de 10.000 millones de euros.

peores carreteras
Una de las vías analizadas en el último informe de la Asociación Española de la Carretera.

Deformaciones notables, agrietamientos gruesos y señales casi inútiles son algunos de los males visibles en miles de kilómetros de las vías españolas. A este diagnóstico de la Asociación Española de la Carretera (AEC), que ha revisado casi toda la red, lo acompaña una solución imposible. 

Según el análisis, harían falta casi 10.000 millones de euros de inversión en mantenimiento (instantáneo, sin que diera tiempo a que se deterioraran los asfaltos que sí están bien) para dejar todas las calzadas en buenas condiciones. Las peores –las que suman mayor déficit de conservación por kilómetro– están en Aragón, Comunidad Valenciana y Galicia.

Los daños se aprecian en toda la malla viaria, sin distinción (salvo excepciones) entre las carreteras de propiedad estatal y aquellas que dependen de las comunidades autónomas. Y luego la AEC detecta también un mal invisible a simple vista: la conectividad resulta inviable a corto plazo. 

Carreteras conectadas

En su informe Necesidades de inversión en conservación, cuyo trabajo de campo se realizó en la segunda mitad de 2021, la AEC concluye que el 70% de la red viaria es segura al considerar en conjunto “el estado del firme, la señalización y los elementos de contención y balizamiento”. Sin embargo, menos de la mitad de las vías (43%) “están preparadas para la adaptación a la futura movilidad conectada y autónoma”.

Y a pesar de lo que la AEC llama el efecto Covid (que ha ralentizado el deterioro del asfalto, cada vez peor en los últimos 10 años), su estudio califica el estado de las carreteras con una nota global “próxima al muy deficiente”. 

Esta asociación, creada en 1949 y que colabora con 200 entidades (desde la administración hasta los centros de investigación, pasando por las grandes constructoras), ha analizado 101.700 kilómetros de vías. Unos 26.400 kilómetros de la red del Estado y 75.300 de la red autonómica. De ellos, unos 13.000 presentan “deterioros graves en más del 50% de la superficie del pavimento”. 

Entre los daños, enumera el informe, aparecen con frecuencia “grietas en las rodadas, agrietamientos gruesos, disgregaciones, deformaciones y grietas erráticas”. Este panorama aleja “cualquier perspectiva realista de que la red viaria española pueda acometer en el corto o medio plazo su adaptación a los requerimientos de la nueva movilidad”.

La excepción la aporta el País Vasco. Sus carreteras, en opinión de la AEC, representan el “modelo de red segura preparada para dar el salto hacia la digitalización y la transformación ecológica”. La conservación del firme, sin embargo, apenas roza el aprobado.

Inversión en carreteras: 9.900 millones de euros

La AEC empezó a revisar las vías en 1985 con la Campaña de inspección visual, que derivó en el nuevo siglo en un informe bienal. En 2001, la conservación de la red viaria aprobaba el examen periódico de la AEC; 20 años después, está a las puertas del muy deficiente. 

Según la asociación, volver al principio supondría una inversión mínima de 9.918 millones de euros. De ellos, 3.261 millones en la red que gestiona el Estado; el resto,  6.657 millones, en la que administran los gobiernos autonómicos y forales.

En el anterior informe, las necesidades rondaban los 7.500 millones. La AEC aclara que el cálculo incorpora “una estimación –conservadora, en todo caso– de la subida experimentada en los precios de los materiales”.

Consecuencias

El deterioro de las carreteras españolas, en palabras de los autores del informe, dificulta “la transición hacia una movilidad más sostenible, ecológica, digital y segura”. Así, ponen en duda la posibilidad de reducir a la mitad del número de fallecidos por accidente de tráfico en 2030 o el reto de alcanzar la neutralidad climática en 2050.

“La mala conservación de la red afecta también al ya maltrecho bolsillo de los conductores: circular por una carretera en mal estado incrementa al menos un 10% el consumo de combustible [y, por tanto, las emisiones contaminantes]”, concluye el informe.  Y,  como solución, propone más fondos provenientes de los presupuestos y la tarificación por uso, anunciada ya, aunque sin fecha definida, por el Gobierno.

Una señal decolorada y desgastada, con la consecuente pérdida de retrorreflexión.

Miles de señales que no se ven por la noche

El informe de la Asociación Española de la Carretera es más benévolo con el estado de las señales de código (no de orientación), pero revela la necesidad de renovar 100.000 placas en la red viaria estatal y otras 260.000 en las carreteras autonómicas. De ellas, 233.000 superan los siete años de edad: su visibilidad nocturna no está garantizada, porque ha caducado el material retrorreflectante. Respecto a las marcas viales, deberían repintarse en 20.000 kilómetros de calzadas.

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