Las ventas del coche diésel en el mercado español durante los siete primeros meses de 2019 han representado el 27,5% del total (222.500 unidades), frente al 61,7% de las motorizaciones de gasolina (499.345 unidades). Un escenario bien diferente al de hace poco tiempo, consecuencia de la demonización de un combustible que, sin embargo, sigue presentándose como opción aconsejable para un buen número de usuarios. Mientras que el proceso de electrificación del parque móvil recorre un largo y tortuoso camino, el gasóleo seguirá estando muy presente en las carreteras de forma muy significativa al menos durante la próxima década.
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Y es por ello que existen razones de peso para que la compra de un coche diésel siga siendo razonable más allá de la desinformación que pueda existir al respecto y los mensajes confusos que se envían desde diferentes estamentos. Estas son las principales:
Puedes ser ecológico
Un moderno motor diésel emite hasta un 90% menos partículas contaminantes que otro con 15 años de antigüedad, mientras que sus emisiones de C02 son inferiores en un 15% a las de un propulsor de gasolina correspondiente. Todos los coches de nueva matriculación cumplen con la normativa Euro 6, por lo que el problema de la eficiencia se refiere a los modelos antiguos que deberían renovarse de forma urgente.
Equivalencia de etiqueta
Por el motivo anterior, los automóviles diésel actuales disfrutan del mismo etiquetado medioambiental de la DGT que los de gasolina. Con la catalogación C, por tanto, se someten a la misma normativa y restricciones de acceso a los centros urbanos en episodios de contaminación. Son los híbridos y microhíbridos (ECO) y eléctricos e híbridos enchufables (etiqueta 0) los que presentan ventajas respecto a los motores de gasóleo en este sentido, sin olvidar que algunos de ellos se benefician de soluciones de hibridación suave.
Ideales para largos viajes
Un automóvil diésel sigue siendo la mejor opción para viajar. Aunque los motores de gasolina han afinado mucho sus consumos, por lo general los motores de gasóleo son más ahorradores. Por tanto, además de las menores emisiones de CO2 ya mencionadas, el gasto en combustible será inferior y representa una ventaja significativa para los usuarios que recorren un mayor número de kilómetros. Se trata de un detalle siempre importante pero más en el contexto actual de supremacía de modelos SUV de generosas dimensiones y peso elevado.
Circulación garantizada
El horizonte de la descarbonización del parque automovilístico se vislumbra a largo plazo, con efectos apreciables en al menos una década y afianzando en otra más. Es decir, comprar hoy un coche diésel para un tiempo de utilización de entre 10 y 12 años no representa problema alguno de circulación, desde luego no más que otro de gasolina puesto que son equivalentes en emisiones. Qué ocurrirá a partir de 2040 es difícil de pronosticar con certeza, pero plantearse la adquisición de cualquier vehículo con esa perspectiva se antoja también poco razonable.
Ofertas interesantes
Ante la evidencia de la caída de las matriculaciones de diésel en el mercado español, las marcas deben redoblar esfuerzos para seguir ofreciendo a sus clientes una tecnología plenamente vigente y muy presente en sus gamas. Es así como se pueden encontrar ofertas interesantes de modelos de gasóleo frente a otros equivalentes de gasolina, más sencillos de comercializar en estos momentos. Un fenómeno que podría traducirse en una superior depreciación en la reventa, aunque no tanto en el corto plazo.
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