Casi todo el mundo sabe que la marca de coches Ford lleva el apellido de su fundador, Henry Ford, y que este fue un empresario de éxito en el mundo de la automoción. Sin embargo, no es el único apellido que se ha convertido en marca de coches, ni todos los que fundaron empresas de este tipo que han terminado siendo importantes llegaron a probar las mieles del éxito. He aquí la historia de algunos de ellos.
Nicola Romeo (1876-1938)
Este ingeniero napolitano y fundador de diversas fábricas de maquinaria adquirió en 1915 la empresa automovilística ALFA, siglas de Anonima Lombarda Fabbrica di Automobili, con el objetivo de reconvertirla hacia la producción bélica con la ayuda de sus potentes máquinas instaladoras de aire comprimido. En estas instalaciones se prepararon los 5.000 kilos de explosivos que se introdujeron en un túnel de 52 metros bajo la montaña del Col di Lana en abril de 1916, uno de los episodios más famosos del frente italiano en la Primera Guerra Mundial. Fue después de la guerra cuando Nicola añadió su apellido a la marca de coches y comenzó la producción de los automóviles Alfa Romeo, tan conocidos por su elegante diseño y prestaciones.
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Lionel Martin (1878-1945)
Lionel Martin fue un piloto de carreras británico que se hizo famoso por vencer en 1913 la famosa carrera de montaña Aston-Clinton. Junto a su socio Robert Bamford abrieron un pequeño taller en 1913, Bamford & Martin Ltd, de donde salió el modelo que conducía Martin aquel año. Tras el triunfo y para darle mayor fama a su marca decidieron cambiar el nombre de la empresa por Aston-Martin, en honor a la carrera y al piloto ganador, aunque siguieron produciendo sus modelos de forma prácticamente artesanal y en pequeñas series. Lo que ninguno de sus fundadores se imaginaba es que su marca se vería unida en el futuro al personaje cinematográfico de James Bond, el agente 007.
Walter Owen Bentley (1888-1971)
Este ingeniero inglés fundó en 1912 junto a uno de sus nueve hermanos la empresa llamada Bentley and Bentley, donde pensaban comercializar automóviles de la marca francesa Doriot, Flandrin & Parant. Insatisfecho con el rendimiento de estos motores diseñó uno nuevos con lo que llegó a ganar varias carreras por aquellos años. Cuando llegó la Primera Guerra Mundial Walter Bentley contribuyó diseñando motores para aviones de combate, los conocidos BR1 (Bentley Rotary 1) y BR2.
Ya en 1920 fundó su propia empresa de automoción, Bentley Motors. Allí creó un diseño basado en motores de cuatro cilindros y un chasis robusto, el Bentley 3 Litros, que ganó las 24 horas de Le Mans en 1924. De hecho la marca obtuvo diversas victorias sucesivas en esta prueba y sus pilotos, conocidos como los “Bentley Boys”, rompieron varias marcas establecidas.
La crisis del 29 y la falta de ganancias precipitó la venta de la compañía a una marca desconocida en 1931, que al final resultó ser su rival Rolls-Royce. Bentley permaneció trabajando en ella hasta 1935, año en el que se cerró el departamento de carreras, la gran pasión de este ingeniero, por lo que decidió irse. Actualmente y en su honor, Bentley utiliza la matrícula «WOB» en cada nuevo modelo que se presenta a la prensa.
Ettore Arco Isidoro Bugatti (1881-1947)
El fundador de la marca automovilística Bugatti perteneció a una familia de artistas, quizás por eso sus diseños son tan especiales. Aunque la empresa nació en Italia finalmente se asentó en 1909 en Molsheim, Alsacia, región que ahora pertenece a Francia, pero que entonces era alemana. La compañía comenzó a ser famosa por ganar numerosos Grand Prix de automovilismo y sobre todo por ganar el primer Gran Premio de Mónaco con su modelo Tipo 35.
Durante la segunda mitad de los años veinte, Ettore Bugatti trabajó en un gran automóvil de lujo, el Bugatti Royale, llamado también Bugatti Gold por las numerosas partes en oro del prototipo. Se trata de uno de los más grandes y lujosos automóviles de todos los tiempos. Al llegar la Segunda Guerra Mundial la fábrica quebró y la familia perdió el control de la compañía que se vendió al morir su dueño en 1947.
Louis Joseph Chevrolet (1978-1941)
Cuando Louis Chevrolet reparaba un triciclo de vapor en el Hotel de la Poste de la localidad francesa de Beaune, no imaginaba que gracias a aquello su apellido daría nombre a una de las más legendarias marcas de coches norteamericanas o que lo abreviarían amistosamente como Chevy. El triciclo pertenecía al millonario estadounidense Vanderbilt, que al ver su habilidad como mecánico le instó a viajar a Estados Unidos. Sin embargo, la primera parada de Chevrolet fue París, donde aprendió los fundamentos del motor de combustión interna trabajando en el taller de Darracq, por entonces uno de los principales centros de producción de Europa. De aquí pasó a Canadá y posteriormente a Nueva York, donde trabajó en varias empresas de automóviles y también como chófer.
Pero la verdadera vocación de Louis Chevrolet vino de la mano del inventor Walter Christie, la conducción deportiva. Juntos construyeron el primer coche de carreras con tracción delantera con el cual batieron el récord mundial de velocidad en 1907, llegando a los 109,7 km/h. Un año después volvía a fulminar esta marca llegando a los 191,5 km/h con un nuevo auto. Estas y otras hazañas hicieron que la prensa lo apodara como El francés atrevido.
En 1911, el fundador de General Motors, William Crapo Durant, propuso a Chevrolet fundar la Chevrolet Motor Car Company en Detroit. De allí salieron los mejores modelos de la compañía. Sin embargo, por desavenencias entre ellos Louis Chevrolet vendió su parte de la empresa en 1914.
Tras numerosos fracasos financieros y económicos con diversas industrias, al piloto francés no le quedó más remedio que emplearse como mecánico en Chevrolet, la que antes había sido su empresa. Murió en 1941 en absoluta soledad y sin apenas recursos económicos.
André Citroën (1878-1935)
En su juventud, André Citroën era un apasionado de las novelas de Julio Verne y de los nuevos desafíos industriales que habían llegado a Francia tras la Exposición Universal de París de 1889. Esto hizo que se convirtiera en ingeniero y que fuera visionario de grandes inventos que surgían por entonces, como por ejemplo los engranajes helicoidales dobles con las espigas en V, que descubrió en una fábrica de harina durante un viaje a Polonia, y que posteriormente pasaron a ser el emblema y logo de Citroën (chevrones).
En 1912, viajó a Detroit para conocer el método de fabricación en cadena del modelo T de Ford y lo trajo a Europa para montar sus engranajes. Sin embargo, no fue hasta 1919, tras la Primera Guerra Mundial, cuando reconvierte su fábrica que había estado produciendo armamento en la conocida industria de automóviles Citroën.
Más que inventor fue un gran impulsor del negocio introduciendo técnicas de marketing muy avanzadas para la época, con campañas donde sus vehículos atravesaban el Sáhara, Asia o Alaska; iluminando la Torre Eiffel con 250.000 bombillas formando su nombre en 1924; o creando la primera red de concesionarios y servicios de postventa con piezas de recambio a gran escala.
Aunque en 1930 llegó a ser cuarto mayor fabricante de automóviles del mundo la compañía quiebra y André Citroën cede sus acciones a su principal acreedor, la empresa de ruedas. Michelin.
Adam Opel (1837-1895)
De toda nuestra lista, este el único personaje al que no le gustaban los coches. Adam Opel poseía una de las fábricas de máquinas de coser más productivas de Alemania, donde también hacían patines y bicicletas, pero ni hablar de fabricar vehículos a motor. Sin embargo tras la muerte de Adam, sus hijos dieron un vuelco a la fábrica y comenzaron a fabricar coches adquiriendo previamente la Anhaltische Motorwagenfabrik en 1897 y creando su propia marca, la Opel Automobile GMBH, que abrió sus puertas el 21 de junio de 1899. Un año después y por diferencias de opinión entre los Opel y los directivos de la fábrica adquirida se cerró el departamento de automóviles y comenzaron a exportar otras marcas, Renault y Darracq principalmente. No fue hasta 1902 cuando presentaron su primer coche totalmente propio de Opel, un vehículo de 2 cilindros y 1894 centímetros cúbicos. En 1929 la compañía es vendida a General Motors.
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