Hay pocas cosas tan genuinamente británicas como los automóviles Aston Martin. A lo largo del último siglo, su éxito ha trascendido lo puramente comercial, haciéndola despuntar también en el cine y en el mundo de la alta competición. En este último escenario cobra ahora toda la actualidad, gracias a sus magnificas expectativas en el Mundial de F1 con la llegada de Fernando Alonso a la escudería.
Deportiva, glamurosa y elegante desde sus inicios, la marca Aston Martin se fundó en 1913 por iniciativa de Lionel Martin, piloto de carreras y apasionado de la mecánica, y su amigo que desde entonces fue también socio, el ingeniero Robert Bamford.
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Los inicios de Aston Martin
En sus inicios, la empresa Bamford & Martin Limited (B&M) era un taller de reparaciones ubicado en el barrio londinense de Kensington y que también se convirtió en concesionario y a la vez preparador de la marca Singer.
Aunque los dos emprendedores tenían mayores ambiciones y se lanzaron a desarrollar un prototipo de carreras propio, el Coal Scuttle, basado en un chasis Isotta Fraschini al que adaptaron un motor Coventry Climax de 70 CV para intentar competir contra marcas como Bugatti, por entonces imbatibles.
Diez récords del mundo
Contra todo pronóstico, Lionel Martin ganó poco después la prestigiosa carrera en cuesta Aston-Clinton que se celebraba anualmente en el condado de Berkshire, batiendo a coches mucho más potentes de la época como los Bentley y Stutz.
Un memorable triunfo que animó a los socios a comercializarlo en 1914 bajo una nueva marca, Aston Martin, incorporando así a la compañía el nombre de la prueba deportiva que les hizo famosos.
Pero el estallido de la I Guerra Mundial frustró todos sus planes y, al finalizar el conflicto bélico, la situación económica era precaria. Afortunadamente el piloto de origen polaco Louis Zborowsky, millonario y miembro de la conocida familia Astor, salvó financieramente a la compañía y relevó en su dirección a Robert Bramford cuando se jubiló.
A partir de 1920, Aston Martin ya comenzó a desarrollar y fabricar sus propios modelos de carreras, motores incluidos, y a partir de 1923 la marca inició tímidamente la venta de coches de serie por encargo.
El esfuerzo realizado culminó en una importante gesta cuando, en 1924, el Aston Martin Bunny batió sucesivamente 10 récords del mundo mientras giraba sobre el circuito de Brooklands rodando por encima de los 125 km/h durante 16:30 horas.
El amuleto de los faraones
Sin embargo, los resultados comerciales no acompañaron a los deportivos y Louis Zborowski abandonó el negocio, poco antes de fallecer al volante de un Mercedes durante el Gran Premio de Italia.
En situación de quiebra, Aston Martin pasó entonces a manos de una potentada familia apellidada Benson, que mantuvo durante algún tiempo al fundador Lionel Martin como director técnico.
Pero la situación de la compañía no llegó a enderezarse y, después de pasar por varias quiebras económicas y cambiar sucesivamente de propietarios durante las décadas posteriores, finalmente fue adquirida en 1947 por el gran industrial y también piloto de carreras David Brown.
Aficionado a la egiptología, que estaba tan en boga por aquellos años, Brown añadió entonces dos alas extendidas al logotipo existente, pensando que ese símbolo sagrado del tiempo de los faraones ayudaría a la compañía a salvar las dificultades en las que se encontraba.
Triunfo en las 24 Horas de Le Mans
En ese momento comenzó para Aston Martin otra época dorada en la que volvió a recuperar la admiración del público y los clientes por sus potentes motores de esmerada fabricación, la carrocería de aluminio y unos acabados exclusivos fabricados artesanalmente con lujosos materiales.
Sobre la pista también sería un periodo memorable ya que Aston Martin cosechó importantes hitos en su palmarés, venciendo en las 24 Horas de Spa, 1.000 Kilómetros de Nürburgring y obteniendo en 1959 un triunfo inolvidable en las 24 Horas de Le Mans. Además, y en paralelo a su brillante participación en las carreras de resistencia, durante los años 50 del pasado siglo la marca ya dejó constancia de su interés por la F1.
En 1964, Aston Martin dio el salto al cine y se hizo mundialmente famosa para el gran público cuando el Agente 007 interpretado por Sean Connery aparecía por primera vez al volante de un DB5. Desde entonces, la marca británica ha sido una constante en las sucesivas entregas de la saga y se ha convertido en el coche predilecto del famoso espía al servicio de su majestad.
La nueva escudería de Alonso
A pesar de conservar su prestigio contra viento y marea, Aston Martin no se libraría de nuevas amenazas financieras. En la década de los 70 volvió a pasar por las manos de diversos inversores especulativos hasta que, en 1987 fue adquirida por Ford.
La pertenencia al importante fabricante estadounidense se tradujo en un periodo de tranquilidad durante el cual se produjo el lanzamiento de varios espectaculares modelos como por ejemplo los DBS o Vantage, con diseños muy depurados firmados por Zagato o Henrik Fisker y destinados a relanzar la marca.
En 2007 Ford vendió la marca a un grupo de diversos accionistas y de nuevo pasó por varios propietarios diferentes hasta que en 2013 firmó un acuerdo con la división deportiva AMG de Mercedes para actualizar la tecnología de sus motores.
Aston Martin también ha apostado por el proceso de electrificación y ya prepara para su lanzamiento el Walhalla, un súperdeportivo híbrido con motor convencional Mercedes V8 que se combina con otros dos eléctricos para sumar 953 CV.
Aunque no por ello abandona el desarrollo de las tecnologías tradicionales y acaba de desvelar el Walkyrie, con un motor V12 de 1.000 CV también de nuevo desarrollo y que competirá con lo mejor de los más avanzados hypercars.
En la actualidad, desde 2018 el fabricante británico pertenece a un consorcio dirigido por el magnate canadiense Lawrence Stroll, que en fecha reciente ha fichado al piloto español Fernando Alonso para pilotar el monoplaza AMR22 y completar así el equipo Aston Martin de Fórmula 1 junto a su propio hijo Lance.
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Cuatro décadas informando sobre el mundo del motor y probando coches de todas las categorías. Después de trabajar en diversos medios especializados (Velocidad, Auto1, Solo Auto, Motor 16, Car and Driver, EcoMotor...), ahora en Prisa Media para seguir cubriendo la actualidad en plena revolución tecnológica del automóvil.