Imagen vanguardista, amplitud y funcionalidad interior, tacto preciso y aplomado, y buenas prestaciones para viajar con desahogo. Es lo que se necesita para cumplir como primer coche de la familia y lo que ofrece el Volkswagen ID.4. Pero en su caso, con mecánica 100% eléctrica, hasta 520 kilómetros de autonomía y precios por fin competitivos gracias a las ayudas del Plan Moves III.
Ya está a la venta desde 35.875 euros, 25.465 con descuentos y ayudas, una cifra similar a la de otros SUV equivalentes con mecánica térmica. Y con una infraestructura de carga en pleno despliegue para unir las principales ciudades españolas, marca la hora de la verdad para el despegue de la movilidad eléctrica.
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No se le puede negar al primer SUV eléctrico de Volkswagen (VW) su fidelidad a los valores del fabricante, como la solidez exterior e interior y su toque de clase, la prioridad a la funcionalidad, su calidad mecánica y el equilibrio de conjunto. Todo se refleja ahora en el ID.4 y le convierte en uno de los modelos a pilas más racionales del mercado.
El Volkswagen ID.4 mide 4,58 metros de largo, 30 centímetros más que un Golf, y combina un aire vanguardista con un estilo sólido y a la vez muy limpio y sin adornos. Por ejemplo, en el frontal, que reduce la parrilla a una delgada línea que une los faros. La altura del capó delantero, el lateral con la cintura elevada de la chapa y la anchura de las aletas traseras le dan el músculo necesario para transmitir solidez. Y la zaga es la parte más elaborada y original, con una luneta pequeña muy tumbada y un vistoso difusor bajo el parachoques.
Pero dentro de su sobriedad, es un SUV moderno y elegante con el toque de clase de Volkswagen y una buena aerodinámica (Cx: 0.29). Y tiene un interior más amplio que atractivo.
La plataforma MEB de Volkswagen para modelos eléctricos, la misma que llevan los Audi Q4 e-tron y Skoda Enyaq, permite colocar el motor y las baterías bajo el piso y desplazar las ruedas a las esquinas liberando espacio para pasajeros y equipaje. Sus ventajas se aprecian en el ID.4, que transmite sensación de amplitud.
Delante tiene unos buenos asientos y una consola muy práctica en medio, con cofres móviles para dejar de todo. Atrás destaca la altura y el espacio para las piernas, que permiten alojar a adultos muy altos. Y es flexible: la banqueta trasera se mueve en longitud para ampliar un maletero generoso (510 litros), y al no tener túnel central, deja todo el piso plano para moverse de lado a lado.
En cambio, tiene una presentación algo fría y minimalista, con materiales y plásticos sobrios, los mandos integrados en el volante y la pantalla y un ambiente frío que no entusiasma.
El Volkswagen ID.4 se vende con dos baterías de 52 y 77 kWh que anuncian 344 y 522 kilómetros de autonomía oficial, en torno al 20% menos en uso real. La primera, de planteamiento más urbano, se asocia a las versiones Pure, con motor de 149 CV, y Pure Performance, con 170 CV (desde 35.875 y 38.085 euros sin descuentos), pero aceleran con cierto brío: 10,9 y 9 segundos de 0 a 100 km/h. La mayor equipa las versiones Pro Performance de 204 CV (43.595 euros) y baja a 8,5 segundos. Todas van limitadas a 160 km/h.
En la presentación se ha podido probar la versión más potente, que ofrece una respuesta rápida al acelerador, y permite viajar sin disparar el consumo de la batería para poder hacer más de 350 kilómetros sin recargar. Pero lo mejor del ID.4 es que tiene un tacto y comportamiento muy sólidos y consistentes que transmiten calidad, con una dirección muy precisa y una suspensión cómoda que absorbe bien.
Así, obedece al instante al volante, gira plano en las curvas sin balancear y viaja anclado al asfalto, porque los 600 kilos de las baterías bajan mucho el centro de gravedad. En mayo llegarán los ID.4 GTX, como los GTI a pilas, con un segundo motor delante para tener tracción 4×4 y 300 CV.
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