El Fiat 500 es uno de los modelos más longevos en la historia del automóvil. Su dilatada historia se inició hace 66 años para democratizar el automóvil en Italia durante la década de los cincuenta.
Pero sus orígenes hay que buscarlos más atrás, en el periodo de entreguerras, y más concretamente durante la década de los años treinta, cuando su antecesor directo ya cosechó un sonado éxito comercial más allá de las fronteras italianas.
Se trataba del primer Fiat 500 A, más conocido como Topolino, nombre con el que se llamó en Italia al ratón Mickey de Disney. Y es que, al igual que el famoso personaje de los cómics infantiles (al que se parecía por su pequeño tamaño y formas redondas), el primer Fiat 500 alcanzó gran popularidad en la sociedad europea de la época.
Más información
El Topolino de 1936 fue en realidad un proyecto industrial parecido a otro que se produjo a continuación en Alemania con el Volkswagen Escarabajo. Pretendían ambos ofrecer un coche asequible, sencillo y duradero.
Cuatro plazas y 90 km/h
Y así, el primer Fiat 500 confirmó su éxito acumulando en las décadas posteriores unas ventas de 520.000 unidades, antes de ser sustituido por una versión más moderna, pero que siguió en su desarrollo los mismos planteamientos.
El relevo se produjo en 1957, cuando llegó un nuevo 500, un modelo tan importante que cambió para siempre la historia de Fiat. Revolucionario en sus planteamientos, ofrecía cuatro plazas a pesar de medir poco más de tres metros y medio de largo. Además, disponía de un pequeño y robusto motor trasero, capaz de desarrollar 13 CV de potencia y alcanzar una velocidad máxima de hasta 90 km/h.
Obra del genio del diseño automovilístico Dante Giacosa, el Fiat 500 no lo tuvo fácil al principio. La competencia del Fiat 600, más grande y con un precio cercano (500.000 liras de la época) provocaron que las ventas no despegaran como se esperaba.
Preparaciones deportivas
La solución llegaría en la década posterior con una medida tan genial como simple. Consistió en ofrecer una versión descapotable provista de un sencillo techo de lona enrollable. En la Italia de los años sesenta y al son de las baladas de Adriano Celentano, causó furor e hizo aumentar considerablemente las ventas del utilitario en toda Europa.
El modelo fue incorporando sobre la marcha nuevas versiones que también contribuyeron a reforzar su éxito. Se trataba por ejemplo de las preparaciones deportivas Abarth, que incluso compitieron con éxito en infinidad de carreras. O de la carrocería familiar alargada Giardiniera, que ofrecía más espacio en el interior y que ya había existido en la gama del Topolino.
Al final de su vida, en 1975 y desplazado por rivales más modernos, más de cuatro millones de Fiat 500 habían salido de las fábricas. Se convirtió así en uno de los pilares que consolidaron al fabricante italiano en el mercado mundial.
Obra de arte reconocida
Y, por si fuera poco, se consagró como una obra de arte del diseño industrial. Con motivo de su 60 aniversario, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) adquirió un ejemplar de 1957 para añadirlo a su colección permanente.
Pero la historia del 500 no acabaría aquí. Ya en el presente siglo, Fiat decidió reinventar el modelo que tantas satisfacciones había generado y, en 2007, lanzó el nuevo 500.
Y la historia se repitió, porque el pequeño coche urbano consiguió reflotar a la compañía en plena crisi del sector del automóvil. Sin abandonar su aspecto original, pero con tecnología del siglo XXI, el 500 volvió a la vida para impulsar desde entonces las ventas de la marca en todos los mercados.
Con el famoso diseñador Frank Stephenson al frente del proyecto, Fiat reinventó el icónico modelo basándose en el popular Panda y aprovechando su ya moderna mecánica de motor delantero.
Pionero entre los eléctricos
Como ocurrió con su antecesor, el público fue rápidamente seducido por la inconfundible estética del 500. Y desde el principio apreció su mecánica renovada y la avanzada tecnología de su equipo de serie.
Un éxito que, como ocurrió 50 años antes, volvió a completarse con una gama creciente de versiones como los 500 Cabrio descapotables, la carrocería alargada Fiat 500 L (heredero del Giardiniera) y la transformación en SUV del 500 X para seguir la tendencia actual impuesta por este formato.
Además, Fiat no se ha olvidado de las versiones Abarth, que tanta fama dieron en su día al 500 y a otros modelos de la firma turinesa. Tanto es así que decidió convertirla en una marca diferente para comercializar bajo su logotipo las versiones más potentes y deportivas del 500.
Y la saga del modelo parece no tener fin, ya que en 2012 se adelantó a los tiempos con una versión 100% eléctrica 500e. Desde entonces, se ha convertido en uno de los coches urbanos a batería más populares, incluso imponiéndose en el mercado europeo a la mayoría de los rivales de cualquier categoría.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, Twitter o Instagram
Cuatro décadas informando sobre el mundo del motor y probando coches de todas las categorías. Después de trabajar en diversos medios especializados (Velocidad, Auto1, Solo Auto, Motor 16, Car and Driver, EcoMotor...), ahora en Prisa Media para seguir cubriendo la actualidad en plena revolución tecnológica del automóvil.