Mantener el coche en buenas condiciones es esencial durante todo el año, ya que es la mejor manera de garantizar la seguridad. Pero puede ser especialmente importante en primavera, época en la que suelen realizarse más desplazamientos que en invierno., y antesala de los viajes de vacaciones de verano.
La llegada del buen tiempo anima a muchos conductores a salir a la carretera para disfrutar del fin de semana, y más aún este año, tras el final del estado de alarma. Y los meses primaverales tienen una serie de particularidades que se deben tener en mente a la hora de revisar el coche.
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La mayoría de operaciones son sencillas, algunas se pueden hacer incluso en casa, pero si al final hay que acudir al taller, también es una buena política adelantarse al habitual colapso que suele producirse en las semanas previas a los grandes desplazamientos.
Por lo general, esta es una estación de clima muy cambiante, con días de frío y lluvia y otros de calor intenso. Se trata de factores que, en mayor o menor medida, influyen en el automóvil y que se pueden combatir con un buen mantenimiento, a menudo básico e incluso de rango doméstico. Desde la Confederación Española de Talleres de Reparación de Automóviles y Afines (CETRAA), José Rodríguez Robayna ofrece algunos consejos para estas semanas.
“Las escobillas del limpiaparabrisas deben estar en buen estado. Con la lluvia, una escobilla estropeada no limpiará bien la luna delantera y perderemos visibilidad”, apunta. Lo mismo sucede con el líquido limpiaparabrisas: el depósito debe estar lleno, ya que es ahora cuando más se utiliza.
Es también en primavera cuando se sustituyen los neumáticos de invierno por los de verano. Y resulta imprescindible, porque una goma con especificaciones de frío no funciona igual con el asfalto caliente: el vehículo agarrará menos y el neumático se desgastará mucho antes.
Durante estas semanas previas al verano es también el mejor momento para revisar y recargar el aire acondicionado. Si durante el invierno ha estado apagado, sin funcionar varios meses, puede ocurrir que no enfríe justo en el momento más necesario o que requiera de una recarga de gas. “Necesitamos tener una temperatura ideal al conducir, que suele estar entre 22 y 24 grados. Si el aire no funciona bien, debemos ver qué pasa”, apunta Rodríguez Robayna.
Otro de los puntos clave en esta estación pasa por el cambio de filtros, especialmente el antipolen. “Es fundamental hacerlo para respirar un aire limpio en el habitáculo del coche”, insiste el especialista. Más aún si se sufre asma o alergias o se conduce por la ciudad. Si el filtro está sucio, no atrapará las impurezas y estas se colarán al interior del automóvil. Lo habitual es cambiarlo cada 20.000 kilómetros, pero no es lo mismo circular en ciudad, donde el ambiente está más contaminado, que en el campo o en trayectos largos por carretera. Si se aprecia mal olor en el coche, también se debería reemplazar por uno nuevo.
Respecto a las luces, hay que prestar especial atención a la luz de niebla. Lo mismo sucede con la batería, uno de los elementos más expuestos tras el invierno. Y en este punto llega una recomendación importante: “Ojo con las baterías de marca blanca, porque nos pueden jugar una mala pasada. Si la batería no es buena, puede dañar los sistemas electrónicos del coche. Por eso debemos revisarla y, en caso de que la tengamos que cambiar, optemos por una de calidad”, señala Rodríguez Robayna.
Tampoco hay que olvidarse del líquido de frenos, al igual que las pastillas y discos. Con la nieve, la lluvia y las tormentas, el agua se puede cristalizar en los discos y producir oxidación. Y lo mismo sucede en la carrocería y los bajos del automóvil. Pero la solución es fácil: una limpieza a fondo.
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