Según la Real Academia Española (RAE), el adjetivo híbrido, cuando se habla de un animal o de un vegetal, “dícese del que ha sido procreado por dos individuos de distinta especie”. Mientras que cuando hace mención a un motor o a un vehículo, “dícese del que puede funcionar tanto con combustible como con electricidad”.
Respondiendo a muchos usuarios que todavía no entienden muy bien por qué se utiliza la hibridación en los automóviles y cuáles son las ventajas de este sistema, hay que aclarar que el fin de los vehículos híbridos es la reducción del consumo de combustible y de las emisiones de gases de efecto invernadero y partículas.
Este sistema, incluso, puede hacer avanzar el coche unos pocos kilómetros a velocidades moderadas y sin expulsar emisiones contaminantes por sus tubos de escape, usando solo la energía almacenada en su batería.
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Los precursores
La hibridación en la época moderna entró en el mercado de la automoción casi de puntillas. Se publicitó como un sistema diferente de propulsión para circular de manera más ecológica. Hace 26 años, Toyota presentaba el Prius, considerado el primer coche híbrido moderno de gran consumo. Aunque para conocer los automóviles híbridos primigenios hay que echar la vista muy atrás.
Corría 1899, cuando los hermanos Pieper, que habían heredado en la ciudad de Lieja (Bélgica) una fábrica de armas y bicicletas, construyeron el ‘Pieper Petróleo Eléctrico’, el primer coche que recurrió a una mecánica híbrida de tipo eléctrico en la historia del automóvil. Pocos años después, un conocido apellido de la industria de la automoción, Porsche, presentaba el Lohner-Porsche Mixte Hybrid.
Disponía de un propulsor de gasolina que giraba a velocidad constante para alimentar una dinamo, la cual se encargaba de darle carga a las baterías eléctricas, pero también de encender el motor de combustión. La electricidad almacenada por estas baterías se transmitía a unos motores eléctricos situados directamente dentro de las ruedas delanteras.
Coches microhíbridos o MHEV
Los modelos microhíbridos obtienen la etiqueta ECO de la Dirección General de Tráfico, pero son casi iguales que los clásicos de combustión. Pueden ser de gasolina o diésel, y la diferencia es que el motor principal cuenta con el apoyo de un sistema eléctrico –por lo general de 48 voltios– en momentos concretos, como en las arrancadas tras las detenciones urbanas.
Con este sistema de hibridación ligera, pueden reducir el consumo y las emisiones hasta un 10% en comparación con modelos equivalentes de gasóleo o gasolina.
Diferencias entre un microhíbrido y un híbrido
Aunque ambos utilizan motores de combustión y eléctricos, cuentan con ciertas diferencias. La más importante es que un vehículo microhíbrido (MHEV) no puede funcionar exclusivamente con el motor eléctrico. Mientras que los híbridos (HEV) pueden hacer un número reducido de kilómetros en modo eléctrico sin emisiones.
El sistema eléctrico del microhíbrido también puede proporcionar un impulso adicional de potencia en aceleraciones más intensas, brindando una experiencia de conducción más dinámica y ágil. En definitiva, los coches híbridos ofrecen una mayor autonomía eléctrica y un funcionamiento más equilibrado entre sus dos motores. Por su parte, los microhíbridos ponen el foco en la eficiencia de combustible mediante el uso de sistemas ‘start&stop’.
Distinguir entre un MHEV y un PHEV
Las siglas PHEV corresponden a plug-in hybrid electric vehicle, que se traduce al español por vehículo híbrido enchufable. Son todos aquellos híbridos se pueden enchufar a la red para recargarlos y que combinan un motor eléctrico y un motor de gasolina o diésel. La batería que emplean es de alta tensión y mayor que la de los coches híbridos (HEV), pero inferior a los eléctricos 100% (BEV).
En definitiva, es un conjunto diseñado para ofrecer una mayor autonomía en modo eléctrico comparados con los microhíbridos. Además, un PHEV puede circular sin emisiones a velocidades en torno a los 120 km/h y, a velocidades moderadas, es posible superar los 40 kilómetros de autonomía eléctrica. Gracias a estos datos, además, cuentan con la etiqueta Cero de la DGT.
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Entusiasta del motor en toda su magnitud, preferiblemente los V12. Le dijeron que cuatro ruedas eran mejor que dos, por eso se compró otra moto. Claro que también le apasiona cuando van las cuatro juntas. Ha trabajado como creativo publicitario para muchas marcas de coches y motos e hizo la mili en esto de juntar letras en la editorial Luike.