La fiabilidad mecánica total es una utopía. Los vehículos, al igual que el resto de las máquinas, sufren desgaste en sus piezas y componentes por el propio funcionamiento. También es cierto que con el paso de los años, las averías también han ido evolucionando.
Cambiar los carburadores por inyección electrónica o los clásicos platinos por un sistema de arranque eléctrico han mejorado las visitas al taller, aunque con el masivo uso actual de microchips y electrónica, nuevos fallos han tomado el relevo.
Aunque existen una serie de averías recurrentes que (más o menos) son comunes a las motocicletas de cualquier época. Algunas reparaciones se pueden realizar, con algo de maña, en casa. Con otras no habrá más remedio que pasar por el taller. En este listado se muestran las 10 averías más frecuentes en las motos.
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Acelerador y embrague
Alguno de los modelos más modernos cuentan con aceleradores electrónicos, el denominado sistema ride by wire que prescinde de la conexión mecánica, mediante un cable, entre el puño del gas y la mariposa de admisión. Para el resto de las motos, los cables del acelerador y el embrague son susceptibles de romperse, por eso hay que comprobar cada cierto tiempo que el trenzado del cable no ha comenzado a deshilacharse y que el tensado es el correcto.
Luces
Otro problema que sufren más las motos con más años, ya que las más modernas montan leds y estos diodos son más difíciles que sufran una avería. Las bombillas, por su parte, se pueden fundir cuando menos se espera, y si esto sucede de noche no se podrá seguir circulando.
Batería
Una de las averías más frecuentes. Como norma, la vida útil de las baterías se sitúa alrededor de los cinco años. Aunque las temperaturas (altas y bajas), las alarmas antirrobo o el tipo de uso, pueden incidir en su durabilidad. En este caso, existen señales que avisan de que va perdiendo capacidad, como escuchar que el motor de arranque gira con menos brío. A partir de ahí sería bueno enchufarla a un cargador y si no resucita, cambiarla.
Cadena
Alargar la vida útil de este componente es sencillo. Solo hay que engrasarla y comprobar la tensión cada 1.000 kilómetros más o menos. Si la cadena se rompiera en marcha puede provocar muchos daños tanto a la propia moto como al piloto.
Embrague
Dos son las averías más recurrentes de este elemento: los discos, que sufren desgaste, y los muelles, que van perdiendo elasticidad. El cuidado del embrague puede alargar la vida media de las piezas, para ello hay que mantenerlo correctamente lubricado.
Bomba de combustible
El cometido de la bomba es transportar la gasolina desde el depósito hasta el motor, por lo que un fallo en su funcionamiento no permitiría circular con la moto. No apurar los depósitos, provocando continuamente a que entre la reserva, es una buena prevención. Como en todas las piezas, las revisiones periódicas ayudan a alargar la vida útil.
Líquidos
La pérdida de algún líquido vital, como el lubricante, refrigerante, aceite, líquido de frenos o carburante, puede alertar de alguna avería más importante. Como siempre, es fundamental revisar los niveles de los líquidos frecuentemente y rellenar en caso de pérdida. La visita al taller, antes de que suceda alguna avería, es crucial.
Sistema de frenado
Uno de los peores escenarios es cuando los frenos no hacen su trabajo. El correcto sistema de frenado: latiguillos, pastillas, pinzas, discos y líquido son importantísimos para la seguridad del conductor. Para evitar sustos se debe de vigilar el desgaste de los componentes y rellenar el líquido cuando lo indique el fabricante.
Centralita
Se trata del cerebro electrónico del motor que gestiona, entre otros componentes, la inyección, el encendido, el ABS o el control de tracción. En caso de fallo no permitirá que funcionen estos sistemas. Como todas las averías electrónicas, su reparación es muy cara, por lo que es aconsejable que en el taller se verifique a fondo cada cierto tiempo.
Suspensiones
El componente sobre el que se sustenta la conducción, el confort y la seguridad, ya que garantizan el correcto contacto del neumático con el asfalto. Se deben vigilar las pérdidas de aceite, los comportamientos anómalos y los golpes en las botellas. Es otra de las averías caras si no se ataja a tiempo.
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