Para los amantes de los deportes de motor, este no era un fin de semana más. Volvía el Mundial de Fórmula 1 y con el Gran Premio de Australia. Allí, pese a la que la lluvia intentó desbaratar los planes de la escudería papaya, la primera victoria de la temporada ha sido para Lando Norris. Eso sí, el piloto británico también gana fuera de los circuitos.
Es habitual verle por las calles de Mónaco conduciendo modelos con los que todos los amantes del motor sueñan. Coches, en su mayoría deportivos, que revelan que el exquisito gusto que Lando Norris tiene para elegir a los miembros que integran su garaje personal.
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Su primer coche
El primer coche que adquirió el piloto de Fórmula 1 cuando comenzó a dar forma a su colección de coches fue un Fiat 500 Jolly Evocation de 1972.
No era un verdadero Fiat 500 Jolly: su rareza lo convirtió en un modelo tan popular que muchos de los conductores que ya poseían un Fiat 500 lo transformaron para que se pareciera a aquella versión playera.
Los de empresa: McLaren Senna y McLaren 765LT Spider
El McLaren Senna es el modelo más ligero desde el McLaren F1: tiene un peso seco inferior a los 1.200 kilos. Impulsado por un V8 de 4.0 litros, que entrega 800 CV y tiene un par motor de 800 Nm, presume de una relación potencia-peso de 668 CV/tonelada.
Con el motor de combustión interna más potente de McLaren, el Senna tiene una aceleración de 0-200 km/h en 6,8 segundos y una velocidad punta de 335 km/h. Su aerodinámica activa de vanguardia se traduce en 800 kilos de carga aerodinámica.
Lando Norris presume, también, de poseer una de las 765 unidades del McLaren 765LT Spider. La suya está personalizada por la división McLaren Special Operations y es de color azul, con fibra de carbono vista.
Pesa 1.278 kilos en vacío y su motor 4.0 V8 biturbo desarrolla 765 CV de potencia y 800 Nm de par motor. Con estas prestaciones pasa de 0 a 100 km/h en 2,8 segundos, y de 0 a 200 km/h en 7,2 segundos.
Lamborghini Miura
No es raro ver a Lando Norris por las calles de Mónaco a bordo de su Lamborghini Miura, impulsado por ese V12 de 3.9 litros que desarrolla 345 CV de potencia y tiene un par motor de 355 Nm. Con esta configuración, acelera de 0 a 100 km/h en 6,7 segundos y su velocidad máxima es de 300 km/h.
La del piloto es una unidad original con especificación P400, que llama la atención, entre otras razones, por sus colores. La carrocería azul oscuro da paso a un interior con la tapicería de color naranja.
Porsche Carrera GT
Parece que una de las últimas adquisiciones de Lando Norris es un Porsche Carrera GT con una elegante combinación: carrocería en verde oscuro e interior en marrón.
El deportivo alemán guarda en su interior un V10 con una potencia de 612 CV (8.000 rpm) y un par máximo de 590 Nm (5.750 rpm); con él, pasa de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos y de 0 a 200 km/h en 9,9. Su velocidad máxima es de 330 km/h.
Land Rover Defender
Lando Norris tiene, también, un Land Rover Defender 90 completamente restaurado por Retro Automotive. El piloto pidió que eliminaran el techo para convertirlo en un todoterreno descapotable.
El color elegido para la carrocería, una exclusiva mezcla nacarada de Nardo Grey con detalles en negro, está inspirada en los deportivos de McLaren. Le instalaron una suspensión neumática, frenos de mayor tamaño y debajo del capó hay un V8 de 3.9 litros, combinado con una transmisión manual y una caja de transferencia reconstruida por Hobsons Industries.
Shelby Cobra 427 S/C de 1965
Es uno de los clásicos más codiciados: sólo se fabricaron 328 unidades (260 de ellas fueron de calle) entre 1965 y 1967. Está impulsado por el motor 7.0 litros de Ford, que desarrollaba 450 CV: una cifra especialmente significativa si se tiene en cuenta que este coche pesa 1.068 kilos.
El Ferrari F40 del accidente
A pesar de vestir y defender los colores de McLaren, fuera de los circuitos el piloto británico no ha podido resistirse a los encantos de uno de los mejores deportivos de la historia.
El Ferrari F40 de Lando Norris (reconocible por su matrícula) se hizo aún más famoso a principios de este año porque protagonizó un accidente en Mónaco, pero todo apunta a que no era el piloto quien iba al volante.
Al salir de una curva a izquierdas y encarar un pequeño tramo recto, el conductor perdió la parte trasera del Ferrari F40. En un intento por controlarlo, el conductor trató de corregir la dirección o contravolantear, frenó y el coche giró sobre sí mismo. Y en ese movimiento, invadió parcialmente el carril contrario para acabar chocando con el guardarraíl.
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