Ferruccio Lamborghini nació en la localidad italiana de Cento el 28 de abril de 1916. De carácter sagaz y emprendedor, inició su carrera al acabar la II Guerra Mundial en un país que había quedado muy empobrecido por el conflicto bélico.
En ese escenario y siendo un apasionado de la mecánica (había sido mecánico de aviación durante la guerra) se le ocurrió aprovechar los innumerables vehículos militares inservibles que habían quedado abandonados por doquier tras la contienda. Para ello, fundó la empresa FLC (Ferruccio Lamborghini Cento) y comenzó a recorrer los desguaces para aprovisionarse de piezas para usarlas en la fabricación de maquinaria agrícola, imprescindible en aquellos momentos de reconstrucción nacional.
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La idea se consumó en 1951 con el L 33, primer vehículo producido por Lamborghini y que era un tractor con motor 3.5 Morris. Y le siguieron otros (DL 30, DL 25C, Lamborghinetta…) que aprovecharon una ley italiana que en esos tiempos favoreció la compra de marcas nacionales sobre las de importación y que ya estrenaron los primeros motores desarrollados por la propia marca.
Cuando el toro desafió al caballo
Al llegar los años 60, Ferruccio Lamborghini ya se había convertido en un hombre de éxito, un millonario que gozaba de la buena vida, incluyendo los mejores deportivos de la época. Y, entre sus aficiones preferidas también destacaban las corridas de toros, a las que asistía en España con gran entusiasmo.
Lamborghini admiraba tanto al bravo animal que hizo de él su logotipo y, tras visitar en 1962 a su amigo Antonio Miura en su finca de Sevilla, le daría el nombre de la famosa ganadería a uno de sus modelos más icónicos.
La iniciativa de crear una marca deportiva surgió de una rivalidad personal con Enzo Ferrari. Lamborghini poseía varios coches deportivos de diversas marcas y entre ellos, como no, se encontraba un Ferrari. Y cuenta la leyenda que el siempre perfeccionista Ferruccio se atrevió a hacerle al propietario y director de la marca del ‘Cavallino Rampante’ ciertas sugerencias para mejorar sus coches. Unas proposiciones a las que el ‘Commendatore’ respondió irritado, mandándole a hacer…tractores.
Semejante desplante despertó un fuerte antagonismo entre ambos personajes, a cada cual más temperamental. Lamborghini se lanzó con toda su energía a demostrarle a su hasta entonces amigo Enzo Ferrari que él podía no solo igualarle, sino incluso superarle a la hora de hacer los coches más rápidos del mundo. Y desde entonces el toro a punto de embestir se encaró al caballo rampante en una acalorada pugna que trascendió lo personal y llegó al ámbito comercial.
El deportivo más rápido del mundo
Con la nueva fábrica de Santa Ágata todavía en construcción, el fabricante de tractores consiguió desarrollar en tan solo cuatro meses el 350 GTV. Un prototipo que asombró a propios y extraños en el Salón de Turín de 1963 por su llamativo diseño firmado por Franco Scaglione y por el impresionante motor V12 desarrollado por el ingeniero Giotto Bizzarrini.
Al 350 GTV siguieron otras evoluciones que concluyeron en el Miura, presentado en 1965, y que sería el primer automóvil de calle en el mundo capaz de alcanzar los 300 km/h. Una gesta que reafirmó la leyenda de marca gracias a ser un coche muy avanzado en su concepción, ligero y dotado de un motor de 350 CV, insólito en una época en la que los mejores Fórmula 1 apenas alcanzaban los 200.
La década de los 70 trastocó de forma drástica los planes de futuro del magnate italiano. La crisis del petróleo de aquellos años frenó en seco las ventas y el desarrollo de unos coches que no contemplaban ni mucho menos como prioridad el consumo de gasolina. Ferruccio Lamborghini decidió en 1974 vender todas sus acciones de la compañía, retirándose de la vida empresarial y trasladándose a vivir a su finca de Perugia, en el Sur de Italia, hasta su muerte en 1993.
La carrocería que se repara a sí misma
Pero la marca le sobrevivió, aunque sufriendo diversos avatares en el tiempo y pasando de manos entre diversos propietarios como Chrysler y un fondo de capital indonesio durante los años 90 para, finalmente, ser adquirida por Audi y así entrar a formar parte del poderoso grupo alemán Volkswagen.
Pero ni siquiera en los peores momentos la marca del toro tiró la toalla y siguió aportando al sector auténticas joyas sobre ruedas bautizadas con nombres de la tauromaquia hispana para seguir la tradición impuesta por su fundador.
Islero, Jarama, Espada, Urraco, Countach, Diablo, Murciélago, Gallardo, Reventón, Aventador, Huracán, Urus… son nombres que ya forman parte de las sagas automovilísticas más sofisticadas. En 2016, al cumplirse un siglo del nacimiento de su fundador, la marca presentó el modelo Centenario, un súper deportivo fabricado en serie limitada y con 770 CV de potencia.
Mirando al futuro, Lamborghini ya ha dejado vislumbrar lo que tiene preparado bajo la forma del concept car Terzo Millennio. un futurista deportivo eléctrico con cuatro motores, uno en cada rueda, y con una carrocería de fibra de carbono capaz de almacenar energía eléctrica y repararse por sí misma.
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Cuatro décadas informando sobre el mundo del motor y probando coches de todas las categorías. Después de trabajar en diversos medios especializados (Velocidad, Auto1, Solo Auto, Motor 16, Car and Driver, EcoMotor...), ahora en Prisa Media para seguir cubriendo la actualidad en plena revolución tecnológica del automóvil.