Fabricado en la planta de Indiana (EE UU), el Toyota Highlander se lanzó en el año 2000 y ya va por su cuarta entrega, pero hasta ahora no había sido comercializado en Europa. Y por su diseño, arquitectura y mecánica, puede considerarse como un maxi-RAV4.
El gran SUV japonés es de dimensiones muy americanas: mide 4,96 metros de largo, 1,75 de alto y tiene una distancia entre ejes de 2,85. Esto último le otorga una gran habitabilidad interior, con una capacidad de carga del maletero modulable que va desde los 579 litros hasta los 1.177 abatiendo la segunda fila de asientos. Esta puede deslizarse hasta 18 centímetros hacia adelante para agrandarlo a 658 litros.
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Y el Toyota Highlander dispone además de una tercera fila de asientos, de tamaño más pequeño y adecuada para niños, que se puede desplegar desde el suelo para disponer de dos plazas suplementarias, aunque a costa de reducir el maletero a 268 litros.
La mecánica del Toyota Highlander es la misma que la del Toyota RAV4, pero con mayor potencia: un motor de cuatro cilindros 2.5 de gasolina de 190 CV (178 CV en el RAV4) más dos módulos eléctricos, uno en cada eje, que suman entre los tres una potencia de 248 CV (26 CV más que el RAV4).
Se trata de la última evolución del sistema híbrido convencional HEV o autorrecargable de Toyota y homologa un consumo de gasolina de 7 litros cada 100 kilómetros (WLTP), con unas emisiones de 158 g/100 km (las únicas que bajan de 160 en su categoría). Además, el Toyota Highlander acelera de 0 a 100 km/h en 8,3 segundos, dato también meritorio dado su peso (desde 2.015 kilos).
Al conducir el Toyota Highlander, lo primero que destaca es el refinamiento de marcha gracias a la suavidad de las suspensiones –que son de estructura multibrazo en el eje trasero–, un dirección muy suave y precisa y un aislamiento muy eficaz del habitáculo.
Dada la gran rigidez del chasis, que utiliza la plataforma TNGA-K, la misma del RAV 4 pero alargada, los ingenieros han podido utilizar unos amortiguadores de muelles muy blandos, lo que se traduce en un suave filtrado del terreno, pero sin comprometer la estabilidad en carretera. Y en consecuencia la sensación de comodidad nada tiene que envidiar a la de berlinas exclusivas.
Modo Trail para terrenos difíciles
El motor híbrido del Toyota Highlander funciona con mucha suavidad y discreción, mayor incluso que en el RAV4. La transmisión es de engranajes planetarios sin marchas, pero tiene un sistema electrónico que simula seis relaciones y se pueden seleccionar de forma secuencial con unas levas en el volante, regulando la respuesta del motor y aumentando su retención en las bajadas.
Y el sistema de transmisión no es del tipo 4×4 permanente: cuando no se necesita la tracción integral, solo actúa el eje delantero (por ejemplo en ciudad o en autopista). En todo caso, el módulo eléctrico posterior se activa en cuanto detecta posibles pérdidas de motricidad y también cuando se deja de acelerar, pues entonces se convierte (al igual que el motor eléctrico delantero) en un generador que aprovecha la inercia del coche para cargar la pila de hidruro de níquel del sistema híbrido.
El conductor puede elegir mediante un mando entre tres modos de conducción (Eco, Normal y Sport) que modifican la respuesta y la gestión del rendimiento del sistema híbrido. Y también pulsar una tecla EV, para disponer de un pequeño rango de funcionamiento exclusivamente eléctrico de un par de kilómetros y a velocidades de hasta 125 km/h. Además, otra tecla activa la función Trail, que aumenta la propulsión del motor trasero (hasta 1.300 Nm de par) al circular por terrenos abruptos.
Un recorrido de pruebas de un centenar de kilómetros, combinando autopista, carreteras comarcales y pistas con nieve –y usando todos los modos de conducción disponibles– ha puesto de relieve las fortalezas del Toyota Highlander: comodidad en carretera y eficacia fuera de ella sin ser un todoterreno puro. Pero, sobre todo, destaca la eficiencia de su mecánica, ya que ha registrado un consumo de 7,2 litros, sorprendentemente cercano al declarado por la marca.
Dos acabados y equipo de seguridad completo
Manejable en carreteras pequeñas a pesar de sus dimensiones, el Toyota Highlander aporta mucha seguridad gracias al sistema Safety Sense de última actualización. El sistema precolisión ha sido mejorado para detectar vehículos que se acerquen de frente y el control de crucero adaptativo ahora reduce la velocidad en las curvas.
La gama en España ofrece dos acabados, Advance y Luxury, con precios respectivos de 59.000 y 70.900 euros. Con el descuento de lanzamiento de la marca, se quedan en 52.000 y 62.900 euros. Además, Toyota plantea una versión Advance con techo panorámico por 52.500 euros: según las previsiones de la marca, supondrá el 80% de las ventas del modelo.
En el acabado Advance, el equipo de serie incluye acceso y arranque sin llave, faros led, climatizador de tres zonas, asientos delanteros calefactables y cargador inalámbrico para móviles, entre otros elementos. Y en el superior Luxury suma la información proyectada en el parabrisas (Head-Up Display), pantalla multimedia de 12,3” y un equipo de sonido JBL Harman de 1.200 W con 11 altavoves.
El Highlander completa por arriba la gama SUV híbrida de Toyota, y dentro de unos meses llegará el más pequeño de todos, el Yaris Cross. Se suman así a la oferta actual de tamaño medio, compuesta por el C-HR y RAV4.
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