Cómo conducir un coche eléctrico para aumentar su autonomía

Para lograr la eficiencia que persiguen, las mecánicas electrificadas requieren adaptar la conducción dependiendo de sus características.

Coche eléctrico

Tecnologías nuevas que también cambian la forma de conducir. Para conseguir la eficiencia que persiguen, las mecánicas electrificadas, que pronto dominarán el mercado del automóvil, requieren amoldar la conducción dependiendo de sus características. Los modelos que exigen una mayor adaptación, en este sentido, son los híbridos enchufables (PHEV) y los coches eléctricos puros.

Microhíbridos

Al conducirlos, no hay diferencia respecto a un coche convencional y pueden ser de cambio manual o automático. Pero ahorran hasta un litro de combustible cada 100 kilómetros si se anticipan las frenadas, levantando antes el pie del acelerador y dejando que el coche avance por su propia inercia. Y, después de las paradas, responden mejor al arrancar por el apoyo eléctrico.

Híbridos

Son todos de cambio automático, lo que facilita su manejo y, en comparación con un coche convencional, solo se diferencian en los modos de conducción que gestionan el reparto de trabajo entre los dos motores: térmico y eléctrico. En general hay que intentar circular el mayor tiempo que se pueda en el modo Eco (Económico), y reservar el EV (Eléctrico) para ciudad y el Sport (Térmico) solo para carreteras con desnivel. Y para cargar más la batería hay que alargar las frenadas, pisando el pedal de forma suave y evitando parar en seco. Por el contrario, hay que acelerar con decisión hasta alcanzar la velocidad deseada y entonces mantenerla sin altibajos.

Híbridos enchufables

Para aprovechar todas sus ventajas, es imprescindible usarlos siempre que se pueda en modo eléctrico y, de forma puntual, recurrir al motor térmico. Lo ideal es realizar los desplazamientos cotidianos solo con electricidad, reservando el depósito de combustible para cuando se agote la pila en un viaje más largo, por ejemplo de fin de semana.

Hay que tener en cuenta que son coches más pesados por sus grandes baterías y cuando empiezan a funcionar con gasolina o gasóleo gastan más que sus homólogos convencionales. En modo eléctrico es aconsejable practicar una conducción eficiente y cargar la pila por las noches para salir con la máxima autonomía.

Eléctricos

Alargar al máximo la autonomía es casi siempre la mayor prioridad en su conducción. No tienen caja de cambio y la respuesta al acelerador es inmediata, por ello hay que manejad el pedal con suavidad y precisión, evitando brusquedades innecesarias.

Su terreno preferido es la ciudad, donde la carga dura mucho más, pero en autovía o autopista conviene moderar la velocidad ya que, a partir de los 100 km/h, el consumo sube mucho. Y para preservar la carga es aconsejable utilizar con frecuencia el modo de conducción Eco y aprovechar al máximo el sistema regenerativo en las frenadas.

Pila de hidrógeno

Se conducen igual que un eléctrico y la única diferencia llega a la hora de repostar. El proceso de llenado es muy similar al de un térmico convencional, pero se realiza en las todavía muy escasas hidrogeneras, en un tiempo de cuatro o cinco minutos.

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