Mantener la pintura del coche intacta, sin ningún arañazo o raspadura, es prácticamente imposible. Por mucho cuidado que se tenga, antes o después aparecerá una antiestética raya surcando la carrocería.
Si tienes contratado un seguro a todo riesgo, repararla no tendrá coste alguno, pero contará como un siniestro, con la posible penalización o repercusión en la tarifa de la póliza.
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Por eso, salvo que se trate de una zona donde la carrocería ya tenga varios toques o alguien haya destrozado a propósito la chapa, lo mejor es evitar el parte. En este caso, hay dos opciones: olvidar el incidente o intentar disimular el rasguño.
Unas valoraciones iniciales
Antes de ponerse manos a la obra, hay que valorar la posibilidad de éxito. No todos los arañazos pueden solucionarse recurriendo a las habilidades personales o los resultados no compensan el esfuerzo. El tiempo que haya pasado desde que apareció el rasguño, su profundidad y tamaño son determinantes a la hora de decidir si merece la pena acometer la misión.
No es lo mismo reparar un arañazo reciente que otro que ya lleva tiempo: el óxido y la suciedad pasan factura y el resultado no será el mismo, por mucho empeño que se ponga.
Por otra parte, los coches tienen varias capas de pintura, habitualmente tres: una imprimación, que se aplica sobre la chapa para prevenir la aparición de óxido y corrosión; una capa de color; y, por último, un barniz o laca. Por eso, ocurre como con las heridas sobre la piel: cuanto más profundo sea un arañazo, más difícil será disimularlo.
Alternativas en el mercado
Si te animas a dar el paso, en las tiendas encontrarás diferentes soluciones para hacer desaparecer los rasguños de la carrocería. En cualquier caso, no olvides que son remedios cuya efectividad está condicionada por el tipo de arañazo de que se trate: acudir al taller puede ser obligatorio en algunos casos.
Escojas un remedio u otro, no olvides que antes de aplicar el producto debes limpiar y secar bien la zona que vayas a reparar.
- Pulimento o ‘polish’. Es el producto más utilizado y los resultados son más que aceptables siempre que el arañazo no sea muy profundo; en tonalidades claras el acabado es sensiblemente mejor. Hay distintas opciones de pulimento, dependiendo de lo que quieras conseguir. Los más básicos son las pastas eliminaarañazos: además de económicas, son muy sencillas de utilizar, basta con usar un paño de microfibra o una esponja. Para lograr un mejor acabado, escoge un kit de pulido: incorporan el producto para pulir y eliminar los arañazos, lija y esponja. En cualquier caso, no escatimes en el presupuesto y elige un pulimento de buena calidad.
- Rotulador. Es una solución rápida para reparar rasguños pequeños, pero no esperes grandes resultados. Ten en cuenta que debes escoger un rotulador que con el mismo color que el coche: si es blanco o negro no habrá demasiados problemas, pero para otras tonalidades será más complicado. A favor, la sencillez de uso y su precio.
- Paño reparador de arañazos. El producto es un pequeño paño o manopla impregnado en un pulimento que se aplica directamente sobre la carrocería una vez esté limpia. Disimula pequeños arañados, pero no los repara; si son profundos, los efectos apenas se notan. Sirve para abrillantar más que para otra cosa.
- Pintura en espray. Los colores de las carrocerías son tan variados que dar con la pintura exacta puede resultar complicado. Lo mejor para evitar disgustos es hacerse con el código del color del coche y con él encargar la pintura a un fabricante. El código es una pegatina con una combinación de letras y números –o solo números o letras– que suele estar bajo el capó o en el maletero, en el hueco de la rueda de repuesto. Antes de utilizar el espray, no olvides proteger la zona próxima al arañazo con cinta de carrocero. Después, pulveriza con cuidado y a la distancia marcada por el fabricante, hasta cubrir por completo el rasguño.
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