Qué son los semiconductores y por qué afectan tanto a la industria del automóvil

La progresiva irrupción de la electrónica en el automóvil ha hecho necesario incorporar a su fabricación innumerables circuitos semiconductores, también conocidos como microchips. Y son culpables, en buena medida, de la crisis actual de la automoción.

La escasa disponibilidad de materias primas (sobre todo silicio), la actual tensión geopolítica y un acusado desequilibrio entre la oferta y la demanda han desencadenado una tormenta perfecta que amenaza a largo plazo a la mayoría de los fabricantes.  

De una forma genérica, un semiconductor es un compuesto químico en estado sólido que puede conducir la electricidad bajo algunas circunstancias, pero no lo hace en otras. Unas propiedades que hacen comportarse a estos componentes a veces como cualquier conductor eléctrico similar a los metales y otras servir como aislante, interrumpiendo la corriente.  

Hoy día, la vida cotidiana transcurre rodeada de infinidad de semiconductores. Están presentes en casi todos los aparatos electrónicos que se manejan a diario, como los teléfonos móviles, los ordenadores, los televisores, las tabletas, las consolas o los electrodomésticos. 

La competencia de las industrias tecnológicas

Pero también son imprescindibles para gestionar la cada vez mayor tecnología embarcada en los modernos vehículos, y por ello los fabricantes necesitan un suministro constante y cada vez mayor de estos minúsculos componentes.  

Una necesidad que se ha hecho ineludible para las marcas, que además se agrava por una dura competencia con las pujantes industrias tecnológicas. Estas acaparan gran parte de la producción mundial de semiconductores y además están en disposición de pagar mejores precios por obtenerlos. 

Sin embargo, los automóviles ya no pueden prescindir de estos diminutos circuitos integrados, porque se han convertido en esenciales para asegurar multitud de funciones del vehículo. Desde la propia gestión del motor hasta los dispositivos de conectividad por satélite, pasando por los sistemas de seguridad del vehículo, las ayudas a la conducción a la conducción o la climatización. Todos los circuitos electrónicos requieren funcionar la intervención de los semiconductores. 

Crisis sanitaria y la guerra de Ucrania

Y la llegada de la electrificación y la conducción autónoma están aumentando exponencialmente esta dependencia de los fabricantes frente a los proveedores; que son escasos y con una producción altamente especializada que solo se puede llevar a cabo en plantas más parecidas a un laboratorio que a una fábrica convencional. 

Por otro lado, la pandemia de la covid y más recientemente la guerra de Ucrania también han contribuido a ralentizar (e incluso a paralizar) la cadena de suministro. Así, la escasez mundial de semiconductores, que se inició durante la crisis sanitaria por los cierres por confinamiento de las fábricas chinas, no tiene visos de mejorar a medio plazo. 

Además, los nuevos hábitos de teletrabajo, que requieren una mayor digitalización, la implementación de las redes 5G y una creciente demanda de dispositivos electrónicos en el ámbito del ocio han situado a los semiconductores en el ojo del huracán. 

Subida de precios y listas de espera

Para los fabricantes de automóviles, las consecuencias de esta penuria de suministro no se han hecho esperar. En Europa, la venta de coches en la primera mitad del año ha descendido un 15%, retrocediendo así a niveles de finales del siglo pasado.

Además, los precios han acusado subidas generalizadas debido al encarecimiento de las materias primas y la producción industrial se ha ralentizado. Como consecuencia, también se han retrasado las entregas a los clientes, impidiendo a los fabricantes cumplir con una lista de espera que, según la marca afectada, puede demorarse desde unos meses hasta más de un año en el caso de algunos modelos más exclusivos. 

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